Dolor

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Nunca te preparan para estas cosas. Nadie te prepara para semejante dolor. Llega sin avisar y sin un motivo el cual sea comprensible. Te duele, ahí, donde más daño hacen las cosas, y no es en el corazón, sino en el alma. ¿Sabes lo que duele que te apuñalen tu propio vacío? Mejor dicho, ¿cómo? La sensación es la misma que si te pagan un tiro y se te quedase la bala incrustada en el alma, pero no te mueres en el momento. No. El dolor que sientes cuando se te mete una bala en el cuerpo, ese dolor perdura hasta el día de tu muerte, consumiendo tu triste existencia poco a poco, persiguiéndote durante el resto de tu vida como si de tu sombra se tratase.
Lo único bueno de esto (o lo mejor que se puede pensar), es que cada día que pasa, es uno menos en el que sufres. Moriré con el alma hecha polvo, pero ya no existirán más el sufrimiento, el dolor, el delirio y el miedo. Ni siquiera el insomnio.

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