No sabéis a quién estáis mirando. Estos ojos no son los de un ángel. Tampoco los de un demonio. Muchos dicen lo contrario. Ángel para algunos, demonio para otros, pero no menos compleja que ellos. Y tan sobrenatural creen que soy, que ni se atreven a intercambiar palabra, y cuando se apagan las luces, huyen. No me importa, tampoco les quiero (ni les quise).
Pero tengo un secreto. Una vez me miraron, y en ese momento, lo más bonito de mí, era el reflejo de aquel rostro encerrado en mis ojos. Y tanto deseé (y seguiría deseando) que no se alejase, que los ojos de ese rostro, clavados en los míos, se adentraron tanto en mí, que sentía que iba a desaparecer, convirtiéndome en luz.
El resto piensa que soy un ángel o un demonio, y puede que no se equivoquen. Pero lo que nunca sabrán, es, que sólo cuando esos ojos se funden en mí, soy humana. Y si me encuentro entre sus brazos, me vuelvo vulnerable, pero más protegida que nunca.
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Susurros
RandomEsto es sólo el diario de las emociones de una chica adolescente con exceso de pensamientos, plasmados en tinta y palabras.