Capítulo VIII: Un nuevo comienzo

2 0 0
                                    


Al fin, luego de dos largas semanas salimos de esa enorme sala, me sentía poderoso, aunque no logré derribar a Alpha puedo decir que conseguí soportar su entrenamiento intensivo, aunque mi mano derecha sufrió un poco al romperse los primeros días. Alpha se despidió de mi y se fue a su despacho a arreglar papeles y poner un poco de control en la base de La Orden, dejó que fuera a caminar un poco y a volver a casa, pues Sky me estaba esperando.

- Hey, ¿Tan pronto te vas?- Dijo Liz a toda velocidad en su silla de ruedas.

- Sí, necesito ir a casa, quiero ver a Sky.

- Suenas bastante ilusionado, te dejaré ir a casa con una condición.- Dijo con esa mirada retadora que la caracterizaba.

- A ver, te escucho.

- Derrota a un recluta molesto en la sala de combates, está siendo bastante arrogante y me sacó de mi silla de ruedas por intentar detenerlo...- Señaló un moretón en su brazo izquierdo- Esto me lo hice al caer, no quiero herirlo pues mis poderes pueden lastimarlo de más, pero tú puedes hacerlo.

- Llévame hasta él.

Me sentí bastante frustrado, odio que lastimen a mis amigos y mucho más si es una mujer de quién se trata, aunque Liz no tenga muchos aspectos femeninos. Ambos recorrimos el pasillo en silencio, la noté un poco triste pero debía ser por el golpe y la frustración de no poder hacer nada, pues lo que dice es cierto, sus poderes al momento de torturar son impresionantes, son bastantes destructivos al cuerpo, además de que si lanza una placa de acero encima de él dudo que el chico se levante de nuevo, o viva.

- Es él.

Liz señaló a un chico bastante musculoso, parecía que fuera un físico culturista y no le envidiaba nada a uno, levantó a dos pulsadores y los lanzó a través de toda la habitación, Liz reaccionó y movió el acero de las paredes para frenarlos en el aire y bajarlos. Yo me lancé hacia la fosa en donde se combatía y el giró bruscamente, como si fuera a matarme por solo haber entrado a la sala.

- ¿Quieres luchar? ¿Por qué te entrometes en mi pelea con esos dos novatos?- Dijo con una voz bastante grave y fuerte.

- Vine a ver que sucedía contigo, lastimaste a mi amiga.- Dije señalando a Liz.

- Oh, esa sin piernas, no es difícil bajarla de su silla, y tú te ves bastante debilucho también, no deberías estar aquí niño.- Dijo retándome.

- ¿Perdón? Creo que no oí bien... ¿Insultaste a Liz?- Dije furioso, su tono fue muy despectivo.

- Sí y creo que tampoco oíste mi frase anterior- Dijo acercándose hacia mi- Lárgate de aquí, pequeño.

Me tomó por el cuello y justo cuando iba a apretar su mano para ahorcarme, perdí los estribos.

- Te equivocaste de persona, pequeño.

Tomé su mano y empecé a apretarla hasta romper su muñeca, como si se tratara de una goma, entonces con sólo una mirada lo impulsé hacia atrás. El impacto hizo que se incrustara en el acero de la fosa, pero se levantó de allí y sus heridas empezaron a sanar, pero su mano seguía colgando... Se dispuso a golpearme, viniendo hacia mi a toda velocidad, parecía un toro a punto de cargarme.

- ¡Lamentarás haber hecho eso!- Sus ojos se blanquearon y cada vez venía más y más rápido y con más fuerza.

- ¡Dylan, cuidado!- Gritó Liz preocupada, a punto de usar sus poderes para detenerlo.

Lo vi claramente, mis neuronas estaban trabajando súper rápido de manera instintiva, vi como su puño se acercó hacia mi rostro y podía apreciar la fuerza que tenía, pero no tenía miedo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 15, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Eternal SourceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora