Capítulo 17. - Temporada II.

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Sé que es un capítulo cortito, pero esta semana podré actualizar antes.

Espero que lo disfruten. 

Bless. ;*

...

Respuestas.

***Narra Abby***

- Katherine... - alcé voz y ésta abrió sus ojos sin moverse de lugar. – Tú y yo tenemos que hablar. – Soné lo más fría y serena posible.

Se intentó sentar, y con dificultad lo logró.

- ¿Hablar? – dijo con voz baja y cabizbaja. – Por favor, Abbigaíl. – Sonrió irónica. – Sabes que no tenemos nada de qué hablar, a no ser que sea de Damon. – Levantó la cabeza y me miró con su típica mirada. –

Sí, sentí esas ganas de entrar y romperle el cuello. Pero me contuve.

- Solo quiero saber, por qué viniste hacia acá y sola. – Me crucé de brazos, mirándola desafiante. –

- Para recuperar el amor de Damon. – Se burló. –

- No estoy jugando, Katherine. –

- Ni yo. Pero veamos... ¿qué más podría estar haciendo aquí? – Hizo que pensaba, y se puso de pie. – Oh, sí. – Se acercó a velocidad vampírica contra la puerta, y se asomó por la pequeña ventana que nos separaba, posando sus manos sobre las rejas. – Eso... - señaló mi vientre. – Por eso me han traído de nuevo a la vida. ¿No entiendes verdad? – Fruncí el ceño. – Claro, era de esperarse. – Se alejó y comenzó a caminar con cautela por el calabozo. – Esos niños serán nuestra perdición, incluyendo la tuya. –

- ¿De qué hablas? Aún no nacen y piensas que querrán matar a los vampiros. – Reí. – Es un mal chiste, Katherine. –

- Sigues sin entender, Abbigaíl. Esos niños serán los que te destruyan, a ti, a mí, a Damon... - Alzó la voz. – Tus hijos y el de Hayley, están destinados a que sean nuestra extinción. – Tragó saliva. – Eso dice la profecía. –

¿Profecía?

¿De qué demonios habla?

Creo que la verbena le ha hecho demasiado efecto, y dice cosas sin pensarlas.

Se está volviendo loca.

- Creo que el hambre te está dañando. – Le dije. – Adiós. –

Antes de salir, gritó desde el encierro.

- ¡Te darás cuenta, Abby! ¡Pero para cuando lo hagas, será demasiado tarde! – Me paré en seco un segundo, pero sacudí mi cabeza y continué con mi camino. –

Davina tenía razón... no debía confiar en ella.

Apenas me asomé por el living, se encontraba Damon sentado en su sillón preferido con las piernas cruzadas y un vaso de Bourbon en su mano derecha.

- Me podrías explicar ¿qué hacías con esa psicópata? – Preguntó serenamente. –

Es probable que haya oído toda o parte de la conversación, ¿qué saco con mentir?

- Necesitaba aclarar un tema. – Le dije acercándome más. –

- Bien, eso es bueno. – Dijo dejando el vaso con su trago preferido sobre la mesa de centro. –

¿No me preguntará más?

- Tengo algo que contarte. – Se acercó a mí, y me tomó por la cintura. – Hemos encontrado la forma de que nuestros hijos no se tengan que sacrificar el uno al otro. – anunció plenamente seguro. –

- ¿De qué hablas? ¿Podrías ser más específico? – Dije. –

- Eso... que ya tenemos la manera de deshacer el ritual, pero no te gustará la manera. –

Fruncí el ceño.

- Basta de rodeos, Damon. Dime qué es lo que hay que hacer. – Puse mis manos sobre mi cintura, como un jarrón. –

- Bueno... sobre eso... -

- Debemos hacer un hechizo para traspasarle el "ritual" a otra persona... pero no es a cualquier persona, eso deberías de saber Abby. – Apareció Stefan desde la escalera e intervino. –

- Eso quiere decir que... - me separé de Damon para quedar entre ambos hermanos. – No, no pueden hacer eso. – Los miré a ambos. –

- Abby, entiende que es la única opción. – Señaló el ojiazul. –

Dios... ¿cómo podré hacer eso?

Pero pensándolo de otra manera, es eso o que mis bebés mueran.

No, no quiero eso.

Pero sé que a la otra persona que le trasferiremos el hechizo tampoco querrá.

¡Maldición!

Esta es la situación más incómoda del mundo.

- Esperen... Entonces, ¿Qué "ingredientes" específicamente fueron Davina y Kol? –

Ambos hermanos se miraron, ¿no responderán?

- No es a cualquier mujer que necesitamos para eso, como dije recién. – acotó Stefan. – Debe ser una bruja, de tu mismo Aquelarre, y... debe estar esperando gemelos. –

- ¡Eso es imposible! – Sollocé. - ¿Quién más se embarazó, y justamente de gemelos? – Pregunté enojada. –

- Esa es otra de las cosas que iba a contarte... - Damon tragó saliva. - ¿recuerdas que fuimos por la anciana que nos dijo Bonnie? – Asentí. – Ella nos contó que la única forma de que nuestros hijos se salven es traspasando al hechizo a una bruja, exactamente igual que tú. El problema era ¿cómo encontrarla? Y para eso... tuvimos que usar la fuerza. – Bromeó. – Davina y Kol, ya tienen las indicaciones de dónde encontrarla. No tardarán en traerla. – Me dedicó su típica sonrisa torcida. –

- Eso no me deja tranquila. – Me senté en el sillón en el cual estuvo Damon sentado. – Recién, cuando conversé con Katherine, me dijo algo que no me deja de dar vueltas por la cabeza. – Bajé la mirada. – Dijo que nuestros bebés serán nuestra perdición, al igual que el bebé que espera Hayley. – Continué mientras ambos me miraban en completo silencio. – Dijo también, algo sobre una profecía... ellos serán nuestra extinción. –

Damon no paraba de reírse. No entendía el por qué, pero me molestó.

- ¿cuál es el chiste? – Gruñí. –

- ¿En serio le creerás a esa psicópata? – Se paró frente de mí, y se agachó. – No le creas, pequeña. Miente. – Aseguró. –

Intenté confiar en él, debería tener razón... pero... la puerta suena, no una, sino, varias veces, como si estuvieran arrancando de alguien.

Stefan corrió a abrir, algo debe andar mal.

- Stefan, necesito tu ayuda. – Oí la voz de una mujer, lo bastante conocida a mi parecer. -

 -

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The Secret; Hereje [2] | Damon Salvatore [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora