CAPITULO III

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-Ya pasó- me dice Nicolle -Tranquila nena sólo fue un mal sueño- me dice preocupada

Hace 15 minutos que desperté, y no puedo dejar de llorar. No puedo, por que lo sentí tan real otra vez. Siempre me he preguntado ¿Por qué a mi? ¿Que hice para merecerlo?
Seco mis lágrimas, pero éstas son reemplazadas rápidamente por otras. Y me siento nerviosa. ¿y si vuelve a ocurrir? Noo! No puede volver a pasarme. No otra vez.

-Abiiiii!! - grita Nicolle- hace horas te estoy hablandio, ¿No me escuchas?

La volteo a ver pero no puedo dejar de llorar, ya no!! Como poder si eso fue feo. ¿Como pudieron? Y ¿Por que!? Mierda! ¿Por que a mi? Ahorita sólo quiero desaparecer, quiero estar sola, quiero irme.

Me levanto del sofá de un brinco y nicolle se asusta. Tomo un sorbo de agua y me dirijo a la puerta. Nicolle corre tras de mi y me agarra del brazo

-Ah no, si piensas que te voy a dejar ir así estas muy equivocada, no puedo Abi- dice con cara de enojo pero a la vez de preocupación.

La volteo a ver de una forma muy molesta. Y ella se da cuenta de que en este momento es muy peligroso que esté acompañada. Da un paso atrás y me dice:

-Cuidate porfavor, te llamo luego-

Asiento a medias con la cabeza y salgo caminando muy rápido de la casa de Nicolle, duro unos segundos así, y luego empiezo a correr y correr. Mis lágrimas no cesan y no puedo parar de pensar en esos días. Desde esa vez todo se volvió una mierda para mi. Corro sin fijarme en las calles. Necesito llegar a un lugar rápido. Corro, corro y corro. Miro algo borroso debido a las lágrimas que no dejan de bajar. Necesito encontrar ese lugar.

Corro, corro y corro. Hasta que por fin llego. Saco la llave de mi bolsillo trasero y corro hasta el ascensor. El ascensor sube los 30 pisos y salgo hecha una bala, no dejo de pensar, llego a la puerta #714 y abro a toda prisa, cierro de un portazo y grito.

Grito con todas las fuerzas que tengo. Grito y empiezo a tirar todo al suelo, sin parar de llorar. Tiro la mesa marrón de caoba que está en el recibidor, los jarrones caen y los pateo. Doy vueltas y lloro y lloro. Sueno con todas mis fuerzas el suelo con los pies. Sigo gritando y llorando. Corro por el cuarto y agarro los retratos. Los lanzo al suelo a todos menos a uno. Que al verlo me hace calmarme un poco pero llorar más. Agarro el retrato de mi padre. Ese día, fue uno de los mejores de mi vida. Mi mamá se había ido de viaje por el trabajo y nos había dejado un mes solos. Mi papá pasó a recogerme al cole y me llevó a la playa. Pasamos toda la tarde en la playa, vimos el amanecer, y luego fuimos a cenar a uno de los restaurantes más lujosos que existían en ese tiempo. Luego llegamos a casa y nos sentamos en el sofá a ver una de nuestras películas favoritas, mientras yo me quedaba dormida en su regazo. Fue perfecto. El era perfecto. Al recordar eso, siento ese dolor que he sentido desde que lo perdí, ese dolor desde que me ocurrió las cosas malas, ese dolor que siento desde hace un tiempo atrás y que me hace sentir que me estoy muriendo. Siento como si me arrancaran el corazón y todo rastro de sentimientos que hay en mi se esfuman. Cierro los ojos al dejar caer las últimas lágrimas, y mi último suspiro de agonía. Mientras todo se vuelve gris y se aleja y se acerca. Mis piernas tiemblan, el mundo me da vueltas y el aire me falta. Mi corazón se acelera, y se vuelve lento a la vez, los latidos van más y más fuertes. Doy un paso sabiendo que será un día más. Al darlo me desplomo en el suelo y se que llegó la hora. Todo se vuelve negro y lo último que logro escuchar es la puerta abriéndose y una voz gritando mi nombre.

-Abiiiiiiiiiii......

***

Capítulo corto!

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