1. No recuerdas

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Kagome Higurashi iba como siempre al senguko, después de que visitara a su madre, hermano y abuelo, saltó al pozo y la luz violeta rosada la envolvió.

—Ya estoy aquí—murmuró la joven con mucho entusiasmo.

Caminó por el bosque hasta el árbol sagrado, subió donde un día se encontraba Inuyasha flechado.

—Aquí te conocí—susurró la joven—espero jamás arrepentirme porque apareciste en mi vida.

Caminó hacia la aldea de la anciana Kaede, muchos aldeanos la conocían y la querían mucho ya que ella tenía un corazón realmente puro.

—Ya llegué—grita ingresando a la cabaña de la anciana Kaede.

—Mi niña que bueno que estés devuelta—dice la anciana Kaede alegre.

—¿Cómo estás anciana Kaede?—pregunta la joven, siempre mirando el bienestar de otras personas.

—Yo muy bien Kagome—le respondió con una sonrisa sincera.

—¿Y los chicos?—pregunta al notar que sus amigos no se encuentran.

—Ellos están peleando contra un monstruo—murmura Kaede algo distraída.

—¿Volverán pronto?

—Si.

Pasó la tarde hablando con Kaede hasta que sus amigos llegaron.

—Kagome—grita una feliz Sango abrazando a su amiga.

—Hola Sango—dice devolviéndole el abrazo.

—Qué bueno que este aquí señorita Kagome—dice Miroku.

—Si, gracias.

—Kagomesita—dice el pequeño Shippo.

—Hola Shippo—Kagome lo abraza—¿dónde esta Inuyasha?—en ese mismo momento todos sintieron una gran energía demoniaca, salieron corriendo a donde estaba la energía demoniaca. Encontrándose a Naraku e Inuyasha.

—Inuyasha—llama Kagome.

—Kagome, tengan cuidado—alerta Inuyasha.

Naraku ataca a Inuyasha con una espada, e Inuyasha usa la tesseiga utilizando el viento cortante.
Kagura también estaba allí, hizo su ataque de danza de las cuchillas y Sango utilizo el hiraikotsu, esquivando las cuchillas.

Narra Kagome.

Tomé mi arco y las flechas empezando a atacar, Naraku envió un ataque hacia mi e Inuyasha se desconcentró por lo que Naraku envió también un ataque a él.

—¡Osuwari!—grite con todas mis fuerzas e Inuyasha besó el suelo.

—Que vergüenza híbrido, que una humana te proteja—se burla Naraku.

—Cállate infeliz—dice Inuyasha y agita la espada—viento cortante—grita con todas sus fuerzas. El ataque no le dio a Naraku, pero eso lo aprovecho para atacarme y enviarme lejos, haciendo que me golpee con una roca en la cabeza y luego todo se torno oscuro.

Narra la escritora.

—Nos volveremos a ver Inuyasha—dijo Naraku antes de desaparecer.

—Kagome—Inuyasha mueve a la joven pero ella no hace nada—maldición Kagome no me hagas esto—Inuyasha percibió el olor a sangre de Kagome y se la llevó a la aldea enseguida. Pasó toda la tarde y Kagome no despertaba. Inuyasha salió hacia el árbol sagrado ya que le desesperaba ver a Kagome en ese estado.

Narra Kagome.

Abro los ojos lentamente, me duele mucho la cabeza y mi cuerpo pesa. Siento que tengo la cabeza vendada, ¿que pasó?, es lo último que recuerdo. Cuando logro acostumbrarme a la luz miró a mi alrededor, ¿donde estoy?, yo no conozco este lugar, me levanto rápidamente lo cual fue una mala idea ya que me sentí mareada enseguida. Veo entrar a personas que jamás en mi visto he visto.

—Kagome, que bueno que despertaste—me dice una chica bonita, yo sigo atontada, ¿me conoce?, claro que me debe conocer dijo mi nombre, aunque la pregunta es ¿de dónde?

—Señorita Kagome ¿se encuentra bien?—dice ahora un chico con un ¿pañuelo en la mano?, y esa ropa extraña que tienen, por kami (Dios se significa kami en japonés), estamos en pleno siglo XXI. Me quedo en silencio, luego entra un niño.

—Kagomesita, ¿te encuentras bien?——observo mejor al niño, y los niños no tienen cola, ¿o si?

—Kagome, ¿qué pasa?—pregunta la chica preocupada.

—¿Quiénes son ustedes?—sus ojos se cristalizan y lágrimas caen por ellos.

—¿No recuerdas nada?—niego con la cabeza y ella llora mas fuerte.

—¡Quiero estar con mi madre y mi papá, ellos están esperando un bebé necesito ir y estar con ella!

—Kagome, tu hermano nació hace mucho, debe de tener ocho años—dice la chica, y yo la miro como si esta loca, me miro y noto algo, soy mayor, estoy grande, no soy una niña.

—Quiero ir con mi madre—digo firme con lágrimas en los ojos.

—Kagome—susurra la chica.

—¡Que quiero ir con mi familia!—grito enojada, ellos asienten.

—Kirara—grita la chica—lleva a Kagome al pozo—la gatita se convierte en una gata gigante y mi corazón se paraliza.

—¿Qué es eso?

—Es mi gata, ella se transforma—habla la chica bonita como si fuera lo más obvio.

—Esto es de locos—susurro para mi misma, me monto en la cosa de dos colas y comienza a volar. ¡Volar! Me volví loca, luego de un rato llegamos a un pozo, la cosa de dos colas se vuelve nuevamente en la hermosa gatita.

Miro el pozo, ¿ahora tengo que entrar aquí?, no lo pensé mas y me lancé, una luz rosada con violeta me cubre y luego pasa...

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora