11.Un beso y un rechazo

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Narra Inuyasha

Emprendimos nuestro viaje al lado norte como ya había dicho Kikyo, en el camino todo fue en silencio, todos estábamos envueltos en nuestros propios pensamientos.

—Inuyasha—la voz de Kikyo me saca de mis pensamientos.

—¿Si?—la miro esperando que continúe.

—Usted también sintió la presencia señorita Kikyo—estaba tan envuelto en mis pensamientos que no me di cuenta que había un horrible olor a Naraku.

—Es Naraku—aviso y todos nos ponemos en modo de defensa.

—Hola Inuyasha...mucho tiempo sin vernos—Naraku aparece acompañado de Kagura.

—¿Dónde esta Kagome?—pregunta Sango antes de yo hacerlo.

—Kagome, perdón mi...novia se encuentra muy bien en el castillo, ¿sabes Inuyasha?—sé que lo hace para enfurecerme y lo está consiguiendo—que rápido reemplazaste a Kagome, por lo menos pensé que de verdad era importante para ti. Y mira, solo hizo irse y la cambias por una muerta—Naraku empieza a reír y Kikyo levanta su arco colocando una flecha en dirección a Naraku.

—¿Qué pretendes Naraku?—la voz de Kikyo no deja de ser calmada y fría.

—¿Qué pretendo?—Naraku coloca una mano en su barbilla para parecer que piensa—ya sé que pretendo, o mejor dicho que quiero—sonríe maliciosamente.

—¿Y qué quieres Naraku?—ésta vez es Miroku quien pregunta y sé que quiere mandar a Naraku a su vórtice. Naraku también nota las intenciones.

—Yo que tu no lo hago monje—un ejercito de insectos venenosos aparecen en nuestro campo de visión.

—Maldito—escucho a Miroku susurrar.

—Bien, lo que quiero es una pelea entre Kikyo y Kagome—todos nos sorprendemos ante lo que quiere Naraku.

—Sabes muy bien que acabaría con ella Naraku—dice Kikyo muy segura de ello y yo no tanto. Kagome está más fuerte y más ahora que crea armas cuando quiera.

—No estés tan segura—esta vez es Kagura quien habla.

Sin que nadie se lo espere hago que el ataque del viento cortante, haciendo que la marioneta de Naraku deje de existir.

—Astuto Inuyasha—ahora el verdadero Naraku sale de los árboles.

—¿Dónde esta Kagome?—pregunto furioso.

—Kagome—de los árboles sale Kagome, es ella, es su aroma. Camina hacia Naraku sin que nadie se lo espere besa a Naraku.

Narra Kagome.

—¡Allá voy!—grito para atacar, Hakudoshi también ataca sacando una alabarda y atacándome con ella. La alabarda y la espada que acabo de crear chocan provocando un ruido molesto. Me lanzo hacia atrás y Hakudoshi mueve la alabarda como si fuera un abanico provocando que salgan bolas de fuego de ella.

Corro tratando de buscar refugio, pero parece imposible, logro esquivar muchas pero una me da en una de las piernas haciéndola arder.

Ángel De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora