No Carta: "Louis"

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A Louis se le estaba acabando la paciencia.

—Isaac —intentó hablar calmado—. Dame las demás cartas, no sé cuántas son pero dame las cartas.

Isaac lo miró a los ojos y luego, miró al suelo. Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas pero a Louis eso no le importó.

—¡Isaac! —exclamó dolido—. ¡Joder! ¡Qué me des las cartas!

—¡Cállate! —exclamó enojado Isaac tomándolo del cuello de la camisa y chocando su espalda contra la pared helada. Louis se asustó pero no se acobardó—. ¡Pensé que me querías sólo a mí! Pero... pero se ve que no lo has olvidado.

No puedo olvidarlo y no quiero olvidarlo. Entiende. Dame la carta —dijo Louis con la voz apunto de quebrarse.

Isaac lo soltó y no dijo nada.

Louis molesto comenzó a revolver todo en su casa. Comenzó a buscar la otra carta, porque sabía que en algún lado estaba. En algún lado debía estar aquella carta y quería leerla, más bien, deseaba leerla.

—Louis... basta. Sólo... joder, dejar de buscar. Louis... ¡Louis! ¿Vas a terminar conmigo?

Louis volteó totalmente enojado, y exclamó:

—¿Terminar contigo? ¿Y a ti qué te parece? Isaac... ¿tienes una idea de lo que has hecho?

—¡No es tan grave! ¿Por qué te afectaría? Se supone que estás conmigo.

—¡Se supone que tú me querías y me ocultaste algo importante para mí! ¡Sabías cuánto Harry significa para mí y aún así lo hiciste!

—¡Para de una vez! ¡Debes estar conmigo!

Louis cerró los ojos y respiró hondo. Necesitaba las cartas aunque así sea una. La carta que había encontrado había cambiado algo en él y necesitaba la otra. Definitivamente. E iba a explotar si Isaac no le decía dónde estaba.

No le importó su presencia y siguió buscando. Se dirigió hasta la cocina y paró para mirar a su alrededor. Sus ojos pararon en el cesto de basura y fue directamente hacia allí. Revolviendo los papeles que se encontraba en ese lugar.

La encontró.

Milagrosamente la encontró.

Lo desdobló para leer pero Isaac llegó y lo empujó, aunque Louis guardó rápidamente la carta en su bolsillo trasero.

Se encontraba en el suelo y encima de él estaba Isaac.

—¿Crees qué puedes romperme el corazón?

—Tu corazón está roto, Isaac. Siempre lo estuvo —musitó Louis—. Sólo me querías para llenar el vacío que tienes dentro de ti.

—Igual que tú.

—Di la verdad. Sólo me querías para tener sexo.

—No es cierto, Louis. Yo... yo pensé que podía empezar de nuevo.

—¡Y yo también! ¡Pero no puedo, Isaac! ¡No puedo porque amo a Harry! ¡Lo amo! —exclamó a punto de llorar.

A Isaac le tembló el labio inferior y soltó a Louis haciendo que levemente chocara su espalda contra el suelo. Se separó de él para largarse de allí.

Louis se levantó y lo tomó de la muñeca.

—Yo... Isaac, espera. Yo... no quería reaccionar así pero no m-

—¿Pero qué? ¿Piensas qué porque soy un malvado te escondí las cartas? ¡Lo hice porque quise qué te olvidaras de él! ¡Quise qué sólo me quisieras a mí! Quería... quería que alguien volviera a quererme otra vez.

—De acuerdo. Lo sé, yo... ugh pero yo no soy Kim. Yo no soy ella.

—Lo sé y yo no soy Harry —dijo Isaac con la voz quebrada soltándose del agarre de Louis.

Tomó la cintura de Louis para besarlo por última vez pero el castaño bajó la cabeza. No... eso no debería pasar más. Debía hacer lo correcto a partir de ahora, o más bien lo que a él le pareciera correcto.

—Bien.

Luego de eso, Louis escuchó un portazo haciéndolo sobresaltar.

—Oh Dios, soy un monstruo —se dijo a sí mismo.

Se sentó algo desconcertado en el sofá haciendo un sonoro ruido con el papel que se encontraba en su bolsillo trasero.

Lentamente sacó el papel de allí y luego atentamente... comenzó a leer la carta número 37 de Harry.

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CARTAS PARA TI | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora