Prólogo

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¿Un nuevo empleo?

La idea se escuchaba bien, aunque si lo admitía, le gustaba el que tenía en ese momento.

Las mujeres ardientes de voz amable que sacudían su cadera de esa forma cadenciosa mientras se esforzaban por mejorar todos los días en otras áreas como la elasticidad y el movimiento, siempre le parecieron agradables; su humor era picante y sublime, una mezcla perfecta entre la dulzura y la travesura.

A ellas les gustaba verlo con poca ropa y el también disfrutaba verlas con su ropa especial para la situación, la cual siempre les recordaba utilizar.

Tal vez podría poner una demanda por acoso sexual pero, ¿a quién le importaba? Sabía que a esas mujeres les gustaba su cuerpo y el se divertía con ellas, y algunas veces recibía regalos de su parte así que ambos tenían la culpa.

Su relación siempre fue así desde el inicio.

No pudo resistirse a sus encantos.

¿Qué hombre, mujer o niño no había caído por una mujer de esa clase alguna vez en su vida?

Una nueva oportunidad se estaba presentando ante él, pero no estaba muy seguro de tomarla.

¿Estaría dispuesto a abandonar a esas gatitas salvajes? No estaba seguro de ello, puesto que ya tenía un par de años enseñándoles varias cosas a todas ellas, así como estas a él... sabía que lo suyo había iniciado por dinero, pero poco a poco aquel motivo fue quedando atrás; disfrutaba complacerlas y que estas le respondieran de la misma forma haciendo gala de sus esfuerzos.

Su sentido del humor, su picardía y sus años de experiencia en distintas áreas debido a la madurez, lo habían atrapado.

Las quería a todas ellas.

¿Estaría bien con el hecho de cambiar radicalmente su agenda por aquel empleo? Sabía que sería difícil, sobretodo cuando salía a comer algunos días en la semana con Beatriz, Susan o Muriel; tener conversaciones privadas después del trabajo con Lyn, Antonella o Gabriela; darle apoyo a Denali, Sun Hee o Misaki y esas eran solo unas cuantas, había al menos doce mujeres en su vida en última instancia luego de que una volviera a Alemania y otra a España.

Estaba seguro de que ellas querrían lo mejor para él, al igual que a la inversa, pero temía dejarlas abandonadas.

¿Se acostumbraría a otro lugar luego de que viviera tanto tiempo en aquel país? Sabía que podía adaptarse a la situación como un camaleón, pero le gustaba la vida que ya llevaba.

Ellos dijeron que se vería bien en su expediente...

Ellas dijeron que lo seguirían amando.

¿Cómo negarse entonces? Al parecer tendría que intentar tomar aquel empleo, solo que no estaba seguro sobre quién sería aquella persona, después de todo tenía estándares altos y gustos particulares. Estaba acostumbrado a las féminas, luego de estar en el rubro aquello llamó su atención... ¿chicas jóvenes? No eran particularmente de su agrado, el prefería algo menos estilizado y que no pareciera una muñeca de aparador con ropa seleccionada cuidadosamente, maquillaje aplicado por un experto en un centro de belleza y cabello recién peinado.

Si... lo suyo eran las mujeres de edad avanzada, abuelas específicamente, pero quizás debía probar nuevos horizontes, ¿no?


Un extraño doctor en la casa del primer ministro {YeHyun/KyuSung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora