Capítulo 3

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Patrick se ha vuelto amigo de todos, hasta de Noah, que es el selectivo de la clase. Es muy divertido, pero yo no quiero amigos nuevos. Me gustan los que ya tengo. En unos días será el baile de primavera pero jamás me ha interesado ir.

Noah: ¡Deberíamos ir los tres!
Karen: ¡Yo quiero una cita, Noah! Y estoy pensando en invitar a Patrick, ¿sabéis si va con alguien?
Noah: ¡Ostia, Karen! Que si no te ha invitado es porque no le gustas. El tío tiene el ojo puesto en una, y no eres tú.

Noah me ve con su cara sexy - ¡Cómo crees, Noah! - grito exageradamente

- Vamos, que todos lo han notado menos tú. Hasta Karen. -

Karen: Sí, es verdad. Pequeña zorra.
Noah: Envidia...

- Pues no. No me interesa. No quiero citas ni novios. Y mucho menos ir al baile y ser el centro de atención sólo por estar con el chico nuevo.

Karen: Vamos, no seas tonta. Es un tipazo. Además aclarando que es un verdadero bombón. No puedes negarte.

¡Pero ni me ha invitado! - pienso

- Venga, Karen. No más. No quiero ir. -

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Gracias a Dios es viernes y puedo librarme de los deseos de Kaka y Noah. A veces pienso que el ser tan opuestos es lo que nos hace tan buenos amigos. Quizá sólo soy una inadaptada que hace amigos en el entorno social incorrecto. No lo sé. Pero, la verdad es que adoro a ese par. Son las personas más honestas y amables que conozco.

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Amanecí con dolor de oído. Muy bonito para un sábado. Anoche soñé con aquel niño, el de mirada de Drácula. Ahora que lo pienso, una comparación bastante infantil. Bueno, tenía diez años. Sólo soñé con él, nada especial. Recordé sus ojos y sentí un escalofrío que hacía mucho no sentía.

- ¡Déjate de tonterías, Grecia. Mejor enfócate en el dolor de oído que casi ni te deja pensar. - me dije a mí misma.

Mamá me obligó a inclinarme con un algodón empapado en una receta natural que hizo. Pociones, les llamo yo. Casi siempre funcionan, pero no me gustan. Prefiero lo convencional y comprobado.

Estoy sentada, con la cabeza de medio lado, mientras intento leer “El Hombre Equivocado” de John Katzenbach, cuando escucho que llaman a la puerta. Hecha un desastre, con la poción chorreando por mi cuello, abro. Lo primero que veo son unos ojos grises que me estudian apenas me ven. Es Patrick.

Intento limpiar el líquido de hierbas que sale de mi oído y le ofrezco una extraña y corta sonrisa, y sin una pizca de la educación que debería tener, digo: - ¿Qué haces aquí? -

Patrick sonríe amablemente y agrega: - Hola Grecia. Sé que es descortés y que hemos hablado muy poco, pero conseguí tu dirección. -

- Sí, es extraño más que descortés. - digo.

- Quería hablar contigo - continúa - Quiero invitarte al baile de primavera. -

Mi reacción fue - ¿Por qué? -

Sonriendo abiertamente, casi soltando una carcajada, dice: - Sólo me encantaría ir a mi primer baile aquí, con la chica más linda e inteligente de la escuela. -

La carcajada que no soltó él, la solté yo. Patrick se quedó extrañado con mi respuesta.

- La verdad - agregué - no me interesa ir al baile con nadie. Ni siquiera me interesa ir. Disculpa la risa, pero soy honesta contigo. -

- Venga, Grecia. Es sólo un tonto baile. Prometo no sacarte a bailar, aunque, creo que esa es la idea principal del baile. -

Solté una pequeña risa. Y, no sé si fue la poción de mamá que tenía en mi oído - y ahora en uno de mis pies - que estaba fermentándose y me hizo enloquecer y decir que sí.

Acepté ir al baile de primavera con Patrick Sandler. El soltero más codiciado de la secundaria "Estudios Integrales de Europa". Es como el Edward Cullen de Twilight pero Español. Me he vuelto loca.

Enamorada De Un Extraño PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora