RECUERDOS

6. Día 1 / Viajando en coche.

Ruben

Abro mis ojos y me doy cuenta que la luz de sol entra por mi ventana con mucha fuerza, ya es de día. Mangel quedo de pasar por mí a las 9 de la mañana. Me ha indicado que haga mi maleta con lo necesario para poder sobrevivir diez días.

Me levanto de la cama y sorprendente mente he dormido tan bien que me siento muy descansado y entusiasmado, aunque bastante nervioso con todo esto.

Mi móvil vibra y es un mensaje de Mangel.

«Paso por ti en una hora, espero estés listo para esto Ruben. Una vez más quiero darte gracias por confiar en mí. Tratare de hacer que te la pases bien.»

Me quede embobado viendo por un momento el celular, siento como si mi cara se fuera a romper por la mitad por la gran sonrisa que ahí en ella. No se lo que me espera, pero creo que estoy listo para vivir lo que sea, no tengo nada que perder, y estoy dispuesto a correr cualquier riesgo.

Mangel

Antes de salir de mi apartamento vuelvo hacer un repaso de las cosas que voy a necesitar llevarme a la casa de playa en Barcelona donde nos iremos Ruben y yo estos diez días.

Pongo mi maleta en el coche, y trato de tranquilizarme. Se que es normal los nervios que siento, pero ya he revisado cada detalle y todo esta listo.

Estaciono el coche que he rentando afuera de la casa de la mamá de Ruben, tomo una larga respiración y toco la puerta.

- Hola Miguel Ángel, pasa por favor, mi hijo baja en un momento.

- Gracias señora.

Mientras espero a Ruben en la sala, noto como mis manos están sudando de los nervios. Tengo que calmarme, tengo que hacer que esto funcione.

- Hola Mangel.

Miro hacia las escaleras, y se me corta la respiración. A pesar del todo el tiempo que hemos pasado junto nunca voy a dejar de sentir ese hechizo cada vez que lo veo. Hoy se ve especialmente alucinante, trae una playera verde que hace que sus ojos resalten con mucha más fuerza, su hermoso pelo castaño cae sobre su frente de una manera tan atractiva, todo en él hace que mis sentidos se alteren. Tengo que hacer un gran esfuerzo para no tomarlo de su hermoso y largo cuello y robarle un beso en esos labios que tanto conozco.

- Hola ¿Estas listo? - logro decir.

Veo tanto entusiasmo en la mirada de Ruben, que mi corazón se acelera, y la sonrisa que se me dibuja en la cara es poca comparada con la alegría que siento.

Salimos a la calle, y Rubius me mira extrañado cuando ve el coche estacionado frente a casa.

- ¿Vamos a ir en coche?

- Barcelona esta algo lejos, así que sí. Vamos a ir en coche.

- ¿Barcelona? ¿Estas de coña no?

No puedo evitar sonreír con su respuesta.

- Recuerda las reglas Ruben. Eres mío por diez días, tienes que hacer lo que te diga sin preguntar. Y sí digo que nos vamos a Barcelona, es porque es lo que va a pasar.

Ruben se muerde el labio de esa manera tan inocente que tanto me pone.

«¡Madre mía! cálmate Mangel, cálmate.»