Extra: (2/2) Cuando el cuervo se va

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-Irónico, ¿no lo crees? -preguntó, una joven ninfa de cabello hecho del cielo y piel morena; de belleza imprescindible. Nadaba desnuda al lado de la rubia, quien también lo estaba.
-¿El qué? -preguntó confundida.
-El cómo las cosas suceden... -De ahí en más la ninfa no dijo nada. Lucy le miró desconcertada y se encogió de hombros. Ya que esa clase de comentarios eran comunes en la personalidad de Rose, el nombre del bello espíritu celestial a su lado.
-El agua es tan relajante -aportó, dejándose hundir un poco más en la cálida agua. Rose asintió y acomodó unos mechones de cabello rubio que yacían embarrados en su frente.
-¿Y bien? ¿Cómo te ha ido en eso de vencer al cuervito? -preguntó mientras seguía despejando la frente de su amiga.
Lucy se quejó en su lugar y se hundió completamente bajo el agua.
-Lo tomaré como un "no quiero hablar de eso" -imitó su voz y la jaló nuevamente hacia arriba. Acarició sus suaves pechos y permitió que la joven mortal se apoyara en su hombro-. Querida, te has estado matando para poder vencer a ese estúpido. -Comenzó a acariciar su cabello tal y como una madre lo haría-. ¿Por qué lo haces? -preguntó. Lucy negó con la cabeza y echó hacia atrás su mojado cabello.
-Hice una promesa -dijo sin rodeos. Rose apretó sus rojos labios.
-Y se podría saber ¿cuál es esa promesa? -Le tomó del mentón tranquilamente y le hizo levantar la mirada. Lucy ya se había acostumbrado a la particular manía de su sensual amiga por invadir mucho el espacio personal y su obsesión por tocar cuerpos ajenos al de ella. Rose veía como algo normal acariciar y llenar de besos a sus demás compañeras y Lucy no era la excepción, mucho menos porque ella se había convertido en su amiga más cercana.
La forma en la que se habían conocido había simplemente consistido en que Rose salvó a la rubia de generar un gran conflicto con las demás ninfas, puesto a que ellas le consideraban una zorra testaruda y mimada. Lucy tuvo suerte de que la peliazul interviniera o esa disputa hubiese terminado en cosas peores. Aunque desde la perspectiva de la mortal era todo lo contrario, se había quedado con las tremendas ganas de borrar las hipócritas sonrisas de la compañeras de Rose.
Rose levanto una ceja esperando su respuesta.
-Si le venzo conseguiré algo muy importante para mí.
-¿Sangre?, ¿moretones?, ¿cortadas? -completó con burla. Lucy se hundió nuevamente y salió de inmediato, resguardando una gran cantidad de agua en sus mejillas y dejándola salir a presión contra el rostro de su amiga. Rose emitió un quejido y se llevó las manos a los ojos.
-No tenías que ser tan ruda.
-Te lo merecías. -Rose terminó de tallarse los ojos y con su brazo levantó una gran ola de agua, yendo a parar en la cara de Lucy.
-¿Con que así quieres jugar? -Sonrió desafiante y la ninfa rió entre dientes, añadiéndole una sonrisa encantadora.
-Yo no juego, dulzura, yo tomo todo en serio. -Se defendió haciendo un gesto de forma vanidosa, acomodando sus cabellos azules sobre sus hombros.
Lucy bufó en su lugar, envidiando la extrema belleza de su amiga. Le agarró firmemente del cráneo y sin siquiera meditarlo la sumergió bajo el agua, impidiéndole a la otra respirar; se retorcía, salpicaba y gritaba dentro del agua. En cambio Lucy sólo carcajeaba y no aflojaba su agarre...No al menos hasta que la ninfa dejó de moverse.
El silencio reinó en cuanto Lucy soltó a Rose y esta continuó con la cabeza bajo el agua. Esperó unos segundos más y le comenzó a entrar el pánico, sacó desesperadamente a la ninfa del agua y le dejó sobre el pasto. No despertaba.
-Rose... -Le llamó-. ¡Rose! -dió una fuerte bofetada en su rostro. No despertaba. Le sacudía y le continuaba golpeando. Lucy maldecía para sus adentros. Posó su oreja en su pecho y escucho. Nada. Si antes estaba desesperada ahora lo estaba aún peor. Miró hacia todas direcciones y una fugaz idea atravesó su cabeza. Tal vez era la única forma. Acomodó su cabeza con delicadeza y velocidad, formó una mueca de resignación y llevo sus labios hacia los de su amiga, soltando aire dentro de ella una y otra vez, mientras que con sus otras manos presionaba el lugar donde debería de estar su corazón. Anteriormente en los libros que le leía Marcus, había escuchado que los marineros y exploradores usaban estos métodos de rescate cuando un hombre caía al agua. Intento tras intento ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo había hecho. Agotada inhalaba y exhalaba forzosamente y suplicante rogaba porque Rose hubiese despertado. No era así.
Todavía en shock las lágrimas viajaban a través de sus mejillas, perdiéndose al final de su cuello.
-¿Lucy? -La voz de su joven guardián le trajo de vuelta, nerviosa se giró a mirarla y el pequeño abrió los ojos de par en par, acercándose alarmado hacia el cuerpo de la ninfa de cabello azul-. Oh no, oh no, oh no, oh no -repetía mientras la sacudía de adelante y hacia atrás-. ¡Demonios! ¡Kreyn! -gritó a todo pulmón, clamando por el oscuro joven. A Lucy le sorprendió la velocidad en la que el cuervo llego. En menos de lo que se hubiese podido imaginar, Kreyn ya se encontraba al lado de Saphire. El cisne de cristal sollozaba incapaz de controlar la situación.
-¿Qué pasó aquí? -preguntó Kreyn, desorientado por su estado.
-¡Lucy mató a una ninfa!-Rompió en llanto y con su débil puño golpeo el pecho de Kreyn-. ¡Todo por tu culpa!
-¿Mía? -preguntó, haciendo una mueca juguetona.
-¡Sí! ¡Tú culpa! ¡Por enseñarle esas salvajes peleas a Lucy! ¡Matar! ¡Lastimar! -Saphire estaba rojo de ira, pero aun así continuaba-. ¡Tú tienes toda la culpa!
Kreyn estalló a carcajadas, una risa amarga y ronca. Apartó a Saphire de su camino y se puso de cuclillas frente al cuerpo de Rose.
-Despierta, ninfa inútil -ordenó-. ¿O es que acaso ya olvidaste que eres inmortal?
-¿Qu...-intentó articular Lucy pero de inmediato Rose se sentó en su lugar sin ningún problema.
-Qué lástima, yo quería una reanimación por parte de mi querido Kreyn -dijo, con una mueca triste.
-Yo no soy tan estúpido como "otras" -recalcó, mirando a Lucy.
-Sus labios fueron muy apetecibles. -Nuevamente sonrió orgullosa y se relamió los labios. Ahora Lucy estaba más furiosa que nunca, lo podía sentir, el calor infernal recorrer todo su cuerpo y las enormes ganas de golpear. Apartó de un tirón a su oscuro tutor y lo arrojó violentamente hacia atrás. De manera increíble este perdió el equilibrio y cayó sobre el pequeño Saphire. Rose dio una risilla en su lugar al momento en el que Lucy se posó frente a ella.
-¿Otro besito? -preguntó de forma melosa y Lucy lanzó un fuerte puñetazo destinado hacia su endiablado rostro. Nada se impactó. Rose apareció metros más adelante, sentada sobre una roca y mirándole pícaramente.
-Escultural cuerpo, princesita guerrera. -Dio un cumplido y le guiñó un ojo, desapareciendo en el acto-. Nos vemos luego. -Reapareció al lado suyo para luego volver a desvanecerse.
-Esa estúpida zorra... -Se escapó de sus labios.
-Esas no son las palabras que se deben de escuchar de la voz de una dama -le reprendió Saphire.
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-La ninfa tenía razón -balbuceó su fiel cisne. Mientras este le analizaba de pies a cabeza.
Kreyn después del descortés empujón se fue sin más no antes ordenarle que en unas horas saliera del bosque junto a Robin y Loki a la aldea Scorsh, donde unos clientes les encomendarían un trabajo por hacer.
-¿Sobre qué?
-Tienes un buen cuerpo -dijo sin pena.
-Esas no son las palabras que debería de decir un niño.
-No soy un niño, el desarrollo de los guardianes es muy acelerado y comúnmente nuestro crecimiento se estanca en la etapa de la adultez y así nos mantenemos hasta la muerte de nuestros amos. Así que pronto seré incluso más grande que tú.
-Eso es nuevo. Todavía no sé muchas cosas respecto a eso de los guardianes, mucho menos cuando ni siquiera recuerdo cómo fue que te conseguí.
-Ya te lo dije, te adentraste en el sendero de los espíritus perdidos sola. Y conseguiste encontrarte con el guardián principal del bosque. Él ha estado aquí desde incluso antes de la existencia del humano, tomando la forma de un gnomo viejo y barbudo; su verdadero ser es un dragón de fuego blanco. El más extraño pero más poderoso conocido en todo el reino de Cryf y reinos vecinos.
-Está bien, mucha información por hoy. -Saphire se encogió de hombros y Lucy pudo proseguir en colocarse su pechera verde y suéter de piel de zorro naranja, como el nostálgico atardecer.
-¿Cómo va el entrenamiento con Kreyn?. -Se acercó curioso hacia su protegida, inclinando la cabeza de forma inocente.
-Todavía no me siento preparada para acabarlo. -Saphire sonrió de oreja a oreja.
-Pues eso no vi reflejado en su rostro hace un rato que lo mandaste a volar.
Lucy suspiró con pesadez.
-Bueno, tal vez ya esté un poco más preparada que antes. -Saphire aplaudió con entusiasmo.
-Pronto lo vencerás, yo lo sé.
La rubia rió entre dientes, cómplice con la ilusión del joven cisne. Pasó sus dedos a través de su cabello y lo sacudió cariñosamente.
-Es hora de trabajar.
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-Lucy... -murmuró su nombre. La rubia de inmediato se giró a mirar a la chica pecosa que se encontraba a su lado. Robin montaba un caballo café oscuro mientras que ella un caballo blanco de cabello libre y oscuro, recién cepillado. Lucy inclinó la cabeza.
-¿Sí? -Robin se sonrojó ligeramente.
-Na...nada. -Desvió la mirada-. Só...sólo quería decirte que no permitiré que te pase nada -dijo finalmente, nerviosa. Lucy en cambio sonrió conmovida y llevó su caballo frente al de Robin, impidiendo que esta siguiera avanzando.
-Yo no necesito ayuda. -Comenzó a hacer que su caballo diera vueltas alrededor de la chica pecosa. Lucy no le quitaba la mirada de encima y Robin se ponía cada vez más nerviosa-. La que necesitará ayuda eres tú -susurró melódicamente frente a su oído y Robin se apartó de inmediato-. Estás muy nerviosa y roja, ¿No tienes fiebre? -preguntó preocupada. Robin se apuró a negar con la cabeza y a intentar ocultar el tremendo sonrojo en sus mejillas.
-E...estoy bien, no te preocupes -dijo, acompañada de una risa nerviosa. Lucy hizo un puchero no muy convencida, tocó la frente de su compañera y acercó peligrosamente sus rostros.
-Ya dejen de perder el tiempo -reclamó el hermano menor de Robin: Loki. Con expresión cansada e irritada se dirigió sobre su caballo hacia su hermana y le dio una sonora bofetada.
-¿Ves? Ya está mejor. -Era cierto, Lucy la miró nuevamente y el color rojo de la pecosa había desaparecido para ahora dar paso a una buena marca de la mano de Loki.
-Bien, vámonos -sentenció el pequeño que no debía ser más que unos cuantos años mayor que Saphire.
-¡Mocoso grosero! -exclamó furiosa Robin y hecho a andar su caballo a gran velocidad al igual que su hermano. Hace poco ese chiquillo se había unido al grupo, uno de los tantos hermanos de la pecosa. Era el mayor de todos ellos después de Robin. Los demás permanecían en las ciudades subterráneas que apoyaban la causa del cuervo y el halcón, una causa guiada por un hombre de fiera cicatriz en su rostro y una chica. No sabía cuáles eran sus nombres ni nada de ellos, pues sólo escuchaba las menciones que hacían los mercaderes y pobladores de esas zonas. Mientras que en las aldeas comunes se infundía un gran terror con tan sólo tratar ese tema. Era casi como un tabú. Pero la guerra era inminente. Aldeas destruidas y ejércitos de soldados del reino merodear las afueras del bosque. Le parecía algo sospechoso pero no le daba importancia.
La inquisición había comenzado a torturar y a llevar a juicio a más habitantes inocentes, acusados de apoyar el pecado del cuervo.
"Vida al cuervo, muerte a la lechuza"
Era lo que gritaban justo antes de ser ejecutados. ¿Quién es el cuervo?
Tanta gente apoyaba su causa, cuánta gente había visto partir de sus hogares para unirse a su ejército. ¿Era tan importante esa causa? Tantas preguntas, ni una respuesta. Esto mortificaba a Lucy por no estar ni enterada de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Kreyn, Saphire, Marcus, Gabriel e incluso Loki lo sabían. Pero cada que ella intentaba preguntar la respuesta que le daban siempre era la misma:
"Eso no tiene nada que ver con nosotros"
"Es solo una guerra tonta"
Estaba decidida, hoy finalmente iba a investigar lo que estaba pasando. Lo haría costara lo que costara.
Su tiempo pensando le había despejado la mente y finalmente tenía un objetivo fijo. El bosque de la amargura ya se encontraba a la lejanía y una nueva aldea se levantaba más al frente. Robin y Loki cubrieron sus rostros con un pañuelo negro sobre sus bocas y subieron la capucha de sus capas. Lucy hizo lo mismo. El sol caía y las estrellas se asomaban. La noche perfecta.
Loki bajó súbitamente de su caballo y este corrió libre hacia otra dirección, seguido por Robin y finalmente Lucy saltó en plena marcha, cayendo satisfactoriamente.
La noche era corta y Loki apresuró el paso, corriendo sigilosamente sin siquiera levantar una pisca de polvo. Como un fantasma se escabullía sin ser notado por nadie, no hacia ruido, no estaba a la vista y su presencia no existía. A su corta edad de 13 años había conseguido ganarse el respeto de todos y los clientes se dirigían hacia él como "el espíritu" Su hermana al contrario le seguía casi con la misma discreción a excepción de que sus pasos eran más cortos y sus reflejos mucho más rápidos y eficientes "la souris" era como le llamaban.
En cambio Lucy no tenía un sobrenombre en especial. Nunca hablaba en los tratos y solo hacia lo que le ordenaba Loki. Ese mocoso era una máquina de matar. Un genio en estrategia y nunca permitía que el terror le invadiera. Cuánta envidia le tenía. Loki levantó la mano en señal de alto y ambas se detuvieron de inmediato.
-Es aquí.
Sin esperar a que Loki diese otra orden, ellas se escondieron dentro del siniestro callejón. Ahora sólo quedaba esperar.
Lucy estaba escondida detrás de unos rollos de cebada, apoyando su espalda contra la pared de madera de una humilde casa. Ni siquiera los latidos de su corazón se escuchaban. Nada. Cerró los ojos, sólo esperando. La vibración del suelo no se hizo esperar a los pocos minutos. Abrió repentinamente sus centellantes ojos e instintivamente miro frente a ella y ahí estaba. Un cartel de se busca.
"A.....s Arza"
Solo era entendible su apellido. Pues el nombre y lo demás había sido rasgado. "El cuervo" La emoción recorrió todo su cuerpo. El cartel había sido pintado a mano, olvidándose de todo se levantó de su escondite y paso la punta de sus dedos por el cartel. Miró el dibujo, sus ojos. Tan hermosos, bellísimos y perfectos. Algo en su entrepierna comenzó a hormiguear. Estaba excitándose.
-Lucy, escóndete ahora -expresó Loki, furioso. Lucy rápidamente arranco el cartel del muro y se lo guardó dentro de su bolsillo. Robin en la lejanía miraba triste el suelo. Ta vez había hecho algo mal. El silencio permaneció otra vez y la vibración en el suelo se hacía cada vez más fuerte. No era solo una persona. Eran varias.
-Maldición.
Era una trampa.
-¡Retirada! -gritó Lucy y trepó rápidamente por el muro frente a ella. Por detrás le seguían sus compañeros y una gran cantidad de personas corrían hacia su dirección. Trepó sin mirar más atrás y comenzó a correr por los techos de las inestables cabañas. El palpitar de su corazón era acelerado y de su cabeza no salía la imagen de esos bellos ojos. Esto la motivaba más y más, su velocidad era increíble; movimientos tan delicados y mortales. Su mirada cambiaba, ojos de hielo se mostraban y una nueva motivación nacía.
-¿A dónde crees que vas, pequeño cisne? -Sorpresivamente a su lado apareció una joven de cabello rubio corto y ojos negros. Le sonrió maliciosa-. Es bueno verte de nuevo. -El peculiar sonido de un águila resonó y la sonrisa de la chica se volvió diabólica.

El piso lleno de piedras fue lo que le recibió desde las alturas.

El piso lleno de piedras fue lo que le recibió desde las alturas

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Continuará...

Yo no soy tu príncipe [yuri/lesbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora