Catorce

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Llegué a su piso y toqué la puerta. Pasaban minutos y nadie habría.

Comencé a tocar con mas desesperación.

Seguí tocando desesperadamente hasta que una muy tranquila Marie me abrió la puerta, como si hace segundos yo no hubiera estado aporreando la puerta con fuerza.

— ¡Me tenías preocupado!

Ella se encogió de hombros.

Está loca esta niña...

-Charlotte y Cata

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