(1) OS #1: "¿Aceptas?"

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-¡C-Craig, esto es s-serio! ¡N-No está por ningún lado!- Jaló sus cabellos de forma alarmante, rebuscando por tercera vez dentro de su mochila y entre sus cajones. Sabía perfectamente que no saldríamos hasta que encontrara su bendito tomatodo preparado...

-¿Nos podemos largar ya, Tweek?-Me mantuve con los brazos cruzados parado frente a la puerta de su habitación, estaba comenzando a sacarme de mis casillas y... bueno, nada positivo ocurría cada vez que ambos nos salíamos de control.

Suspiré fastidiado.

Se nos atrasaba todo y nuestra situación no cambiaría.

-¡P-Pero...! ¡Mi café! ¡La botella! ¡Yo lo dejé aquí!-Golpeó con fuerza la mesa de noche que poco más y la misma acababa en el suelo. -¡F-Fueron los duendes! ¡Ellos se lo llevaron!-Agregó, caminando por toda su habitación de forma tambaleante.

Joder...

Chisté. Llamando así sin querer la atención del rubio.

Tenemos saliendo como pareja poco más de cuatro meses aproximadamente. Desde ese momento sus temblores aumentaron, su nerviosismo y sensibilidad se apoderaron de él en un abrir y cerrar de ojos. Sus ojeras aumentaban, pues las noches que solía vivir a la mitad, ahora se las pasaba con el celular en mano cargoseando hasta el día siguiente. Ya no podía mantener una conversación estable sin que alguna de sus estupideces saliera a la luz o, simplemente, el tiritar de sus dientes lo detuviera.

Y para ser sinceros, ya me estaba hartando de tanta mierda.

Sabía el porqué de todo eso, sin embargo no había hecho nada para detenerlo... Hasta ahora.

Me preocupaba. Me preocupaba en demasía ese chico. Aquel que vive por y para el café, aquel que obtiene milagrosamente momentos de paz, aquel que se desesperaba por el soplido del viento, aquel...

Que solía temerle al amor.

Todo él me preocupa aunque no fuera creíble. Me gusta, lo quiero, lo amo. Lo atesoro más que a mi propia vida de manera silenciosa pero, realmente estaba cabreado con todo.

El tic sobre mi ojo izquierdo se comenzó a sentir con fuerza y mis dedos instintivamente pasaron a mis sienes.

-¡Cra-

-¡Ya cállate, maldita sea!- Con los dientes rechinando y la sangre hirviendo tomé mi mochila, sacando de esta el pomo con el líquido negruzco dentro.-¡Aquí está tu estúpida bebida, Tweak!

La levanté, evitando a toda costa que la tomara, pues lo único que quería era hacerle saber donde estaba, mas no regresársela.

No obstante, Tweek no se movió.

No dió ni un solo paso, solo fijó su mirada en la mía.

-¿T-Tú... La tenías?- Ladeó su cabeza de forma lenta y pausada, observandome detenidamente con los ojos semi-apagados.

Denuevo con eso.

-Sí, yo la tenía.-

-¿¡Y p-por qué no me la diste!? ¡L-La necesito!-Extendió sus brazos en dirección al objeto. Inhalé y, sin pensarlo dos veces empujé su cuerpo contra la pared, dejándome de esa manera como obstáculo de cualquier movimiento ajeno.

Que mierda.

La pura verdad era esa: Que-mierda.

-¡No te la dí porque no la necesitas! ¡Y no te la daré hasta que aprendas a controlar tu jodido cuerpo y tus jodidas acciones!- Grité sin contenerme esta vez. Él, por su parte comenzó a gruñir, absorviendo los mocos que se le salían sin permiso al igual que las lágrimas.

-¡Y-yo la necesito!

«Caes bajo, Tucker. Caes muy bajo»

Maldije internamente, sintiendo un fuerte impulso pasar por toda mi alma. Me rebajaría a esto y todo... Todo por él.

Bufé ya totalmente al límite, juntando nuestros labios en un corto pero adorable beso. Acaricié su labio superior con los míos, suspirando ambos a mitad de aquello.

Él, por su parte se quedó inmóvil.

Me separé, observando atentamente sus reacciones. Estaba embombado, con los ojos bien abiertos pero, una señal de tranquilidad irreconocible en el rostro.

-Desde que salimos, tú nunca lo habías hecho...-susurró.

Es la primera vez en mucho tiempo que le escucho hablar pausado y con tranquilidad... Que alivio.

Y es verdad. Nunca me había atrevido a probar sus besos, nunca. Pero gracias a esto me he dado cuenta de cuánto es que me gustan. Lanzé con cuidado el pomo a la cama, bajando mis manos hasta sus mejillas para hacerle mimos en las mismas. Junté nuestras frentes, rozando la punta de su fría nariz en señal de calma.

-Y desde ahora lo haré. Te doy mis besos en lugar del café, Tweek. ¿Aceptas?

Desvió la mirada sonrojado, inclinando su cabeza en dirección a sus pies. Nuevamente ocasioné que me mirara por la presión en sus mejillas.

-¿C-Cuántos serán?

No puedo creer que yo esté tomando esto tan a la ligera.

-Los que quieras...

Inmediatamente me abrazó, a lo que mis instintos obligaron a que tomara su cintura. Empezó a repartir sonoros besos por todo mi rostro, finalizando en mis labios.

-Acepto.

»Cortos CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora