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Por Sakura.

Las gotas de agua no dejan de caer con intensidad. Mi visión esta nublada y siento que si tropiezo no voy a volver a levantarme. Puedo escuchar sus gruñidos, las pisadas chocando contra los charcos de agua. A lo lejos hay gritos, gemidos de dolor y desesperación.

Las manecillas del reloj del mundo se han detenido, el tiempo a muerto, murió cuando los muertos volvieron a la vida con el afán de devorarse la carne que antes les hubiera producido arcadas y vómitos.

Respire hondo y me gire para enfrentar al zombie, eso es lo que es, un zombie sediento de sangre. Ensangrentado, caminando con lentitud, observandome como si una voz en su cabeza le dijera que debe atacarme, que soy su presa, que su misión es devorarme. Detrás de él, a su lado derecho se encuentran dos muertos mas sedientos de sangre. Levanté mi mano que tenia sujeta la glock diecisiete, el hombre con el que mis padres me obligaron a casarme se la regalo al chófer. Lamento no haberle pedido que me enseñe a mejorar mi puntería.

Mi dedo esta en el gatillo, lo aprieto y la munición impacta directamente en el abdomen de uno de los muertos. Intento que mis manos dejen de temblar, intento olvidar que ese hombre que quiere devorarme es mi chófer. Quiero dejar de pensar en que el mundo cae en pedazos frente a mis ojos. Quiero volver a casa, no importa que él no me quiera, que nos comportemos como completos extraños. No importa que él me ignore, que me odie y me deteste. Prefiero eso, y me lamento por el año que viví maldiciendo mi suerte como si el mundo se terminará por ese matrimonio.

Un auto venía en mi dirección moviéndose de derecha a izquierda. Parece que esta siendo conducido por un niño. Atropella al que una vez fue un hombre amable que me abría la puerta del automóvil y me lance al suelo saliendo de su rango cuando vi al auto no detenerse. Grite de dolor, el automóvil se detuvo y no tuve fuerzas para lograr levantarme.

La puerta se abrió.

- ¿Puedes levantarte? No tenemos tiempo, levántate. Sigueme.-

Me arrodillé y con su mano en mi brazo conseguí levantarme. Ella apresuró su paso.

- Conduce.- dijo ella.- Yo no puedo. Estoy muy nerviosa.-

Antes que lograra abrir la puerta vi a un zombie a pocos pasos de mi. Intento agarrarme y levanté mi arma justo en su cabeza,y disparé. Entre en el auto y aunque mis manos no dejan de temblar al igual que mis piernas moví la palanca y pise el acelerador. El auto empezó a moverse y poco a poco el restaurante fue quedándose atrás. Ellos están por todas partes, en las calles, en la vereda, en las casas. Algunos devorando a los que antes eran sus semejantes y ahora se convirtieron en su alimento, y otros acudiendo hacia los gritos, los sonidos, donde ven gente corriendo con desesperación.

- Tengo que ir por mi novio.- dice en voz baja, quizás no está segura de si eso es en verdad lo que desea así que sólo la ignore, y continuo conduciendo. Observo al frente esquivo automóviles que se enfrentaron unos contra otros donde ninguno de los dos salieron ilesos.- Tengo que regresar por mi novio.- ahora lo dice decidida. Mis manos aprietan con fuerza el volante. Necesitamos llegar a cualquier cuartel, cuanto antes. Militares, marinos, fuerza aérea. Sin ellos estamos muertas. La ciudad está muerta.

- No voy a detenerme. No pienso regresar.- Gotas de agua salada se deslizan mojando mi rostro.

- No puedo abandonarlo.- Ella limpia las lágrimas que caen por sus mejillas.- No puedo dejarlo. Él esta en casa de su amigo.-

- ¿Cómo puedes estar segura que sigue ahí?.-

- Conozco esa casa por fotos. Tiene mucha seguridad, estoy segura que él debe seguir ahí.-

- No.- dije en voz baja.- Iremos al cuartel. Los militares lo ayudaran. ¿Qué sucedió con la radio?.-

- No lo sé, no es mi auto. Detente, yo regresare por él.-

- Estas loca. No durarás ni una hora si regresas.-

- No me importa. Estoy embarazada. No pienso abandonarlo. Sé que él me esta esperando.-

Ella solloza. Detuve el auto, no porque quisiera, estamos atascadas. Atascadas con cientos de autos que tienen la misma idea que nosotros. Acudir hacia los cuarteles o quizás lo único que quieren es salir de la ciudad.

Deje caer mi cabeza en el volante, el sonido de las bocinas solamente logra acrecentar la agonía. Cierro mis párpados, es como una película de terror, o una pesadilla. Pero en ambas sabes que vas a despertar. Y lo que estoy viviendo no es ninguna de las dos. Ni una pesadilla, ni una película de terror para verla un fin de semana. Es una asquerosa realidad.

- ¿Dónde está?.-

- La hacienda de los Uchiha.-

Escuchar ese apellido hace que un escalofrío invada por completo mi cuerpo. Cierro con lentitud mi boca que estuvo abierta por algunos segundos. Levanté el arma y revise cuantas municiones tiene. Dos.

- Sabes que podemos morir ¿Verdad?.-

Ella afirmó con su cabeza. Choque el auto de adelante para poder girar, caímos en un terreno lleno de plantaciones de maíz. Acelere para poder alcanzar nuevamente la vía. Ella esta inclinada cubriendo sus oídos y parte de su cabeza. Mis ojos observan el parabrisas, la mitad de una de las plumas salió disparada cuando un pedazo de rama choco contra ella. Se hizo una grieta en el vidrio y finalmente conseguimos subir a la vía. Me detengo por unos segundos, los suficientes para respirar y titubear entre ponerme nuevamente a la fila o regresar.

En veinte minutos regreso a la entrada del pueblo pero en vez de dirigirme al centro, escogí una vía alterna. La lluvia no deja de caer, y el auto decide morir cuando llegamos a las grandes puertas de entrada a la hacienda Uchiha. Salgo sosteniendo con fuerza el arma y unas linternas nos apuntan directamente. Los guardias nos observan con sorpresa.

- Estoy buscando a Naruto Uzumaki.- Ella dice rápidamente. Les enseña una foto y él parece hablar con alguien por su intercomunicador.

- ¿Tuvieron contacto con alguna de las bestias?.- Nos interroga. Mi boca tiembla.

- No. Ningún contacto.- responde ella.

Las grandes puertas se abren y uno de los guardias camina hacia mi.

- Estábamos muy preocupados por usted señora Uchiha.-

Muevo mi cabeza en afirmación, y di unos cuantos pasos. Las puertas se cierran tras nosotras.

- ¿Eres la esposa de Sasuke Uchiha?

Muevo mi cabeza en negación observando el suelo, a lo lejos se escuchan sonidos, disparos, explosiones. Mi cuerpo tiembla al imaginar que pronto atravesarán los cercos y llegarán hacia nosotros. Mis zapatos se hunden en el lodo producto de la lluvia que no cede. El movimiento de los árboles a cada lado del sendero hacen que me estremezca. Un auto se detiene frente a nosotros. Me dejo embelesar por los movimientos de las plumas en el parabrisas. Las dos puertas de la camioneta se abren. El rubio corre y abraza a la chica de cabello azul y ojos lavanda. Sonrió ante lo irónica y sorpresiva que puede ser la vida.

Una tarde estas sentada en un restaurante frente a una taza de té, pensando en lo difícil que a sido tu vida últimamente, tu vida de casada es una farsa, tu mejor amigo lleva fuera del país dos años y esta próximo a casarse. Y después el cristal se hace pedazos, la gente empieza a gritar y correr. Te apresuras en llegar al auto, no tienes idea de lo que está ocurriendo pero te dejas alcanzar por el pánico y el miedo. Tu chófer que solía coquetear contigo te esta esperando con la puerta abierta mientras con una mano sujeta una pistola. Subes a la seguridad del automóvil, limpias tu rostro que esta empapado de agua y ves una persona enseñar sus dientes ensangrentados y lanzarse encima del auto. Se empiezan a mover, unas cuantas cuadras y se estrellan contra las puertas de un almacén. El miedo nubla tus pensamientos pero él te observa con una mirada tranquilizadora y te entrega el arma.

- Corre.- grita cuando uno de las bestias mete su cabeza por el vidrio roto y lo muerde en el hombro.

Abres la puerta y te vas al suelo de rodillas, pero consigues levantarte, lo suficiente para ver el caos a tu alrededor.

El mundo cae en pedazos, las manecillas del reloj se han detenido, el tiempo a muerto.

- Sakura.-

Levantó mi cabeza y veo sus ojos negros observándome con frialdad. Quizás esta maldiciendo su jodida suerte por que no estoy muerta o convertida en uno de esos seres sediento de sangre. Sin embargo no me aleja cuando me aferro a él con fuerza.

FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora