Capítulo 5: Panorama actual

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Y llegamos al año final de esta historia, al tercero. Un año que todavía no terminó, uno que está en desarrollo y que tiene muchas cosas que contar, aunque otras esperarán a ser relatadas en otra ocasión. El punto es que de la actualidad hay más pasajes de esta vida que de los años anteriores porque puede ser que uno se acuerda más el momento que está viviendo (o, al menos, lo que percibimos con 80 milisegundos de retraso).

Bueno, este año empezó casi como cualquier otro: Un tiempo antes de una reagrupación estuve en un salón asignado por fecha de matrícula. Sin embargo, lo sorprendente de este año es que estuve en ese salón durante dos semanas porque el sistema sufrió errores que causaron un retraso en el reacomodo de alumnos. Por suerte, volví a entrar al salón más elevado después de la larga espera.

Ya en mi salón definitivo encontré a viejos conocidos, amigos de toda la vida, compañeros estudiosos... y unos revoltosos. Esos últimos tuvieron la ¿suerte? de estar en el mejor salón. Hasta el momento no sé con exactitud cómo ingresaron si no rendían aunque tengo algunas sospechas sobre cómo lograron semejante proeza. Posiblemente la gran mayoría entró por haber plagiado exámenes ajenos o porque varios estudiantes que tenían potencial a largo plazo no estaban preparados para hacer un examen después de sus vacaciones. Fue así como empezó un primer periodo de clases con alumnos que no tuvieron que estar ahí.

Todo el aula de clases estaba hecha un desorden con todo el ruido que generaban aquellos compañeros.Todo el rato conversaban en voz alta, se reían a carcajadas usando un volumen que nadie aguantaría, gritaban en ocasiones y hasta jugaban en clase. Era un caos total que casi nos costaría varios puntos a todo el salón durante esos dos primeros meses del año escolar, aunque ellos no se daban cuenta. Ellos seguían pensando que las vacaciones estaban vigentes y no se daban cuenta que sus acciones hacían que ellos tuvieran los días contados en el salón. Ellos no se dieron cuenta de las advertencias que los profesores pronunciaban o les daba igual. Lo que ellos no sabían era que iba a llegar un momento en que iban a estar en jaque.

Esa ocasión ocurrió en una clase de biología con un profesor que tiene una forma diferente de trabajar que contaré a continuación. En este método evalúa de manera oral a todo el salón y añade puntos por pregunta bien respuesta. Los concursantes están distribuidos de acuerdo a su puntaje. En ese día todo transcurría de manera habitual hasta que unos chicos soltaron una risa colectiva que llamó la atención al profesor porque interrumpió el trabajo normal de clases. Inmediatamente él preguntó quien había sido avisando que si ellos admitían su palomillada nadie saldría perjudicado. Lamentablemente, el salón quedó hecho una tumba ya que nadie habló. Lo que vendría después ya había sido anunciado: Todos los alumnos perdimos 5 puntos sin excepción y nos pasamos varios minutos en tratar de descifrar quiénes eran los culpables. Finalmente, solo descubrimos a tres y el resto quedó en el misterio. Parecía que todo apuntaba a que íbamos a tener una nota desaprobatoria, pero el profesor fue misericordioso y nos volvió a dar los puntos sustraídos en la clase final del bimestre. Así terminó un periodo que no muchos querrán recordar y empezaba un descanso de una semana.

Al terminar los dos meses iniciales, y después de una vacaciones merecidas, empezó el segundo bimestre con los mismo chicos que, gracias al sistema de notas, se irían pasando esa semana. Luego llegarían personas que por un motivo u otro no pudieron tener óptimas notas en un examen pero se esforzaron el resto del primer periodo. Todo volvía a estar equilibrado en un salón donde la diferencia entre el primero y el último se nota poco, donde no hay un ganador fijo y donde cada uno lucha por ser el mejor o quedarse en la cima. El salón volvía a ser lo de antes.

Con respecto a lo que sucedía en los recesos, los chicos seguían siendo los mismo, no se había retirado nadie. Lo que puedo resaltar, para bien o para mal, es que las fiestas semáforo empezaron a ser frecuentes entre ese grupo de chicos y eso me hacía preocupar porque uno nunca sabe como terminan esas cosas, pero también me preocupaba por las diferencias que se notaban cada vez más entre ellos y yo. Eso era algo que me tenía con la duda, pero pude ignorarlo con el paso del tiempo al no involucrarme en esas actividades. Nunca lo hice. 

Y hablando de la chica de la cual estaba enamorado, seguí hablándole y expresándole lo mucho que me importaba. Ella se sentía halagada, contenta y todo lo demás. Todo iba de maravilla y, debido a eso, decidí dar un paso más: Pedirle que sea mi enamorada. Ella prefirió solo ser mi amiga. A mí no me importó porque pensaba que podía esperar. Además, la ayudaba en todo lo que ella necesitara y no pensaba dos veces cuando tomaba la decisión de hacerle los favores. Sentía que estaba de alguna manera haciendo lo que me quedaba hacer, pero eso cambiaría un día...

¿Y si miraras las cosas desde mi perspectiva?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora