Capítulo 1: La chica nueva

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Hayden

Me despierto sobresaltado, estoy sudando y me cuesta mucho respirar. He tenido el mismo sueño de siempre, aunque a veces parezca más ser una pesadilla. Otra vez he soñado con ella, la chica morena de ojos verdes y tez pálida que me lleva atormentando todo el verano, noche tras noche, mientras duermo.

No sé quién es, ni de dónde vienen estos sueños; pero creerme, no es por falta de intentos. Llevo buscando un nombre para este rostro desde que empezaron los sueños, pero nada; es una completa desconocida. He tratado de dibujarla, he buscado en los anuarios de mi instituto, ¡hasta hice un retrato robot por Internet! Pero parece que el universo se empeña en posicionarse una vez más en contra de Hayden Smith, cosa que ya hizo cuando permitió que mis padres me pusieran de nombre "Hayden", un nombre de chica, cuando no lo soy.

Muy a mi pesar esta ha sido la última pesadilla antes del nuevo curso, hoy el instituto reabre sus puertas después de casi tres meses de libertad.

Me vuelvo a levantar tres horas más tarde y comienzo mi rutina. Me meto bajo la ducha, me visto con unos vaqueros algo ajustados, una camiseta color granate y una cazadora marrón oscuro y bajo a desayunar.

—Buenos días —digo entrando a la cocina, donde están mis padres.

—Hola hijo —responde mi padre levantando la vista de la pantalla de su portátil.

—Que hijo, ¿preparado para el primer día? —pregunta mamá.

—Nunca me oirás responder sí a esa pregunta —río.

Cojo la cafetera y me lleno mi taza con café. Me fijo en dos maletas que hay apoyadas en la pared.

—¿A dónde viajáis esta vez? —les pregunto.

Ellos me miran sorprendidos.

No es la primera vez que veo esas maletas así colocadas, ni tampoco será la última. Mis padres son gente de negocios y como cualquier persona involucrada en ellos viajan continuamente de un lado a otro. Dentro y fuera del país. Lo que nunca he logrado entender es su razón para vivir aquí, si viviéramos en una gran ciudad y no en este pueblo probablemente no viajarían tanto, pero precisamente yo no puedo hacer nada para evitarlo, sus razones deberán de tener.

—Chicago —responden a la vez.

—Esta es nueva. No habéis ido nunca, así que os toca comprarme una postal para mi colección —sí, es verdad, colecciono postales de todas las ciudades que visitan—. Me voy, quiero llegar con tiempo.

Finalmente subo a mi preciado coche y me dirijo camino al instituto. No hace un buen día, está empezando a llover, algo bastante común en North Valley; es un pequeño pueblo que está rodeado de un gran bosque, pero no se vive mal. Llego al instituto con tiempo de sobras. La lluvia que al principio era suave se ha convertido en una lluvia de esas que te dejan calado por completo en menos de diez minutos. Salgo corriendo del coche hacia la entrada del instituto, busco mi taquilla y me dirijo a la que será mi aula el resto del curso. No hay nadie dentro, todos están fuera o en los pasillos rodeados de sus amigos. Cosa que yo aquí ya no tengo, digo aquí porque mi mejor amigo se mudó a Filadelfia en verano y mi otra amiga acababa de empezar la universidad, en Chicago precisamente.

En unos meses me he convertido en un típico chico de película, sin amigos y soñando con una desconocida. Al menos aún conservo mi puesto en el equipo de atletismo.

—Bienvenidos de nuevo al instituto de North Valley —dice animada la profesora al llegar—. En este último curso contamos con un alumno nuevo, Alex Messer, ¿podrías levantarte? —pregunta mirando la clase. Nadie responde.

Alguien golpea la puerta y la profesora va a abrir. Tras la puerta puedo ver que hay una chica completamente empapada. Comienzan a hablar en voz baja, de repente la profesora pone cara de sorpresa, pero le señala que se siente a mi lado, el único sitio vacío.

—Dar la bienvenida a Alexandra Messer, habrá habido un error con el papeleo, disculpa —comenta la profesora con una sonrisa más falsa que mis ganas de estar aquí.

—Mi nombre no es Alexandra —replica la chica—. Es Alex, no es diminutivo de ningún nombre; mi nombre es Alex a secas.

La profesora la mira con mala cara y ella parece arrepentirse de haber saltado de esa manera.

—Perdón, nunca me ha gustado que me llamen Alexandra —se disculpa.

Se acerca hacia mí. Hay algo en ella que no me permite dejar de mirarla. Mechones con tonos rojizos se pegan en su pálida cara. Su ropa empapada se ciñe a su cuerpo de una manera impresionante, si pudiera verle la cara podría asegurar que es preciosa; algo que me asusta. Se sienta a mi lado y me extiende la mano.

—Alex Messer encantada —dice con una sonrisa.

Me quedo mirándola. Su pelo oscuro le sigue cubriendo casi toda la cara, pero se le notan los labios algo morados. Seguro que tiene frío y estar empapada no debe ayudar mucho.

—Hayden Smith, igualmente  —le respondo.

—Vaya, ¿el universo también va en tu contra? —pregunta con tono sarcástico—, que yo sepa Hayden es nombre de chica, y por tu pelo corto y tu principio de barba estoy segura de que no lo eres —afirma riéndose.

Acababa de tirar la buena impresión que me ha causado a la basura.

Una compañera que se cree graciosa, ¿algo más universo?

Un rato después la profesora la deja salir para que pueda cambiarse de ropa por una que le ha prestado una chica para no ir todo el día empapada. Me sorprendo al verla entrar con el uniforme de las animadoras del instituto. Pero no solo capta mi atención, sino la de todos los chicos que hay en la clase, los cuales comienzan a hacer comentarios sin importarles lo que ella piense. Llega a nuestro sitio roja por la vergüenza, y no me extraña.

—Por favor, no digas nada —me susurra mientras se sienta.

Sin pensarlo cojo la chaqueta que está en el respaldo de mi silla y se la ofrezco. Puede que no sea la mejor compañera que podría haberme tocado, pero ya que no puedo evitarlo decido ser amable con ella. Al fin y al cabo, ninguno de los dos tiene amigos aquí.

—Toma, así dejarán de mirarte —le digo.

La coge susurrando "gracias" y mientras se la pone puedo ver los músculos de sus brazos; esta chica es atleta, no tiene la espalda tan ancha como para ser nadadora, pero está claro que el uniforme de animadora no va con ella.

North ValleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora