Mi pesadilla, mi tragedia

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Tenía el corazón en la mano, podía sentir como mi alma abandonaba mi cuerpo al presenciar mi mayor miedo. No podía aguantar, tome a Lyana de la mano y empezamos a correr.

Salimos del cementerio y llegamos a la parte frondosa del bosque, me detuve en seco.

-¡¿Qué haces?! ¡CORRE!

No podía sólo irme de allí, debía encontrar a mi amigo. Mientras corría empecé a buscar una señal de Zerus de manera desesperada, volteé cerca de un claro y encontré a mi dragón.

-¡James! ¡VÁMONOS!

-¡No puedo sólo dejarlo aquí!

Silbé así como cuando jugaba con él, pero no obtuve respuesta. Estaba preocupado.

-¡Déjalo James! ¡No hay tiempo!

-¡No voy a dejarlo!

-Skalibur, deja a ese animal y largué...

-NO SABES LO QUE DICES, ¡ES MI MEJOR AMIGO! ASÍ QUE MEJOR VEN ¡Y AYUDAME A SACARLO DE AQUÍ!

No volvió a decirlo, inmediatamente vino a ayudarme a levantarlo. El dragón se movió y logramos levantarlo por poco. Tenía un ala rota y dos grandes zarpazos en las patas delanteras, y una perforación que atravesaba levemente su vientre. Nos levantamos y empezamos a correr, ayudando a Zerus a caminar lo más rápido posible. Seguimos corriendo y hubo un enorme rugido, seguido de pisadas veloces que se dirigían a nosotros.

Nos estaba siguiendo, ese demonio nos estaba siguiendo. Podía escuchar cómo se acercaba rápidamente, acompañado de un fuerte rugido mientras corríamos a la llanura cerca del pueblo de Kasai. Llegamos a la parte seca del bosque y logramos salir en poco tiempo. No podía creerlo, habíamos logrado escapar de la muerte.

-Lo perdimos...- dije aliviado.

Dejamos con cuidado a Zerus en el piso mientras recuperábamos el aliento para dirigirnos al pueblo para contar lo que encontramos en el bosque y el cementerio dentro de él.

-¿Qué fue eso? ¡No te encuentras cosas como esa en el bosque! No podemos dejar esa cosa por ahí sin decirle al pueblo. ¡Hay que hacer algo!

-¿EN SERIO? Aunque lo intentemos no van a creernos aún así avisemos al...

Se escuchó un rugido imponente por toda la llanura a la par que el cielo oscurecía rápidamente. Algo no estaba bien, no era igual a la oscuridad que nos acompañaba por las noches, y mucho menos a medio día.

-¿Qué está pasando?- preguntó Lyana.

Mientras veíamos cómo se oscurecía el cielo, el bosque empezó a marchitarse al paso que una neblina densa se desplazaba hacia nosotros. Pero no sólo era eso: Algo se movía entre la neblina, produciendo el mismo sonido siseante del bosque, acercándose lentamente hasta quedar frente a nosotros, siseando.

Definitivamente algo no estaba bien, esa niebla no era natural, mucho menos hablando del color negro que la caracterizaba

Nos separamos un poco, preparados para correr...

Algo empezó a gruñir, dentro de la niebla... Fuera lo que fuera estaba a punto de sacarme el alma... Sus gruñidos empezaron a sonar más fuerte hasta que cesaron de repente.

-Vámonos...-dije en un susurro a Lyana

Estábamos a punto de correr cuando el cielo volvió a la normalidad y la niebla se disipó a la par que el rugido de la bestia resonaba en la llanura y se abalanzaba sobre de mí.

Estaba contra el piso a la vez que sus alas me cubrían del sol de Kasai y sus garras perforaban mis brazos, corriendo un río rojo carmesí que brotaba de mi vientre, perforado por la cola del demonio...

Escuchaba los gritos de Lyana a lo lejos:

-¡James! ¡JAMES!

No pude ver más que los ojos rojos sangre de la bestia mientras se abalanzaba sobre mi cuello expuesto.


La Historia de Nova Terra Capítulo I: KasaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora