XIII

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          Ella podría morir en los brazos de ese hombre, moriría si él le otorgase el abrazo de despedida, porque aunque decía que todo había acabado, que ya no había nada más que hacer Selene vivía esperanzada.

         Fue entonces cuando una pregunta llego rápidamente a su mente ¿alguna vez se había enamorado de alguien? Y mientras esperaba la respuesta de su amiga, Selene se dejó sumir en la lejanía del espacio. Sus ojos se veían desiertos, casi desorbitados, no mostraba ningún tipo de expresión, su mirada dispersa solo sugería que estaba viajando a lo profundo de sus pensamientos, recordaba cómo era cuando todo empezó.

          Era divertido, entonces solo era una tontería, al principio solo era un juego que ella no creía que se volvería importante, poco a poco, risa a risa, juego tras juego y sumándole a eso caricias y besos, cada cosa fue tomando su lugar, está fue la primera vez que ellos decidieron estar juntos como algo más que amigos, él se volvió un ancla para ella en los momentos de adversidades, era su escape y en ese momento ella era el soporte de él, lo escuchaba, lo apoyaba, lo protegía y eran cosas que él no acostumbraba a tener, pero como todo lo bueno no dura para siempre ella logró destruirlo, tenía miedo, siempre luchó por ser diferente al resto, por ser independiente, no le gustaban los favores, los regalos o los halagos, ella creía con fuerza que la gratificación de lo que se conseguía por el dolor de su espalda y el sudor de su frente no tenía comparación alguna, y él sin ninguna intención la había cambiado. Ahora había cierta codependencia entre ellos, cosa que ella no creía conveniente para culminar exitosamente cada una de sus metas, tenía miedo. De lo que no quiso reflexionar fue que hasta el más pudiente necesita de apoyo en algún momento de la vida, es que no ha nacido el ser humano que pueda hacer absolutamente todo en su vida sin necesitar una mano amiga.

          A fin de cuenta Selene hizo lo que solo una idiota haría, le rompió el corazón, lo abandonó y fue testigo de cómo el mundo de él colisionó, se dio cuenta luego que tenía un vació, uno profundo y latente, un vacío que no lograban llenar sus victorias académicas, ni la antes anhelada aprobación familiar, ni los amigos u otra cosa, aún le faltaba algo, al momento pensó que quizás eran sentimiento encontrados producto de la ruptura, pero con el tiempo se dio cuenta que no era así.

          Eso que le faltaba no la dejaba avanzar, no le permitía concentrarse, ¿y saben qué? Lo que le faltaba era él, siempre fue él, transitaba por su mente cada vez que quería y de la forma que le placía.

          Eso que le faltaba no la dejaba avanzar, no le permitía concentrarse, ¿y saben qué? Lo que le faltaba era él, siempre fue él, transitaba por su mente cada vez que quería y de la forma que le placía

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