Capítulo 5

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Inverosímil. Eso es lo que creo que es cuando lo veo parado debajo del umbral. Su chaqueta de cuero, pantalones oscuros ajustados y botas militares lo hacen parecer todavía más absurdo de lo que ya es. Casi estoy segura de que mi mandíbula está colgando de mi quijada, tomo un respiro y recupero la postura. No se trata de lo irracional que todo él es físicamente, sino lo inevitable de nuestro encuentro, y por un momento dudo que las coincidencias existan. Mi mirada está tan fija en él que se da cuenta de inmediato que estoy ahí, como una boba a quien han deslumbrado por primera vez.

—    No lo creo. —es lo único que dice cuando por fin articula algo con su lengua. Sonríe, lo cual es buena señal.

—    ¿Qué cosa hermano? —Es Harry quien pregunta, seguramente porque había pasado mi presencia por alto. Sus ojos verdes me encuentran casi al momento, aunque no dice nada.

—No se preocupen, el resto de las chicas no está. —responde Cesc mientras se levanta del suelo a saludarlos. —Ella es Anabella. Llegó hace mes y medio aquí. — Me levanto del sofá y los saludo con un hola animado, ocultando mi nerviosismo. — Ellos son Zayn y Harry.

No hace falta que Will me presente a Harry, pero eso no puedo decírselo sin que piense que he estado involucrada con él previamente. Por otro lado, me da gusto que el chico del festival esté ahí, y que por fin sepa cuál es mi nombre.

            —Nos conocimos en el festival del domingo, ¿Verdad Anabella? —anuncia Zayn. Mi nombre salido de sus labios suena mucho mejor de lo que en realidad es.

            —Sí, así es. —afirmo para Will y Cesc. Harry ha tomado asiento en el sofá de dos y nos mira ambos, inexpresivo.

Will y Cesc no hacen más preguntas. Zayn se acerca a mí con una media sonrisa encantadora en el rostro; espero poder platicar con él un rato.

—Perdón por haberte dejado así nada más…

—    ¿Dejarme? Fui yo quien se fue de repente, lo siento. — su mirada miel se desvía hacia la mesita de luz a un costado del sofá individual, donde yacen los dos libros que había adquirido el domingo. Lo veo tomar el de Madame Bovary. —Supongo que no viste mi mensaje.

—    ¿Mensaje?

Empieza a hojear la novela de manera que cada hoja se despegue de la otra, hasta encontrar un pequeño pedazo de papel casi a la mitad. Ni siquiera me había molestado en hojear Madame Bovary, puesto que estaba ocupada leyendo el libro de Wilde. Él, Zayn, me pasa con cuidado el papelito, así que lo desdoblo.

            —Esto es…

En aquel trozo lo primero que veo es su nombre, escrito en mayúsculas y ligeramente inclinado hacia un lado, luego una frase que lee Ha sido una charla agradable, ojalá te vea pronto, y por último un número telefónico. Me siento como una tonta cuando levanto mi vista y lo veo examinarme con gracia.

            —Perdón. No lo había visto, te lo juro. —admito, aunque me muero de vergüenza.

            —No es tu culpa. —replica él mientras devuelve el libro a la mesa. — ¿Qué clase de extraño deja mensajes ocultos a alguien a quien apenas conoce?

            —No, ha sido un detalle lindo. —digo; empiezo a sentir cálidas las mejillas. — ¿Estuviste esperando mi llamada?

            —Sería poco creíble si te dijera que no.

Hay algo en Zayn que hace que pueda conversar con él con facilidad, a pesar de que no nos conocemos del todo. Casi se me olvida que Harry Styles también está ahí y que debo atender su asunto primero.     

Don't let me goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora