Me encuentro con Zayn en el lugar establecido una media hora después. Luce igual de varonil y misterioso que antes, sólo que la camiseta de onomatopeya cómica le da una personalidad mucho más divertida. No nos quedamos mucho tiempo caminando por las calles del centro, puesto que Zayn admite que le gustaría que conociera su casa. No desconfío de él, pero al mismo tiempo me siento extraña; le estoy dando entrada a pesar de que no me gusta del todo.
—Hoy no estás solo, ¿verdad?
Me dedica una sonrisa que se combina a la perfección con una de sus miradas seductoras. — Lo estaremos durante media hora, que es cuando Niall vuelve del entrenamiento del equipo de fútbol. —Decido no reclamarle nada porque no viene al caso. De todos modos esos treinta minutos se pasarán volando.
Cuando llegamos la casa, no muy lejos del centro del pueblo, puedo percibir el olor del césped recién cortado y de tierra húmeda. El pequeño jardín delantero está rodeado por un par de arbustos altos y hay un árbol bajito algo ralo cerca de una de las ventanas; las paredes son de ladrillo rojo, me parece, y los techos de estilo abuhardillado. Me gusta mucho más esta casa que la tres veces más grande Silbey, puesto que se ve más acogedora y cálida. Atravesamos el jardincito y Zayn me abre la puerta para que pueda entrar.
—Disculpa el desorden. — escucho a Zayn decir por detrás de mí. — cinco hombres jóvenes viviendo por su cuenta no es una buena mezcla.
Zayn deja su chaqueta en el perchero de la entrada y me quita mi abrigo de gabardina azul medianoche para ponerlo también, de todos modos me quedo con mi cárdigan puesto por si las dudas. Sonrío. Adentro está bastante calentito y huele a madera, colonia de hombre y una mezcla frutal extraña. Me ofrece algo de beber y al final ambos escogemos una taza de café, debido al frío. Al cabo de un rato empieza a lloviznar, y para cuando nos hemos terminado las bebidas la lluvia ya es tormenta. Mientras no sea de relámpagos, estaré bien, pienso, porque detesto los relámpagos. La consola de videojuegos está conectada al televisor de la sala, así que lo enciende e intenta hacerme jugar, pero soy bastante mala así que esos quince minutos lo único que hacemos es reírnos de mí pobre habilidad; Niall llega no mucho después de que yo llego, me saluda efusivo, y luego se dispone a jugar con Zayn, a pesar de que este lo manda a darse una ducha primero para que no se resfríe.
—De acuerdo, pero no te adelantes mucho ¿vale?
El rubio irlandés se dirige a las escaleras con una enorme sonrisa, pero se detiene en seco cuando los tres escuchamos a la puerta de la entrada crujir.
—Ah, sólo eres tú. — dice Niall desde el tercer escalón. — Sé educado, tenemos visitas.
Y se sube. Zayn y yo nos preguntamos de quién se trata, aunque no nos demoramos mucho en descubrirlo puesto que la figura alta y delgada de Harry aparece sobre el pasillo. Intento contener mis emociones, puesto que no lo he visto desde el día del beso, así que me quedo donde estoy. Se está sacudiendo el cabello cuando aparece por el pasillo, aunque no levanta la vista.
— Hay un maldito derrumbe rumbo al norte, así que he tenido que… — su cabeza se levanta, se hace el cabello a un lado y me ve. — Tuve que regresarme.
— ¿Un derrumbe? Eso es rumbo a Silbey ¿no, Anabella? —Estoy tan desconcertada por la reacción de Harry al verme que no escucho a Zayn a la primera. — ¿Anabella?
— ¿Cómo? — el chico de los ojos marrón tiene que repetirme la pregunta. — Ah sí, ese es el camino hacia Silbey. ¿Dices que no hay paso?
Siento una opresión en el pecho mientras me dirijo hacia Harry como un extraño. Él ni siquiera me mira a los ojos cuando hablo.
—No. —responde con sequedad. — Voy a cambiarme.
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Don't let me go
FanfictionPor azares del destino, Anabella Harrow había sido enviada a una enorme mansión campirana lejos de casa. Ahí se hará de nuevas amistades que la internarán en un mundo de descontrol, donde las fiestas y reuniones están a la orden del día. Pero topars...