Acorralado

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NOTA IMPORTANTE: Tal vez debí mencionarlo antes, pero este no es un fanfic precisamente "romántico", al contrario, incluye una relación de "controlador-victima". Conlleva tortura psicológica y acoso sexual.
Por favor, si eres sensible a estos temas, eres menos de 16 años (o según la clasificación 'jóvenes y adultos' de tu país), o simplemente no te gusta, abstente de leer. 


Con el paso del tiempo, las atenciones por parte de Wiss habían aumentado, hasta el punto en que Vegeta empezaba a acostumbrarse e incluso a esperarlas. No sentía un anhelo por sentir el retorcido cariño de su maestro, y menos de sentir el temor constante de decepcionarlo y perder su derecho de estar ahí, si no más un deseo de que todo empezara rápido para terminarlo rápido y poder seguir con su entrenamiento.

En las ultimas semana, Wiss lo había acorralado en lugares inesperados como el jardín junto al lago, al almacén de peceras, e incluso en el mismo pasillo; forzándolo a abrir su boca e incluso a recibir suaves caricias por encima de la ropa, enfocándose al punto que cubría su delantal.
Aun sin saber la razón exacta por la que esa persona recurría a tales actos solo para recordarle su posición, el se resignaba en cada momento y solo cerraba los ojos hasta que había terminado.
Un día, Wiss lo sacó de su refugió mental con una pregunta extraña:

"¿Por qué ha dejado de resistirse, señor Vegeta?" El príncipe no supo que responder.

Desde ese día, su maestro había aumentado la agresividad de sus besos, mordiendo sus labios de vez en cuando, y su caricias, pellizcando ciertas "áreas sensibles" como las había descrito el. Al sentir eso, Vegeta trataba de escapar, lo que parecía divertir a Wiss.

"Un sádico, eso es lo que es..." Pensó Vegeta después de notar el patrón.

Ya habían pasado 6 meses y el saiyajin empezaba a preguntarse si todo eso valía la pena, o si debía huir mientras pudiera y regresar a la tierra. Podía admitir que extrañaba las comodidades de su casa y de como Bulma se encargaba de todo para que el solo tuviera que comer y entrenar sin preocuparse; tal vez Bulma no fuera del todo amable, pero al menos sabía que no le mordería sin avisarle.

Mientras se encargaba de limpiar la sala de estar, se dio cuenta de que Wiss y el Oráculo se acercaban por el pasillo, hablando animadamente.

-... y seguro sera un gran cambio de ambiente, ya que tiene una actitud más alegre.- Escuchó decir a Wiss.

-Igual causará muchos problemas.- Le contestaba el Oráculo divertido.

-Qué se le va a hacer, así es el.-

Cuando entraron a la sala, Wiss se dirigió a Vegeta.

-Señor Vegeta, voy de salida rumbo a la tierra. ¿Por qué no toma un descanso hasta que regrese? Traeré una sorpresa.- Afirmó con una sonrisa mientras se dirigía al exterior, para después desaparecer sin esperar una respuesta.

Confuso, Vegeta se giró hacía el Oráculo, pero este ya se alejaba por el mismo pasillo por el que había entrado.
Pasaron algunas horas y Vegeta ya empezaba a desesperarse por saber cual sería la "sorpresa" que le esperaba. Tratándose de su maestro, sería algo que le daría más trabajo.
Cuando el Oráculo vino a avisarle que Wiss regresaba, ambos fueron a recibirlos en la entrada principal, como le habían sugerido que debía hacer desde hace tiempo.

Desde cierta distancia, pudo ver el aterrizaje perfecto de su maestro y como se acercaba a ellos, pero de inmediato notó al bulto naranja que caminaba detrás de el; Goku observaba fascinado el lugar.

Sin mucho tiempo para considerarlo, Wiss le había encargado que le mostrara a su rival todo lo que debían hacer antes de recibir entrenamiento, pero Vegeta ya estaba trabajando su mente. Ahora que Kakarotto estaba aquí, ¿cómo afectaría eso a su situación? Tampoco es que Vegeta no hubiera considerado la llegada del otro, sabia que era cuestión de tiempo que se enterara y quisiera practicar el mismo entrenamiento que el, pero las cosas no eran tan simples...

Luces bien en rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora