Capítulo 1

12.1K 273 9
                                    

Todavía no entendía que hacia aquí y menos aún, como Amelía me había convencido para que fuera.

Estábamos en el Hotel Palace de Madrid. Odiaba este tipo de ambientes, tan selectos y llenos de glamour, porque sentía que no encajaba y lo que peor llevaba de todo esto, era tener que actuar. Lo había hecho un par de veces en eventos menores, generalmente algún cumpleaños o boda nada importante. En esos eventos no solían prestarte la menor atención. Sin embargo, esto era completamente distinto, se trataba de una de las galas más importantes de Madrid, donde se reunían los mayores empresarios del país y la pompa de la alta sociedad madrileña. Encima el escenario estaría en medio de la sala, así que me estaría observando todo el mundo.

- Deja de moverte por el amor de Dios Amanda- dijo mi amiga resoplando por enésima vez, cuando trataba de ponerme una de las pestañas postizas-. O te voy a acabar metiendo la pestaña postiza dentro del ojo.

- Es que todavía no entiendo que hago aquí, sinceramente. Voy a hacer el mayor ridículo de mi vida y lo peor de todo es que, todo el mundo estará mirándome.

- No digas tonterías. Además, estás aquí porque eres una buena amiga y la mejor para hacer esto- Se separa de mí y me mira fijamente, repasando su obra maestra-. ¡Ya estás vas a robar las miradas de todos! - Yo no quería eso, solo quería salir corriendo.

Me giré para mirarme en el espejo y lo que encontré me dejo completamente obnubilada. No parecía yo en absoluto. El reflejo que me devolvía el espejo era el de una mujer sexy y sofisticada. Mi piel olivacea lucia sin ninguna imperfección destacando, por encima de todo mi boca en color rojo borgoña. Mis pestañas eran más densas de lo normal, aunque ya fueran más largas de lo normal, y mi melena había sido ondulada a la perfección, llegando hasta la altura de mis pechos. Los nervios me comían por dentro, nunca me había visto así.

- ¡Amelia es demasiado!

- Deja de decir tonterías Amanda, estas perfecta- Una asistente suya le trajo lo que debía de ser mi ropa para actuar-. Me encanta- dijo mientras abría la cremallera, con un una sonrisa maliciosa-. Vas a estar mejor que la propia Ariadna Grande.

Lo único en lo que pensaba en esos momentos, era en salir corriendo, no en si estaría mejor o no que una artista de Hollywood. En ese momento se abrió la puerta y entro Lucas, mi compañero. Cuando me vio, soltó un silbido largo y sonoro.

- Querida si no fuera gay te juro, que te haría el amor hasta desfallecer ¡Pareces una autentica femme fatale! - dijo mientras chasqueaba los dedos, dejando entre ver su feminidad-. ¡Venga ya te estas vistiendo, que salimos en cinco minutos y no puedo hacer esperar a tantos hombres guapos y ricos!

Me dieron el conjunto que estaba en la bolsa y me arrastraron hacia uno de los biombos que había detrás de mi silla. Cuando me lo iba a poner vi en lo que consistía. Yo no me iba a poner eso ¡Él maldito conjunto, estaba compuesto por prendas de lencería! La parte superior consistía en un corpiño, que se anudaba por delante. La parte inferior en un culoté, con liguero al que se ataban unas medias negras completamente opacas, que llegaban a la mitad de los muslos. Todo esto estaba remato por una bata que me llegaba prácticamente a los tobillos, semitransparente y unos tacones de aguja.

- ¡Yo no me voy a poner esto! - dije asomando la cabeza por el biombo.

- ¡Déjate de tonterías por favor, que salimos en tres minutos! Tú piensa en lo que vamos a ganar esta noche- me dijo Lucas.

Protestando y haciendo sonidos prácticamente inteligibles, me puse el maldito conjunto, que me costó lo que no está escrito, por el dichoso corpiño. Cuando estaba completamente vestida salí de detrás del biombo.

Aunque no me pertenezcasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora