Capítulo 6

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Estábamos ya a viernes y llevaba dos semanas trabajando. Durante este tiempo no había tenido ningún encuentro más con él, y la verdad es que me sentía de alguna manera aliviada, porque no creía que tuviera las fuerzas suficientes para volver a hablar con él.
Me había sentido humillada, engañada y lo que es peor decepcionada, por haber pensado que su reputación era errónea, que mentían y que era diferente, pero no era así. Era un mujeriego, y esperaba que fuera muy feliz con La Bruja de piernas largas.

- Tengo una súper noticia y no te vas a poder negar-. dijo Amelía al otro lado de la línea. La verdad es que me daba miedo saber, cuál era esa gran sorpresa.

- A ver dime de que se trata- dije mientras suspiraba.

- Si te vas a poner así no te digo nada- me dijo con tono indignado, pero sabía que era fingido, solo lo hacía para hacerse la interesante.

- Deja de hacer el tonto y dime de que se trata- le dije con tono cortante.

- Pues resulta... que a esta súper amiga que tienes, le han regalado dos entrada para la fiesta del año, en la discoteca más exclusiva de todo Madrid... y ¿Adivina quién se viene conmigo?- En ese momento no era lo que más me apetecía. Además había tenido turno de mañana y estaba agotada.

- ¿No sé el francesito sexy?- dije intentado librarme.

- ¡No me había dado cuenta de lo graciosa qué eras!- dijo de forma sarcástica-. No querida, te vienes conmigo y antes de que digas nada, no acepto un no por respuesta. Además el francesito y yo, ya no estamos junto me aburría con él, se había vuelto todo muy monótono, y sabes que eso no me va.

- Vale, pues igual que a ti no te va eso, a mi tampoco me va el salir de fiesta hasta las tantas- me tire en el sofá del salón-. De verdad Amelia, búscate otro acompañante por favor.

- A ti lo que te pasa es que sigues pensado en ese capullo, olvídale esta con una psicópata emocional de piernas largas ¿y qué? Eres guapa, inteligente y una gran persona, ya veras como a la vuelta de la esquina tienes otro Romeo.

- Y dale...

- Te paso a recoger a las diez, búscate un modelito de infarto, porque vamos a quemar la pista de baile.

- ¡Amelia!...- Ya había colgado. Dios como odiaba cuando hacia eso y no me daba ninguna opción, pero en cierta manera tenia razón, me vendría bien olvidarle. Así que me levante del sofá y me fui directa a mi dormitorio a buscar lo que me podía poner para la dichosa fiesta.

Me pase buscando alrededor de una hora en el armario algo que ponerme. Sin embargo, no encontré nada de nada, no tenia nada para llevar a la dichosa fiesta y no era de esas chicas que constantemente dicen lo de, no tengo nada que ponerme, es más casi siempre repetía la ropa. Fue en ese preciso instante en el que caí que trabajaba en una de las tiendas de ropa, más famosa del mundo.

- ¡Qué asquerosa eres! ¿De dónde has sacado ese modelito? ¡Estas buenísima!- dijo mi amiga dando saltitos-. Jolín, la que decía que no tenia ganas de salir esta noche- me miró de arriba a abajo. Yo no consideraba que fuera tan arreglada.

Úrsula me había prestado un vestido de seda negra. Me encantado desde que lo vi en la tienda, aunque me había parecido un poco atrevido, todo hay que decirlo. Era un vestido compuesto por bastantes lentejuelas plateadas, que me llegaba por encima de las rodillas. Tenia una gran abertura en la pierna derecha y un gran escote en forma de V en la espalda. Además, había elegido unas sandalias plateadas de aguja y un bolso de mano a juego. El pelo lo llevaba suelto y con unas ondas abiertas y bien marcadas. El maquillaje era bastante sencillo, lo único que destacaban eran mis labios de color borgoña, me encantaba ese pintalabios.

Aunque no me pertenezcasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora