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Estoy sentada en un rincón observando te, no me arrepiento de lo que hice, lo miro a los ojos sin piedad, esta vez sin miedo. Lo veo asustado. Y ya por fin a mis pies, lo libero. Lo amo, y de esta manera no lo haré pagar por abrir sin contradicciones lo que me quedaba de corazón. Él vacilando un poco en la puerta me dedica su ultima mirada, esta vez no refleja miedo si no tranquilidad. Acercando se un poco me regala un pequeño beso en la frente, él vacilando un poco en la puerta y con mi arma en mis manos; estoy lista para dejarlo ir. Disparo directo a su cráneo.

NO LIMITSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora