Punto de Vista: Virgo.
Era una ciudad como cualquier otra, solamente que está tenía algo que la hacía resaltar. Muchos de sus habitantes eran por así decirlo, extraños. Había algo que me hacía temblar por dentro cada vez que daba un paso.
—Al parecer Cosmopla es muy famoso en esta ciudad, según el señor es el guardián del bosque.— dijo Cáncer. —Entonces hay que ir al bosque.— dijo Tamara tomando la iniciativa.
—¿Cómo sabremos quien es?¿Cómo es?—pregunto Aries. —Ella tiene razón, Cosmopla es un cíclope; los cíclopes no se dejan ver a la fácil.— dijo Ryan, es muy mono el chico. —Chicos, piensen. ¿Qué es lo que más les gusta a los cíclopes?— dijo Escorpio sin recibir respuesta alguna. —Los sátiros, ¿no?— dijo al ver que nadie iba a decir nada.
—Ya sabemos eso, pero ningún sátiro arriesgara su vida por esto.—dijo Tauro. —Yo conozco un sátiro que daría lo que fuera para que todo vuelva a como era antes.— dijo este a lo que Piscis y Cáncer bajaron la cabeza. —¿Otis?— preguntó Libra.
—Alguien me llamó.— dijo una voz a lo lejos, busque por todos lados hasta que baje mi mirada encontrándome con un niño como de unos 10 años. ¿Ese es Otis? —Sé que para muchos sátiros debe sonar loco lo que haré, pero si es por los dioses lo haría todo.— dijo mirándonos a todos seriamente.
—¿Estás seguro?¿Por qué si no lo estás podemos conseguir alguna otra manera?— dije, sé que debe ser difícil para él hacer esto, saber que puede perder la vida en cualquier momento por ser la carnada del plan. —Estoy seguro Virgo, no se preocupen. Puedo ser chiquito, pero se cuidarme solo, tengo 133 años.— dijo a lo que todos lo miramos sorprendidos.
—Creo que todo está aclarado ya, seguimos con el plan.— dijo Leo un poco fastidiado adentrándose al bosque, detrás de él venía Tauro. Todos seguimos adentrándonos al bosque, yo no veía cuando iba a descansar.
Unos crujidos se escucharon haciendo que todos estuviéramos atentos. Un hombre como de unos dos metros caminaba con varias cuerpos de cabras.
Tiene que ser el, ¿verdad? No sé que me dio el impulso que fui la primera en seguirlo. Los demás me siguieron, se dirigía a un sendero que llevaba a una cabaña.
Una cabaña horrible, el lugar apestaba a sangre y muchas moscas rondan alrededor de está. —¿Es él?— le pregunte a Otis quien asintió un poco preocupado. Yo también lo estaba no sabía que era lo que iba a suceder ahora.
Punto de Vista: Tauro.
—Ya todos saben lo que hay que hacer, pues manos a la obra. — dijo Sagitario aplaudiendo haciendo que todos se pusieran en posición.
Yo sé que puedes Tauro, sólo tienes que ir a golpear la fuerte la puerta. Solo utilizas tu poder y golpeas y....¡Dios mío! Cuando llegue a la puerta.
Que hacía no sabía qué hacer estaba al frente de la puerta. ¿Qué hago? —Pssss. Tauro. Pssss.— chillaba Leo desde un arbusto. —¿Sabes tocar la puerta, verdad?— dijo y termine fulminando a él con la mirada.
Toque la puerta decidida a hablar con Cosmopla. Pasos fuertes se oyeron detrás de está, pero nada me haría retractarme de hacer esto. Nada.
Un hombre de dos metros con una barba negra y una panza apareció por la puerta. —¿Quién eres y qué quieres?— preguntó escupiéndole la cara. Desagradable.
—Me llamo Angélica y me he perdido, necesito ir urgente a la estación de buses. ¿Me ayuda?— dije limpiándome la cara y mirándole con miedo.
El tipo da miedo, lo volví a mirar esperando respuesta hasta que me cerró la puerta en la cara. Gire para ver a todos los demás que me miraban buscando respuestas.
No sabía que decirles, camine hacia Escorpio parecía un poco irritado. —El plan no funciono.— dije a lo que él empezó a patear y gritar al suelo. Bueno lo perdimos.
—¿Y ahora?— pregunto Jake, el hijo de Hermes. —Tal vez yo pueda lograr algo.— dijo Otis caminando hacia la puerta tomando su forma natural.
(Narrador omnisciente)
Otis caminaba hacia la puerta de Cosmopla, decidió a buscar el vellocino de oro. Una vez que toco la puerta Cosmopla salió y sus ojos se tornaron rojo, su ropa se rompió, sus dientes se hicieron más grandes y filosos.
Los signos estaban sorprendidos por lo que sucedía, pero dispuestos a pelear todos se pusieron en posición. Cosmopla estaba rodeado.
Mientras que Acuario, Géminis y Sagitario entraban a la casa en busca del vellocino el resto peleaba contra el cíclope que daba pelea.
Tauro golpeaba a Cosmopla con todas sus fuerzas, Aries se auto detonaba cerca de éste, Leo lanzaba fuego a sus caras, Virgo levantaba raíces de la tierra para tratar de amarrarlo con estás.
Los semidioses y los demás ayudan, pero no era suficiente. Hacían todo para detenerlo mientras que los otros 3 buscaban el vellocino de oro, pero Cosmopla no le importaba nada si lo hieran sólo perseguía a Otis.
Otis corría, se escondía tratando de salvar su vida, pero no fue así. En un descuido Cosmopla agarro a este por las piernas dándole un mordisco en el abdomen.
Cosmopla al instante cayó al suelo por Sagitario que además de encontrar el vellocino, robo varias cosas del lugar, entre ellas una espada que la atravesó por el pecho del cíclope.
—¡Otis!¡Otis!— gritaba una Piscis llorando. Todos corrieron hacia Otis quien estaba acostado en la tierra seca.
Punto de Vista: Capricornio.
—¡Otis! Por favor, quédate conmigo, quédate con nosotros. Te lo suplico, no me dejes sola, tengo miedo. ¡Otis!— Piscis lloraba desconsoladamente.
Otis solamente trataba de mantener sus ojos abiertos y decir algo. —Querida Piscis, nunca estarás sola, aunque esté lejos siempre estaré contigo. Aquí.— dijo con dificultad tocándose su pecho.
—Sé que sus padres los aman, y deben saber que nunca serán la segunda opción de sus padres— le dijo a los semidioses quienes le mostraron respeto.
—Ustedes, recuerden siempre que son más fuertes de lo que creen, más inteligentes de lo que piensan, pueden ser de todo si se lo proponen.— dijo tosiendo.
—El valiente de Aries, la decidida de Tauro, el astuto de Géminis, el protector De Cáncer, el cariñoso de Leo, la luchadora de Virgo, la justicia de Libra, el poder de Escorpio, el aventurero de Sagitario, la ambición de Capricornio, la humanidad de Acuario y la imaginación de Piscis.—tosió— recuerden siempre que ustedes son y lo serán por siempre Los Elegidos.
Y esas fueron sus últimas palabras, volví a ver a todos y estaban con la boca abierta. Veía como unos lloraban y no me había dado cuenta de que yo también lloraba.
Sabía que el recorrido sería fuerte, y esto no ha terminado. Me di cuenta de que éramos una familia al final solamente éramos nosotros doce. Yo Capricornio debía seguir dando lucha y razonar de que esto no era un juego. Debemos salvar al Olimpo.
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Los Elegidos.
De Todo- Todavía no entiendo para qué necesitamos a mortales cubriendo nuestra espalda, ¿para que están nuestros hijos, hermano?- exclamó Poseidón estresado, no entendía a su hermano Zeus - Hermano, sigo pensando que le deberías dejar esto a los semidioses...