Canción 7

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She's got eyes of the bluest skies

As if they thought of rain

I hate to look into those eyes.


—¡Hola, mis amores! ¿Cómo han pasado el fin de semana?

«Yo de lo más complicado» pensé mientras le hablaba al micrófono en un intento por sonar igual que siempre. Pero era difícil con la resaca que aún me acosaba.

En verdad había tenido un fin de semana duro.

♥ ♥ ♥

El sábado por la mañana tuvimos la visita de toda nuestra familia. Papá, Susy, Ignacio y Federico llegaron con la intención de celebrar el cumpleaños de. Aunque terminó siendo un amontonamiento de gente en el pequeño comedor de nuestro departamento y encargando un delivery de pizza y empanada. Lo que no faltó fue el vino que trajo papá. Aunque eso no importaba cuando podías ver a tu familia después de tanto tiempo.

Luego del almuerzo, llegaron América y Rina con una enorme torta de cumpleaños en forma de cancha de futbol, incluso tenía un pequeño jugador con la camiseta de Racing. Sin importar cuánto pasara, Manu amaba las tortas infantiles y sus favoritas eran sin dudas las del club de sus amores. Desde que tenía razón, Mer había sido la encargada de las tortas de cumpleaños de todos, y ahora lo era de un montón de personas, pues era la dueña de una prestigiosa empresa de catering para eventos.

Así la tarde pasó en una caótica paz. Mi papá y los chicos se pusieron a jugar a la play mientras Olivia y D'Artagnan, correteaban por toda la casa. Mi papá había aprendido a jugar videojuegos y era muy bueno en ello, aunque el campeón imbatible era Nacho; mi hermano de diecisiete años y que se encaminaba a ser un rompecorazones como Manuel, con sus intensos ojos azules como los de papá y sonrisa pícara de Susy.

Por otro lado, las mujeres de la familia salieron al balcón a tomar mate y seguir con los planes de la boda de mi hermana. Normalmente me uniría, pero ese día me sentía algo cansada, así que me dirigí a mi habitación a dormir una siesta.

Aunque no me esperaba a encontrarme a Fede allí. Mi hermano pequeño, de catorce años, estaba husmeando en mi biblioteca.

—¿Qué hacés? —de dije.

—¿Me prestás un libro? —dijo en cambio.

—Si querés que te preste algo tenés que pedírmelo, no entrar en mi pieza y tocar mis cosas sin permiso —lo regañé. Pero de igual manera me acerqué a mi estantería y tomé unos libros—. A vos te gustan los de aventura, ¿verdad? La isla del tesoro, El Hobbit o Los Juegos del Hambre...

—¿M-me prestarías uno de romance?

«¿Un libro de romance?»

De mis seis hermanos, Federico era a quien más me parecía. No tenía esa personalidad brillante de Blanca o la galantería de Manu. Él resaltaba entre todos por su cabello negro y taciturnos ojos azules detrás de sus anteojos. Fede era tranquilo y algo tímido, y compartíamos el mismo hábito de encerrarnos en un libro en vez de socializar con personas. Por eso me extrañaba que de pronto prefiera una novela de romance a sus amadas historias de aventura y acción. A menos que...

«¿Mi pequeño y dulce Fede enamorado? No. No podía ser.»

—A ver, veamos... —dije volviéndome a la biblioteca y buscando un libro que no fuera tan cursi o atrevido—. Creo que este podría gustarte: Eleanor & Park, tiene muchas referencias a canciones viejas y comics.

Las canciones de CelestinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora