Canción 20

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Es un sentimiento nuevo

che mi tiene alta la vita

la passione nella gola

l' Eros che si fa parola.


—¡Buenas noches, Córdoba! ¿Cómo están, mis amores? Nos volvemos a encontrar con la música más romántica seleccionada especialmente para ustedes. Esto es Stereo Hearts y nosotros somos Celestina y Darcy —dije al aire echándole una mirada a Casiano en los controles.

Habían pasado un par de días desde mi encuentro con aquel perrito y todo lo que vino con él. Afortunadamente ahora él estaba perfectamente bien. Aunque mi vida y quizás la de Casiano se habían revuelto un poco gracias a él.

♥ ♥ ♥

En la comisaría intenté describir con lujo de detalle a los muchachos que habían atacado al perrito mientras apoyaba un poco de hielo que una oficial me había dado en mi ojo morado. Al parecer, el policía que me rescató los había estado persiguiendo por un robo y mi retrato era clave para encontrarlos. Debí haber tardado realmente mucho, porque cuando salí de la comisaría vi un mensaje de Casiano que decía:

Casiano Ivanov: ¿Cómo estás Celeste? El perro acaba de salir de la sala de operaciones. Fueron sólo unas costillas rotas, estará bien. Cuando te sientas mejor pasá por la clínica a ver qué vamos a hacer con él.

No pude evitar soltar una risa al notar que Casiano decía más palabras a través de un texto que en persona.

Mi mejilla se sentía algo hinchada aún, pero por lo demás me sentía bien. Es más, todavía estaba llena de adrenalina y no tenía deseos de volver a casa. Así que regresé a la clínica para pensar en qué hacer a continuación.

—¿Es que no tenés nada mejor que hacer o te gusta ir por la calle como un mapache? —preguntó Casiano desde el mostrador cuando me vio entrar nuevamente en el vestíbulo de la clínica. Esta vez pude prestar más atención en él, llevaba puesto una chaqueta como de enfermero y su pelo rubio estaba recogido en un rodete desordenado. Era una visión realmente extraña.

—Estaba preocupada por él —respondí y le entregué la nota que me dio el oficial—. ¡Ah! El oficial me dio esto por si necesitamos algo.

—Oh, genial. Él está bien. El Dr. Aguirre está terminando de revisar los estudios que le hizo. Cuando finalice podemos empezar a pensar en un hogar para él —contestó anotando los números en una libreta. Entonces me examino con sus intensos ojos azules—. Pero ¿qué mierda te pasó y por qué había un policía involucrado?

—Había salido a correr cuando me encontré a un grupo de chicos lastimando a ese pobre perrito. Y cuando intenté detenerlos la ligué yo también... —seguí contándole lo que me dijeron los oficiales mientras veía como la rabia se apoderaba del rostro de Casiano—. Pero estoy bien, en verdad. Siempre recibía pelotazos en la cara en Educación Física así que esto no es nada comparado con eso —agregué intentando aligerar el ambiente.

Él quedó mirándome por varios segundos con una mirada que no supe describir.

—Sentate. Te voy a dar algo para ese golpe —dijo en cambio señalando la hilera de sillas negras y se fue durante unos minutos.

—¿Qué es eso? —pregunté cuando volvió con una pequeña pomada—. Emm, ¿tenés un espejo? ¿Y está bien que yo la use?

Con un sonido de exasperación Casiano se sentó en la silla continua y tomó mi barbilla para que mi rostro quedara enfrentado al suyo. «Muy cerca» exclamó mi cerebro. Tanto que podía ver los diferentes tonos de azul en sus ojos.

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