Capítulo 9: Hurt.

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Ahí estaba, el perfecto comienzo del fin, Baekhyun estaba listo, preparado para decir adiós, estaba tan harto de Sehun como para querer darle un fin a todo, claro, ¿Fin a qué? No estaba muy claro, sólo estaba listo, listo para no dejarse que le tocar, decirle que se marchara de su hogar y su vida para siempre, que no sería nunca más su juguete. Merecía ser feliz, así como Chanyeol merecía una relación sana y sin infidelidades.

Sus dedos se pasearon lentamente por su piel, su hombro dolía, no sabía si era el estrés o la incómoda posición que utilizaba para escribir la tesis. Se hallaba escribiendo y borrando como alma que llevaba el diablo, sentía lava hirviente en sus venas, adrenalina en la sangre. Byun BaekHyun era una bomba de tiempo a punto de estallar, sin embargo, para alimentar su indómita ira, el tiempo parecía ir tan lento como le era posible, movía las piernas desesperado, inquieto. Finalmente se puso de pie, caminó como un felino enjaulado y tomó asiento nuevamente, esta vez en el sofá.

Un golpeteo le sacó de su paz, tal como lo era un depredador esperó en silencio, ocultando su real sentir, esperaría el momento preciso para dejar salir todo lo había en él. Cuando abrió la puerta se encontró con un sonriente Oh Sehun, tenía labial en la camisa, cosa que no le sorprendió, es más, podría haberse reído si no fuese porque no le causaba la más mínima gracia. Curioso, el infiel de cornudo, la puta cereza del pastel, nada más le faltaba, es que era perfecto, no podía ser peor.

— Hey, hyung. — Su estúpida voz resonó como si fuese una suave tela. Amaba su voz, sonaba rara a veces, pero era una voz bastante inocente, una que podía ser convertida en algo ronco y masculino, ese era un contraste que describía perfectamente a Sehun, aparentemente encantador, pero un verdadero dilema doloroso y oscuro en el fondo. Hizo un gesto con su cabeza para invitarle a entrar, señal que el más alto correspondió poniéndose en movimiento, le aprisionó la cintura y cerró la puerta con su mano sobrante, para luego poner la misma de vuelta en su costado. Era doloroso, porque ansiaba su toque como agua en un desierto, así se sentía, sediento de él a cada segundo. Cerró sus ojos y la ira desapareció, el tacto en su mejilla, ¿Por qué era así? Lento, tortuoso, no podía ser frío y follar solamente, tenía que tocarle, besarle, darle caricias como las de un amante enamorado. Lástima, sólo eran actos vacíos.

Ambos pares se encontraron con lentitud, sin apuros, algo casi inocente, se exploraban como si fuera la primera vez, los ojos fuertemente cerrados del bajo querían llorar, la furia asesina se transformó en dolor, en líquido que recorrió sus mejillas. La respuesta de su acompañante, al ver el inmaculado beso mancharse del salado de las lágrimas fue separarse abruptamente con los ojos abiertos de par en par, su cabeza negaba, prontamente, su gesto fue lo que comenzó a derrumbar su mundo.

— Oh no, Baek, no vengas con esa mierda. Es mejor cuando simplemente actúas igual de lindo que siempre y no te pones a llorar como una nena ¿Vale? No la cagues. — ¿Él ... cagarla? Ni siquiera pudo articular algo, sólo sabía que si hubiese podido sacar humo de su cabeza lo hubiese hecho, pero los labios del contrario le habían aprisionado, sus manos también, estaba atado, siendo arrastrado y por primera vez sintió asco, y quizá fue esa sensación la que le impidió sentir el clic de la cerradura del departamento. La puerta estaba abierta.

Ansioso por llegar a casa Chanyeol se encontró con su departamento vacío, sin importarle mucho llamó a JongDae para preguntar por el paradero del mayor y extrañado se enteró que su amado se hallaba en su viejo departamento escribiendo su tesis. Había llegado antes, JinAh, su secretaria, había arreglado todo para que pudiera partir con anticipación y ansioso cargaba un pequeño regalo para su novio; una gargantilla de plata con un zafiro como Dije. Nadie le había dicho la enorme sorpresa que encontraría al momento de abrir la puerta, la chico que más amaba en el mundo estaba ahí, besando al idiota que la había arrastrado de cierta manera a sus brazos y ahora, deliberadamente se la volvía a quitar. BaekHyun le era infiel con Oh SeHun, la persona que anteriormente le había herido al límite de llevarlo a vivir un mes de encierro, la persona que hizo al castaño alguien reservado, nada comparado al risueño chico que había conocido. — ¿Interrumpo algo? —

Every night 「SeBaek」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora