Capítulo 11:
Era un día frío como pocos en aquella época del año, Irene y Sehun habían salido de compras, salida que desencadenó en el chico alto y pelinegro cargando un montón de bolsas mientras su novia caminaba frente a él sin preocupaciones. Luego de unos minutos se hallaban sentados en una cafetería al aire libre, si bien hacía frío, el mayor siempre había odiado los espacios cerrados, le ponían nervioso y su novia, consideradamente aceptaba morir de frío con tal de ver a su amado contento. Un viento gélido sopló llevándose consigo el separador de páginas del más alto, este se puso de pié y fue tranquilamente hacia este. En ese momento el tiempo dejó de correr.
— ¿SeHun?— Escuchó venir de una voz suave y melodiosa, conocida por demás. El rostro de la persona en cuestión se alzó agresivamente, ahí, frente a él sosteniendo el pequeño objeto de papel estaba Fei, había dejado la calidez de su castaño claro casi rubio, ahora ese castaño era oscuro, sin llegar al negro, caía por su rostro como una melena falsa, pues, por uno de sus hombros como cascada caía una coleta larga que demostraba que la mujer aún conservaba el cabello largo. En la mesa a su lado estaba JiA, ella seguía casi igual, la diferencia es que ahora su rostro se había ablandado, su cabello era más largo y claro, parecía mucho más femenina que antes. Ambas lucían jóvenes, felices. La ira creció dentro de su pecho, ¿Qué se creía apareciendo así como así? Como si fuesen conocidos, como si no le hubiera ignorado por todos estos años. Su gesto se tornó serio y despechado, causa de que Fei cambiara su sonrisa por un rostro serio, casi triste.
Como alma que lleva el diablo el más alto retiró su separador de páginas de las manos de su madre, caminó hasta su novia y en silencio cogió sus bolsas para retirarse luego de dejar el dinero sobre la mesa, no iba a mantenerse ahí sabiendo que aquella mujer se encontraba respirando el mismo aire. Mientras tanto, la castaña volvía a tomar asiento al borde de las lágrimas, jamás creyó que al dejar a su esposo perdería a su hijo también. Habían tantas cosas que desearía hablar.
— Sehun, detente...— Musitó la joven mientras era halada por el centro comercial hasta el estacionamiento. — Sehun.— Continuó alzando la voz poco a poco hasta que finalmente fue un grito, jaló su mano y se despojó del agarre del mayor. — ¡Me lastimas, Sehun! ¡¿Qué sucede?! ¿Quién era esa mujer?— La pequeña joven puso sus brazos en su cintura a la espera de la respuesta de su amado, aquella extraña situación le había dejado Shockeada, de un momento fue despojada de su café y arrastrada hacia la salida por un Sehun lleno de ira.
— No importa, no es nadie. Nos vamos y no se habla más del tema ¿Escuchaste?— Quería calmarse, realmente quería calmarse, sin embargo, a pesar de sus intentos, sentía la sangre hervir con sólo recordar el rostro de esa mujer. No se había aparecido en años ¿Y ahora sólo se encontraban en el mall? Menuda mierda, no es como si fuesen amiguitos de la escuela que podían encontrarse luego de años, no era así.
El día acabó mal, Irene enfadada por el arranque de ira del pelinegro se encontró con la faceta menos falsa del chico, esa donde era un hijo de puta. Sí, se había esforzado por ocultar sus carencias de carisma frente a su novia, es más, hacía parecer que era bastante racional y agradable, cosa que era pura mentira. Luhan sí le conocía como el maldito que era, los comentarios hirientes y sarcásticos siempre estaban presente. Sehun no siempre había sido así, pero desde cierto suceso hace años, toda huella de humanidad y racionalidad había desaparecido, sólo era mala ostia caminando. Y hablando de Xian, el hermano mayor de la joven se encontró consigo esa noche, habían tenido sexo de la manera menos delicada posible y al aludido parecía encantarle que le trataran mal, pues, como siempre, acababa en una segunda ronda. No obstante, a pesar de la revitalizante actividad, seguía de mal humor, así que una vez a solas en su departamento « Junto a sus demonios » permaneció sentado en el sofá negro de cuero, sostenía en su diestra un vaso de whisky seco, algo fuerte; algo que le calmara. Aún así el objeto de cristal acabó estrellado contra una pared, las imágenes de Fei en su cabeza iban y venían cómo una mala broma, ¡Lo que le faltaba! Más razones para no querer mejorar en lo absoluto, la verdad es que la odiaba, la odiaba tanto como odiaba a Baekhyun, con ese rostro angelical y delicado, ocultando su verdadera naturaleza venenosa. La verdad es que para él no eran nada, simples marionetas.
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Every night 「SeBaek」
Hayran KurguBaekhyun tiró con fuerza el brazalete de plata en su muñeca, la cadena rota había dañado su piel ligeramente dejando una marca roja, resignado a lo que se había terminado decidió tirar cada uno de sus recuerdos, siendo el último de ellos el que ahor...