Todo fue normal, me hablaste y mientras más te conocía más me gustabas. No entendía el por qué. Yo no era así, era algo ilógico, mis sentimientos no salían a flote tan fácilmente. Tus palabras eran Frías, de esas que nadie dice. No entiendo que pasó. Desearía saber y encontrar respuestas. El día paso más rápido de lo normal, parecía que todo a tu lado mejoraba. Lo mas raro de todo es que de mis pensamientos estuvieran saliendo esté tipo de palabras bonitas y cursis. ¿que me estaba pasando?
Al llegar a casa después de clases me encerré en la habitación y comencé a llorar. No quería sentir esto ahora, no quería preocuparme por nadie ni que nadie lo hiciera por mí. Es de esos sentimientos de querer permanecer sola sin nadie al cual darle explicaciones.
Los gritos en mi hogar salieron a flote, las palabras obscenas e hirientes era lo único que se oía. Estaba harta, cansada de lo mismo. De que siempre mi autoestima bajara al llegar aquí. Que lo único que quisiera sea buscar una navaja y hacer cortes en mis brazos. Ya no soportaba más. Entonces, tenías que llegar tú. A poner mi vida y sentimentos patas arribas, a complicar más mis días, mis pensamientos, todo. Jamás había sentido un sentimiento tan grande, menos por una mujer. Ni si quiera eso es lo peor de todo, si no que jamás de los jamases, seré correspondida. Ese sentimiento de querer y que no te quieran es lo que me mata. De querer estar pero no poder. Eso vida mía, es lo que me tiene Fría.