Me levanté la mañana siguiente con una gran decisión en mis manos, pero ya sabía que hacer, mi mente estaba tan clara como el agua y podía transmitir mis sentimientos con tan sólo la mirada, estaba decidido.-No te preocupes Mabbel, iré a ver a Pacifica a la cafetería- dije saliendo.
Entré en la vieja cafetería olorosa a huevos cosidos y tocino, a lo lejos en una mesa logré ver la rubia cabellera de la muchacha, caminé hasta ella y le besé la mejilla, para sentarme al frente y pedir el desayuno.
-Bueno Pacífica...- dije cerrando los ojos- creo que eres una chica genial, y que en estos últimos meses has cambiado radicalmente, para mejor por supuesto, no sé si yo te merezca...
-¡Eso no importa Dipper!... Dame una oportunidad... Por favor...-
-Pacifica... Yo... Está bien... -
-¿Qué?....-
-¿Quieres ser mi novia? -dije tomando sus manos.
-¡Si!-
La observé detenidamente, traía puestos unos jeans, un gorrito azúl y una chaqueta marrón de piel falsa, muy diferente a como se veía ayer: con su vestido púrpura hasta los tobillos y señido al cuerpo, sus tacones negros que la hacían ver un poco alta y su rubia cabellera atada en un lujoso peinado. Charlamos de cosas triviales mientras comíamos nuestros huevos revueltos con tocino y jugo de naranja fresco, cuando terminamos nos dimos un corto beso (que para ella fue el primero y yo... Bueno creo que ya saben) y cada quién fue a su casa, cuando llegué fui atacado con toda clase de preguntas.
La ignoré todas.
Me dispuse a leer mi libro favorito sentado en el porche, a solas:
La Princesa Desafortunada
Hubo una vez, una hermosa princesa, no era gobernante de ningun reino, pero para sus padres lo era.
Un día los padres de la princesa desafortunada muerieron trágica y extrañamente y la princesa fue mandada a un orfanato fuera de la ciudad. Cuando llegó allí todo estaba muy oscuro y nublado, y ella no podía ver nada más allá de sus pies. Bajó del autobus y éste arrancó con su tubo de escape estruendoso sobre el ruido de la noche, tomó su maleta marrón y bajó mordiendo una manzana roja.
-¿Hola? Soy Angibbel, la chica nueva... ¿Hey? - Dijo la pobre a la nada
Caminó sobre el pasto viejo y llegó a una antigua casa, tocó la puerta y esperó un momento... Entonces ésta...
.
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.-¡Dipper, prestame atención! -gritó Mabbel, empujando el libro que su hermano traía en las manos.
El la miró con enojo y recogió su libro del piso, se levantó del porche y entró en la cabaña, de nuevo.
-¿¡Que es lo que te pasa!? ¿¡por qué estás actuando así conmigo!? ¿¡Donde quedó mi Brobro!? ¿¡Que hice.... Que hice mal?... -dijo mientras sus ojos se cristalizaron, se abrazó a si misma y rompió a llorar, me mordí el labio y la abracé- ¿Que pasa Dipper?
-Oh Mabbel... -dijo acariciando su cabello y besándole la coronilla- perdón por ser un completo patán contigo ¿okey? Muchas cosas están pasando y... Creo que te he dejado de lado, perdón Mabbel.
-Puedes confiar en mi- dijo levantando la cabeza, sus ojos marrones estaban hinchados y se veían más grandes de lo normal, los restos de lágrimas caían de sus mejillas, y el labio le temblaba
-Lo sé mabbel, después de todo eres mi hermana -susurré- te contaré pero sientate es una historia larga...
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.-Y ahora estoy aquí, siendo novio de Pacífica y enamorado de Bill- Mabbel me miraba de una forma rara, una sonrisa se dibujó en sus labios y la alegría brotó de la nada
-¡¡Sabía que eras Gay!! ¡¡Por un momento pensé que te gustaba Mi Gideon!!- gritó abrazandome
-¿Tu Gide... Te gusta Gideon?
-Daaa, ¿no es obvio?
Le sonreí, los hermanos misterio habían vuelto.
•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
-♪♪♪Love me like you do♪♪♪- cantaba en una esquina del sofá, Mabbel-
Estábamos todos en el salón, Stan veía tele, Mabbel estaba en su nuevo celular, cada uno le habían comprando el mismo modelo, sólo que el mío era negro y el de ella era rosa Barbie, había obligado a Stan a poner WiFi y había dejado caer el router y Ford no me dejó en paz hasta que le dijera la clave. Se preguntarán ¿Y Bill? Y dejenme decirles que no tengo ni la más mínima idea.
-Hola Bill- canturreo Ford cuando vio entrar a Bill por la puerta, cubierto de barro hasta las narices, se le acercó corriendo y preguntando que le había pasado
Me levanté del sofá con una obvia molestia, me dirigí al baño y me encerré allí, puse la bañera y me relaje, o eso creí.
-Hola Pine Tree- dijo Bill flotando encima de mi, di un respingo.
-¿Que haces aquí? -pregunté sentándome de golpe
-Vine a bañarme contigo, ¿acaso no es obvio?
-Oh lo siento pensé que tu queridisimo Fordy te había preparado su baño- dije rodando los ojos
-Lo hizo, pero quería bañarme contigo ... Espera ¿estas celoso?
-Deliras, ni en tus más lindos sueños
-¡Por eso haz estado actuando raro todos estos días!
-No me interesa, debería preocuparme es por MI novia y no por lo que un viejo cuarentón y un demonio se traigan entre manos -gruñi a la defensiva, Bill se quedó helado
-¿Le dijiste que si?
-No, sólo le pedí que fuera mi novia, por supuesto que le dije que si grandísimo idiota.
-Sabes que no la amas- susurró en mi cuello, se había quitado la ropa de un chasquido y me había posicionado encima de sus piernas, tan veloz como siempre- me amas a mi, ¿no es verdad?
-N-no lo es
-Deja de fingir Pine Tree.
-No finjo
-De todas formas... Yo también te amo
Me congelé totalmente, ¿Bill me amaba? O sólo era una tonta excusa para que no fuera novio de pacífica? Me mordí un labio.
Bill empezó a fregar mi espalda, después mi pecho y por último...
-A donde llevas tus manos... ? Bill ah!- gemí al sentir el toque de sus manos, intenté alejarlo
-Eres mío, ¿Entiendes? Mío.
-Y-yo no soy tuyo -dije entre gemidos
En un chasquido cambió de posición y ahora tenía su cara a centímetros de la mía, mordí mi labio de nuevo, subí mis manos lentamente por su pecho
¡No lo hagas! -gritó mi subconsciente
Envolví el cuello de Bill con mis brazos y lo apegué más a mi
¡No caigas en su trampa Dipper, reacciona! -pero ya no la escuchaba
Y entonces lo besé
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Crystal Heard / Billdipp [Rewriting/ Con Errores Ortográficos]
Fanfic[Historia creada en etapa de inmadurez, no juzguen xd, TERMINADA] No todo siempre es perfecto como lo pintan, Bill no es así, lo sé, lo he comprobado por mi mismo desgraciadamente. Hoy estoy dispuesto a renunciar a esos tontos sentimientos que extra...