El adiós

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Envolví a mi hermana en un fuerte abrazo, mientras veíamos el sol apagarse en el horizonte, la apego más a mí, en un intento desesperado de guardar su amor en lo profundo de mi corazón y atesorarlo. Suspiré cuando me soltó, con un deje de esperanza acrecentado

-¿Dipper? -habló con un murmuro, como si intentara no ofender a paisaje nocturno que ahora nos embriagaba

-¿Ujum? -pronuncié para que supiera que la escuchaba

-Desde hace tiempo he querido preguntarte algo...

-¿De que trata? -dije mirándola

-Desde siempre... Me he comparado contigo -la observé sorprendido- No me mires así, no creas que ser la tonta de los dos es la gran cosa

-No eres tonta Mabbel

-Dipper, basta -dijo, mirándome de frente - Siempre quise ser como tú, siempre quise tener tu audacia, tu inteligencia, tu lealtad... Y quería disculparme

-¿Disculparte?

-Sí... Todas esas bromas.... Dipp, eres una persona estupenda y yo nunca quise que por mi culpa tuvieras complejos... Perdoname, en serio lo siento...

-Mabbel...

Las lágrimas corrían por sus mejillas, y no tardaron en florecer en mis marchitos ojos, la abracé con fuerza y los lamentos no tardaron en salir como sollozos implorantes, no podía cambiar el futuro que se nos acercaba, ni el pasado que nos había unido y separado. Pero ahora mismo, éramos un hermoso punto neutro, un pequeño espasmo de felicidad desbordante y tranquilo. Me acerqué con cautela y posé un beso en su frente. Siempre la cuidaría.

-Te amo Mabbel, no es necesario que te disculpes... Yo...

-Te hice daño... Y... Yo hice que renunciaras a tu sueño de convertirte en aprendiz de Ford por mi envidia y mi miedo a estar sola, en serio perdoname, no quería ser tan egoísta... Yo... Sé que no hubiese hecho lo mismo por ti... Sin embargo tú sí, hiciste el sacrificio más grande de tu vida por mí, ¿y como te lo pago? Coqueteandole a tu chico.

-Mabbel...

-Te amo Dipper, gracias por todo -tiró de mi camiseta y se puso a llorar desconsoladamente, la abracé con fuerza.

Fue la última vez que le decir que me amaba

.

.

.

Desperté al día siguiente casi al anochecer, abatido, me quedé en el mismo sitio observando la luz que entraba por la ventana y rozaba mi rostro con calidez.

-Pino... -Susurró Bill sentándose a mi lado, lo sabía

Hoy era el día

Suspiré sonoramente, mientras las lágrimas resbalaban por mi rostro, no quería dejarlos ir, no aún.

Me levanté lentamente, sintiendo un beso en la mejilla, intenté decirme a mi mismo que estaría bien, pero las imágenes recurrentes de su sangre encharcada y cuerpos inertes golpeaban mi mente una y otra vez.

-... Bien... Y... ¿Como nos iremos? -susurré

- Sólo tengo que tirarte del brazo como la última vez

Crystal Heard / Billdipp [Rewriting/ Con Errores Ortográficos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora