Cap. 10 La Calma Antes de la Tormenta

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May
Cada uno cogió una pequeña mochila para meter las pertenencias que fuera más urgente tener a mano, esperando que los que nos planean atacar no se dieran cuenta hasta bastante después de que nos hayamos marchado.
Yo estaba echándole una mano a Sam y reflejándole mi molestia por el comentario de hacía escasos minutos.
–Fue más por tu hermana que por ti, ya lo sabes.– se defendió.
–Ya pero, aún así...
–Mira, ¿quieres mi consejo? Por experiencia personal te diría que te alejaras de él, créeme, estuve mucho tiempo enamorada de ese idiota pero, por otro lado, me gustaría darle un voto de confianza.
–Por lo que oí antes estaba con Jolene, ¿no? Bajo los efectos de una droga.
–Si. Una horrible, por cierto. Y de hecho ella le convirtió en un bioterrorista.
–Pobre.
–¿Ves? Te gusta.– se rió Sam.
–¿Eh? ¡Pues claro que no!– me quejé yo.
Ambas nos empezamos a reír.
–Está bien tener una amiga con la que poder reírse de vez en cuando.– me sonrió.
–Si. ¿No tenías a nadie antes de esto?
–Si, bueno, tenía una mejor amiga, se llamaba Lauren.
–¿Y qué pasó?
–Me alejé de ella por su seguridad en el momento en el que recibió un balazo por mí. Pensé que lo mejor era separarme lo más posible de ella ya que, en fin, no tiene nada que ver en todo esto.
–Ya, no como nosotras, que estamos metidas hasta el cuello.
–Exacto. Bueno, pues eso, que deberías darle una oportunidad al chaval.
–Uf. No sé Sam. Es que, imagínate que,– empecé a hacer aspavientos con las manos.– al final de toda esta movida uno de los dos no sobrevive, el otro se quedaría super mal, ¿no?
–Ay, May.– suspiró Sam.– Que fatalista eres. Aunque tienes algo de razón. Yo también tengo ese miedo con Noah.
Amy entró corriendo en la habitación y se tiró encima de mí.
–¡Hermanitaa!
Suspiré.
–¿Qué quieres ahora?
Sam se despidió de mi con la mano y salió silenciosamente de la habitación.
–Nada. Solo estar un rato contigo.– se separó de mí.– Últimamente no pasamos mucho tiempo juntas.
–Lo sé, pero bueno, llevamos toda la vida juntas,– sonreí.– porque pases un poco de tiempo con tu futuro novio sabes que no me enfado.
Ella se puso como un tomate, justo lo que pretendía hacer con mi comentario.
–También siento hacerte ir con Luke. Pero bueno, igual así consigo que tú te eches novio.
Solté una pequeña risa.
–Si. Buena suerte con eso.
–En fin. Los pasaportes y los billetes ya han llegado.– me tendió uno.– primero saldrán Sam y Noah, después Edwin y yo, después Luke y tú y por último Fetch, Lewis y la señora Wellington.
Asentí.
Se marchó de la habitación.
Abrí el pasaporte falso, vaya, estaba muy bien hecho.
Tocaron a la puerta.
–¡Nos vamos ya!– me dijo Sam, apoyada en el marco.
Me acerqué a ella y la abracé.
–Tened cuidado.
–Si, si. Tú piensa en lo que te dije, ¿eh?– me guiñó un ojo.– ¡Nos vemos en Tokyo!
Me despedí de ella con la mano y me volví a quedar sola en la habitación.
Me dejé caer sobre la cama, soltando un suspiro. Coloqué mi antebrazo encima de mis ojos. ¿Qué debería hacer?
Oí que tocaban a la puerta pero no me moví.
Ante mi no respuesta la persona entró.
–Toc, toc, ¿estás visible?
Al mirar vi a Luke entrando de espaldas por la puerta y con los ojos cerrados.
–Uhm... Técnicamente mi poder es pudrir cosas, no ser invisible.
–Ja ja.– dijo de forma sarcástica.– Muy graciosa.
–Puedes darte la vuelta y eso, estoy "visible".– hice las comillas con mis dedos, aún sabiendo que él no me podía ver.
Se giró, con sus manos todavía puestas en sus ojos.
–Cucu.– dijo levantando las manos mientras me miraba.
Yo me empecé a reír.
–Nunca cambiarás, ¿eh?
–Eso parece. Y... Creo que se te está contagiando mi faceta bromista.
–Por favor, no compares, está claro que mis chistes son mejores.
Ambos nos reímos y él se sentó a mi lado.
–¿Sabes?
–Dime.
–Me gusta verte reír. Cuando llegué te vi tan seria y tan correcta... No sé, nunca pensé que serías tan... Como yo.
Sonreí de forma triste.
–Normalmente yo soy la adulta y seria y Amy es la adolescente y alocada. Y, bueno, Amy siempre tuvo un carácter un tanto... Difícil de llevar.
–Ajá, así que ahora que tiene a Edwin, que es un poco más asentado, tú puedes descansar de tu papel de adulta, ¿no es así?
Asentí.
–¿Y qué me dices de ti?
–¿Qué puedo decir? Pues... Soy más alocado que serio, como has podido comprobar soy un gran bromista y me gusta salir de fiesta.
–Uff, ¿fiesta?
–No me digas que no te gusta.
–Lo odio.– me reí.– No me gusta nada estar horas rodeada de desconocidos con música a tope y ciega por las luces estroboscópicas.
–Hombre, algo de razón si que tienes, pero si vas con amigos se pasa bien.
Me dedicó una sonrisa.
No pude evitar sonreír yo también. Maldición, ¿desde cuando me lo paso tan bien solo hablando con él?
Solté un suspiro, aún sonriendo.
–¿Qué?
Negué con la cabeza.
–No, nada.
Nos quedamos un momento en silencio.
–Oye...– empezó, acaparando mi atención.– Siento que tengas que ir conmigo en el viaje y eso, supongo que preferías ir con tu hermana.
–No importa. Quiero que Amy sea feliz y si eso implica que pase tiempo con Edwin que así sea.
–Ya, bueno, pero tampoco está bien que te deje sola...
–No lo hace. Soy yo la que se aleja.– me miró, sorprendido.– Podría estar con ellos si quisiera, no estaría de sujetavelas ni me marginarían ni nada, pero prefiero dejarles a su aire.
Picaron a la puerta. En el umbral aparecieron Amy y Edwin.
–Nos marchamos ya.– dijo Amy.
Me levanté y la rodeé con mis brazos.
–Tened cuidado.– ella asintió. Nos separamos y le di un abrazo también a Edwin.– Cuida de mi hermana, por favor.
–Tranquila, lo haré.
Vi como Luke también le daba un abrazo a mi hermana.
Cuando se separaron ella le miró directamente a los ojos.
–Por favor, cuida de May.
Luke le dedicó una sonrisa.
–No te preocupes, antes moriría yo que dejar que Jolene le haga algo.
Mi corazón dio un pequeño brinco.
No tardé en reprenderme a mi misma por ese sentimiento, no es sensato enamorarme de él.
Luke le estrechó la mano a Edwin y se despidieron.
Salieron por la puerta.
Una hora más y nosotros también nos iríamos rumbo a Tokyo.












Edwin
Al salir de la guarida me sentí algo inquieto, notaba como si alguien nos estuviera observando.
Por suerte esa sensación se desvaneció al alejarnos algo más del lugar.
No tardamos mucho en llegar al aeropuerto y tuvimos que sentarnos a esperar un rato antes de que saliera el avión.
–¿Quieres que vaya a por algo de cenar? He visto que hay un par de tiendas por aquí.– me ofrecí.
–Vale.
Me levanté.
–¿Qué te apetece?
–Uhm... ¿Un café con leche?
–Sus deseos son órdenes para mí, señorita.
Me marché hacia uno de los puestos y me coloqué en la cola.
Empecé a pensar un poco en todo lo que está pasando.
En todo lo que dejo atrás, bueno, en todo, pensé en Drew, mi hermano mayor, el que prometió venir a buscarme cuando tuviera la suficiente estabilidad para pedir mi custodia, en Nathan y en Logan, mis únicos y mejores amigos.
Luego pensé en Amy.
En el miedo que me da perderla. En el miedo que me da haber desarrollado unos sentimientos tan fuertes en tan poco tiempo.
A veces me da la sensación de que todo está yendo demasiado rápido, que debería parar, conocerla más.
Luego, cuando la veo de lejos, mientras me acerco con los cafés uno en cada mano y una bolsa con un par de donuts colgada del brazo me doy cuenta de que nada va demasiado deprisa, aunque nos conozcamos de poco nos queremos a nuestra manera.
Me doy cuenta cuando llego hasta ella, levanta la vista del libro que le di y me dedica una sonrisa. Todo va justo como tiene que ir.
«Así que esto es lo que se siente al estar enamorado, ¿eh?».
–Hola.– me saludó.
–Hola.– le tendí uno de los vasos.– Tu café con leche. ¿Azúcar?
Asintió y le di un pequeño sobrecito.
–Muchas gracias.
–¿Es el que yo te di?– señalé el libro que descansaba en su regazo, entreabierto.
–Así es. Aunque no veo porqué te recuerda a mí. ¿Es por la chica protagonista?– asentí.– Físicamente somos totalmente dispares.
–¿Y psicológicamente?
Su rostro enrojeció un poco.
–También.
–¿Seguro?– mi pregunta sonó con un ligero tono de burla.
–Bueno, si tú eres el chico protagonista yo no te trato como a un perro, ni te pego.– levanté una ceja.– Vale, es verdad que antes era un poco... Irascible, pero ahora ya soy más agradable.
–¿Por lo menos te gusta la historia?
–Si, está bastante bien.
–Me alegro. 
Me quedé mirando hacia ella mientras leía.
–¿Qué?
Su voz me hizo despertar de mi trance.
–¿Qué de que?
–Si me miras tanto me vas a gastar.– me guiñó un ojo.
Su pequeño gesto me sacó una sonrisa.
–¿Sabes? He estado pensando en...
–¿... Nosotros?– terminó mi frase por mí.– Ya, supongo que crees que estamos yendo demasiado rápido, apenas nos conocemos de hace un par de meses.
–Por un lado si, pero por otro pienso que todo va como tiene que ir, es extraño, tengo miedo de ir muy deprisa y estropearlo pero...
–... Al mismo tiempo sientes que todo encaja, ¿no?
–Si, exactamente eso.
–Yo también me siento así.
–¿Crees que estamos haciendo bien?
–Siento ser tan negativa pero, teniendo en cuenta que quizá dentro de unas semanas no estemos aquí, si.
Exhalé todo el aire de mis pulmones.
–No lo había mirado de esa manera...
–Edwin.
–¿Si?
Me giré hacia ella y, sin darme tiempo a reaccionar, se acercó a mi y juntó nuestros labios.
Si, definitivamente íbamos muy rápido pero en ese momento me daba igual.














Buenas tardees❤️ ^^
Por fin me salió un capítulo un poquito más largo (poco, ya, si, pero bueno ^^')
Bien, no quiero escribir mucho, uno porque no me apetece y dos por no aburrir así que solo le voy a dedicar este capítulo a mi amiga nemelopez  y lo dejo por aquí.
Sarichal

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