Desde que Emma me pidió que la acompañara con jake, supe que sería ignorada la mayor parte de del tiempo, pero esto, era demasiado. Me sentía una completa tonta sentada frente a ellos dos, contemplando su amor por todos lados. Era demasiado evidente le se gustaban y también era evidente que yo no tenía nada que hacer aquí.
Me levanté de mi asiento y les dije que iría al baño, pero al igual que todo este tiempo, fui ignorada. Estaba demasiado fastidiada con todo esto. Solo quería ir a casa.
Una vez que salí del baño me dirijo a nuestra mesa. Ellos eguina conversando ajenos a mi por completo. No quería interrumpirlos, pero era necesario, de otro modo nunca saldria de aqui.
-Emma tengo que irme a casa. - Dije de repente logrando captar la atención de ambos. Emma al instante cambio su rostro a uno un poco molesto. La que debería estar molesta soy yo no tú.
-¿por qué? apenas empieza lo bueno.
Me suplica, pero solo la ignoro, tome mi teléfono de la mesa y me levante.
-Lo siento enserio, pero tengo tanta tarea. Mejor comenzar hoy.- Le sonreí y empecé a caminar, dijo algo, pero esta vez fui yo quien la ignoró y seguí caminando. Tendría que llamar a un taxi !genial¡
No tenía absolutamente nada de tarea, pero ya buscaré qué hacer.
Tome el taxi y le di la dirección del edificio. Ya había recorrido casi todo el camino cuando caí en cuenta que no traía conmigo mis cosas, las había dejado con Emma solo tenia mi teléfono. Estaba a punto de entrar en pánico cuando recordé que siempre ponía dinero entre la funda y mi celular. Lo saque, por suerte fue suficiente así que baje del taxi y entre al edificio. Una vez dentro me di cuenta de otra cosa, tampoco tenía mis llaves todo estaba en la bolsa de Emma, ya que yo fui tan perezosa y no quise cargar una.
Busque en la recepción al señor Oscar, para preguntarle si no tenia unas llaves de repuesto, pero no se veia por ningun lado, asi que tome asiento en una de las bancas que se encontraban allí. Tendría que esperar a que llegara. No debería tardar mucho ¿o si?
Pasaron vario minutos. Yo seguía con mi celular y ni rastro del señor Oscar. En verdad estaba comenzando a fastidiarme ¿donde se supone que esta? debería estar aquí.
Esto es mi culpa yo soy la persona más distraída del mundo y la más fácil de convencer, si me hubiera mantenido en mi decisión de no ir con Emma y jake, no tendría que haber salido huyendo de su cena y no estaría aquí sin hacer nada ¿por que tienes que ser tan tonta Lisa?Debería considerar la idea de colgar la llave de mi departamento en mi cuello. Asi no pasaria por nada de esto. En verdad eres tonta.
-Yo no creo que seas tonta. En realidad pareces ser bastante lista.. y hermosa.
Me quedo paralizada sintiéndome una vez más estúpida ¿Por qué hablaba en voz alta?
Siento mis mejillas se encendidas como nunca antes.
Escuchar su risa, hace que voltee a verlo. Me está mirando divertido. Y tienes una sonrisa hermosa en sus labios. Está elegantemente vestido, como cada vez de lo veo, bueno excepto en las mañanas, porque está con su ropa deportiva, de cualquier manera se ve... Interesante.-jaja Tranquila, respira.- me dice mientras toca mi hombro y se sienta a mi lado.-¿ Qué haces aquí, sola- saca su teléfono del bolsillo delantero de sus pantalones.- y a media noche?
Me mira interrogante, pero de pronto su mirada cambia. No se interpretarla, pero creo que parece un poco molesto y ¿decepcionado?
-¿Estás esperando a alguien?- su voz es seria y algo demandante. Hace que me recuerde a mi abuelo cuando no quiero hablar, que es la mayor parte del tiempo, en fin, su reacción me extraña.
-En realidad si, a Oscar. No tengo las llaves de mi departamento.
-Olvidaste tus llaves, interesante.- se detiene un momento y mira hacia enfrente, parece estar pensando en algo, porque arruga su frente, finalmente se voltea a mi, se levanta y me extiende su mano.- vamos a mi departamento. Podemos regresar más tarde para ver dónde se metió Oscar.
Dudo un momento, pero finalmente tomo su mano. Comienza a caminar hacia el elevador, pero jalo su mano y lo conduzco a las escaleras. Me mira extrañado, pero no pone objeción y me sigue. El camino hasta el apartamento es silenciosos, pero muy cómodo. Una vez que llegamos el abre la puerta y me deja pasar.
Me sentía un poco intimidad, había estado varias veces aquí antes, pero no con Sebastián. Él lograba intimidarme en algunas ocasiones, nada parecía hacerle gracias, aunque hace un momento abajo, al parecer yo le parecía graciosa. Lo cual es triste, si lo vemos así, ya que no intentaba ser graciosa. Mi torpeza logro hacerlo reír. Y tal vez a mi me haga llorar luego.-Es costumbre perderte en otra lado- su voz nuevamente hace que me sobresalte y el lo nota-siempre pareces pensar demasiado, me gustari saber que piensas ahora.
Su voz es suave, en realidad nunca lo había escuchando emplear esa delicadeza antes.
-En nada que valga la pena decir.- le digo mientras me siento en uno de los sofás de la sala.- Almeno no en voz alta.
-Creo que si algun dia dijeras todo eso que piensas. No serè el único que dejaras sin palabras.
-¿Que te hace creer eso?
-La forma en que tu vista se pierde, me hace creer que no estas aqui, y por lo tanto creo que lo que hay dentro de tu cabeza es increíble ¿no? -lo dice de manera amable, pero en realidad no estoy de humor.
-Estoy segura de que no sería lo que esperas.
Lo miro directamente a los ojos, nunca antes lo había hecho, pero en ese momento estaba un poco enojada. Lo que había pasado con Emma me molesto y que él llegara, como todo el mundo, suponiendo algo de mi, completamente erróneo hacia que me sintiera nuevamente la enojada, en realidad cada vez está más molesta.
Desvíe mi vista de el hacia el televisor que estaba frente a mi.
-Sabes Lisa, se que no te conozco, y que en definitiva no soy la persona con la que irías corríendo si un día te encuentras mal, pero sé que detrás de esa chica que nunca habla, y que cuando lo hace termina completamente colorada o bien enojada como ahora, hay una chica que tiene tanto que decir, y que siente más de lo que podría expresar. Tienes que comenzar a preocuparte por ti, y dejar que los demás vivan su vida sin tu ayuda, y con eso me refiero a mi hermano y a tu amiga. Eres una niña para creer que tienes más problemas que un examen de cálculo reprobado.
Iba a continuar hablando, pero lo interrumpí. Es un idiota a que ni sabe nada de mi.
-Tienes razón ni sabes nada de mi, así que por favor, no intentes darme un sermón, acerca de lo que mi vida tiene que ser.
Me levanté del sillón y caminé a la puerta, tenía que irme de ahí antes de que tuviera ganas de matarlo.
Cuando estoy por salir, su mano me detiene.
-Me importas ¿por qué no lo vez? No estoy reprochando tu firma de llevar tu vida, pero en verdad busca otra forma de hacerlo.
- Nunca sería capaz de entender, todo lo que me ha hecho ser así. Ni finjas que sabes que me pasa.
- No se que te pasa es cierto - me gritó mientras tomaba mi rostro en sus manos y acercaba nuestros rostros.- Pero se que sufres, lo veo en tus ojos. En tu sonrisa rota. En tu estúpida manía de ni comer. Se lo suficiente para hablar. Ahora es tu turno de hablar y decir todo ¿por que te haces esto?
Lo que vi en su mirada nunca lo vi antes, y tenía miedo de no saber interpretar lo que quería decir.
Así que dije una estupidez.
- No necesito tu lastima.
- No es lastima, ya te dije, me importas.
No podía apartar mi vista de él, y tenía miedo de lo que sus ojos me decían. No quería ser frágil ante nadie. No quería aceptar lo que sentía. Lo que en mi interior se estaba cayéndose a pedazos, pero ya ni podía, no sola. Necesitaba a alguien.
Bajé la vista a mis pies y susurré.
-Si comienzo a hablar nunca terminaré.
-Entonces mejor comienza. Antes de que se hagan más historias en tu cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Clases De Amor
RomanceSebastian, a sus 27 años se ha convertido en alguien demasiado serio que no soporta cosas absurdas, la ingenuidad. Él tiene claro lo que quiere y no en su vida y no permitirá que nadie venga y altere su orden. Elisabeth, una joven de 16 años que a...