Plan maestro

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No sé en qué momento me había quedado dormida, cómo había llegado aquí y mucho menos porque Emma estaba arriba de mi.

Trato de quitármela de en sima sin despertarla. Comienzo quitando sus brazos de mi torso y después me arrastro con cuidado hasta el suelo. Es tan cómodo que podría quedarme un buen rato aquí.

Me levanto, pero ahora no sé qué hacer. Necesito ir al baño. Y también necesito saber qué hora es. Tomo mi celular del buró donde anoche lo dejo Sebastian. Y como lo pensaba, está muerto. Genial.
Salgo con cuidado tratando de no despertar a Emma con el ruido de la puerta y me dirijo al baño. Este lugar es  completamente igual al mío. Así que en teoría sé donde se encuentra todo.
Llego al baño y cierro la puerta, me acerco al lavadero y me pongo un poco de agua en la cara. Me veo al espejo y me doy cuenta que soy un desastre más grande de lo normal. Mis ojos están demasiado hinchados al igual que mi boca. Parezco una papa, una fea papa.
Esto de amanecer toda hinchada es horrible.
Salgo de baño, no sé si debería despertar a Emma, creo que lo mejor es que no. Hace apenas unas horas que se ha ido a dormir.
Mi estómago ruge reclamando comida. Desde ayer en la tarde no he probado bocado, pero es que hasta hora soy consiente de ello. Debe ser la costumbres. Presiono mi estómago que hace unos extraños ruidos. Jaja son demasiado graciosos.
-¿Hace cuanto que no comes?
La voz del mandante de Sebastian me saca de mis pensamientos. Hace cuanto que está parado ahí.
Trae sólo unos shorts, se ve...raro y...
-¿No contestarás? - me dice en tono serio, y como siempre mirando directamente a mis ojos. Odio que haga eso. Creo que lo odio a él. Es mentira estás muy lejos de odiarlo. Te pone nerviosa.
-Ya comí. - la mentira me sale por inercia, que no soy capaz de detenerla. Fue lo peor que pude decir. Idiota.
-Eso de mentir, como que no se te da.- me dice con una sonrisa, mientras se acerca más a mi.
Por inercia yo retroceso, pero chocó contra la puerta del baño.
-Tranquila, respira un poco. - Ni pienso asesinarte. Soy abogado, se los años en prisión que me esperarían. Y aún tengo metas que quiero cumplir.- me dice como si fuera la cosa más común del mundo, lo consigue ponerme más nerviosa. Acerca su mano a mi mejilla y la acaricia. Sus ojos no dejan de ver los míos. -¿No tienes que ir a la escuela?
Su mano no ha dejado de acariciar mi mejilla. Y estoy segura de estar completamente sonrojada, pero no puedo moverme ni decir nada. No sé qué hacer.
-¿Entonces?- pregunta de nuevo.
Sólo asiento con la cabeza. No puedo despegar mis ojos de los de los suyos.
-Creo que es hora de que te vayas a arreglar entonces.- quita su mirada finalmente de mi y mete la maña al bolsillo de su pantalón sacando un llave -Fui con Oscar hace un momento. Aquí están.
Lo miro a los directamente a los ojos. En realidad son hermosos. Podría verlos todo el día. Aparto la mirada sintiéndome avergonzada¿ por que me pongo a pensar esas cosas?
-Gracias- un susurro, pero sé que me escucho. 
No se que hacer, estoy frente a él ¿que hago? Dios estoy perdida. Tengo dos opciones simplemente salgo o me despido y salgo ¡Dios!
Me paro sobre las puntas de mis pies y besó su mejilla.
-Hasta luego.- digo y camino hacia la puerta.
Cuando salgo suelto todo el aire que había estado contenido. Estar tan cerca de él me pone ...tan nervioso, nunca sé que hacer ni como reaccionar.
Suspiro pesadamente y entro habro la puerta de mi departamento. Entro directo a mi habitación y conecto mi celular, inmediatamente me dirijo hacia el baño, me quito la ropa y me introduzco. Que relajante. En verdad necesitaba esto.
Tardo sólo algunos minutos bajo la regadera y finalmente salgo. Me centollo en una toalla y voy a mi cuarto tomo mi celular y lo prendo, mientras espero me dirijo a mi closet y por alguna extraña razón no elijo al azar. Si no que me entre tengo algunos minutos hasta que me decido por un vestido floreado. Normalmente nunca lo uso de hecho creo que sólo lo he usado una vez, pero hoy quiero ponermelo. Así que lo tomo al igual que unos tenis blancos. Los dejó sobre la cama. Tomo mi celular.
¡Mierda! Sólo tengo 20 minutos para llegar y tengo clases con el malhumorado maestro de cálculo, si ni llego a tiempo no me dejara entrar.
Me pongo rápidamente la ropa y los tenis. Desconecto mi cargador y  y salgo corriendo a la sala tomo mi mochila meto mi cargador y mi celular y salgo rápidamente. Cuando estoy cerrando la puerta se habré la de enfrente, la de Sebastian.
-Corre, yo te llevo. - me dice al tipo que el también cierra su puerta. Tiene una extraña sonrisa en sus labios que me desconcierta, pero no tengo tiempo de pensar en eso.
-En verdad, gracias. Acabas de salvar mi promedio- digo y comienzo a caminar hacia las escaleras, él esta detrás de mí.
Bajamos prácticamente corriendo. Nos dirigimos al estacionamiento y me guía hasta su auto. Me habré la puerta entro y coloco mi cinturón.
En cuanto sube arranca el auto.
-¿Donde esta tu escuela?- me pregunta mientras alterna su vista del camino a mi.

Le digo por donde irse.

Ahora que ya me puedo relajar un poco más, puedo notar que su sonrisa aún no desaparece, más bien parece ser más grande a cada minuto.

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