13 años

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Llegó el día de mi cumpleaños y aún llovia pero decidí salir a cabalgar por el bosque con el brazo roto. Eso era lo peor que podía hacer en esos momentos pero quería pasar con Wina el día que cumplía 13 años.

Eran las seis de la tarde cuando cogí la chaqueta y una mochila con mantas y comida dentro, me puse las botas y fuí al establo a preparar la yegua. Salimos por detrás de la casa para que no nos viera nadie y cruzamos el pueblo intentando no hacer ruido. Cuando llegamos al bosque me eché una manta por encima.
—Siempre me ha gustado venir a este sitio pero hoy presiento que pasará algo malo, esto me da mal rollo.
La yegua relinchó en señal de afirmación pero pensé que era mejor no volver a casa. Hacia unos veinte minutos que habíamos salido y seguramente mi família ya lo habría descubierto, si volvíamos en breve me caería la bronca del siglo.

Abanzamos por el camino más fácil, que llevaba a un pequeño y cómodo claro. Había pasado muchas horas leyendo y pintando ahí pero nunca me había fijado en ese agujero, que parecia la casa de algún animal. Estaba debajo de una roca redonda y grande y no se veía el final. Encontré una linterna en la mochila y pude ver que la madriguera estaba vacía. No sabía que animal podía vivir en ese oscuro sitio. Pensé que lo mejor sería hacer como si no estuviera y no destrozar la casa de esa pobre criatura.

Tenía el yeso empapado y estaba vastante cansada así que guié a Wina hacia una pequeña y cercana cueva donde pude encender un fuego. Comimos un poco y me quedé dormida. Wina se tumbó un poco más allá y así pasamos la noche.

Del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora