Del bosque

Perdida

Al día siguiente me despertó un fuerte rugido que venía del sitio donde habíamos estado el día anterior. Recojí el improvizado campamento, me coloqué la mochila y fuí a buscar a Wina. No estaba donde se había dormido la noche anterior así que supuse que había salido a buscar un río para beber un poco de agua y mojarse la cara. No me preocupé y mientras esperaba a que volviese investigué los alrededores de la cueva. Descubrí una madriguera como la que había encontrado el el claro y  algunos nidos, pero nada mas. Nada especial.

Wina no volvía y empezé a pregunarme que le pasaría. Fuí al río per allí no estaba. Seguí el corriente hacia arriba y llegué a un precioso lago lleno de peces naranjas. Es bastante raro encontrar peces de ese color en el bosque pero era un espectaculo maravilloso.  Me olvidé del mundo y me senté encima de una roca a contemplar la natura: los peces, la música de los pajaros, el sonido de la cascada... Eso era el paraiso.

Una ardilla que pasaba por ahí me hizo volver a la realidad y cuando me levanté, sin querer puse el pie en una tercera madriguera que, para variar, estaba vacía y debajo de una grande roca redonda. Seguí buscando a Wina. Ya empezaba a acostumbrarme a eso de meter el pie en esas casitas, las había por todas partes. Tenía hambre, deberian ser las doce de la mañana pero  pensando que no había desyunado eso era normal.

Paré a comer un poco y entonces, sólo entonces, comprendí que no tenía ni la menor idea de donde estaba. Me había perdido. Hacía frio y pensé en lo que estaría pasando en mi casa en esos momentos, mis hermanas al lado del fuego tomando chocolate caliente y yo aquí sin nadie, sin nada. Pensé en Julie, la segunda de las cinco, sólo tenía dos años más que yo y era con la que ma llevaba mejor. Me gustaría tanto que ella, estubiera aquí conmigo... Recordé también, lo felices que éramos todos con Strum el perro que teníamos asta hacía seis meses. Pero ahora ya no estaba.