Capítulo III (segunda parte)

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Llegamos a Starbucks y enseguida nos acomodaron en una mesa. La camarera que nos condujo a la misma no le quitaba el ojo a Harry, incluso aprovechó la situación para rozar sus manos al momento de ofrecerle la carta. Él no se inmutó, probablemente los acontecimientos de ese tipo eran naturales en su vida cotidiana. Aún asi, resultaba gracioso para mí ver como la mujer trataba de cautivarlo con la mirada, batiendo sensualmente las pestañas en un intento desesperado de llamar su atención. Él la ignoraba completamente. Abrió la carta con sus largos dedos y no quitó la vista de allí. ¿Habría captado su pequeño y arrogante cerebro las indirectas? No pude evitar que una risita escapara de mi boca. 

_¿Qué es lo gracioso?  

Harry levantó los ojos de la carpetilla y me miró. En ese mismo momento, la mujer que se encontraba parada justo a su lado, casi invadiendo su espacio personal, se retiró sonriéndole.  

_¿No te has dado cuenta?  

_¿De qué debería haberme dado cuenta?  

Vaya, Harry Styles podía ser un tipo serio. La forma en que me hablaba me dejaba más que en claro que yo no le caía mejor que él a mí.  

_De nada, olvídalo -sonreí de la forma arrogante que él lo hacía y corrí la vista hacia el costado. 

Bajó nuevamente la vista y se dedicó a ignorarme.  

Nuestra primera cita iba siendo un éxito, hasta nos habíamos besado -nótese el sarcasmo-. Suspiré y busqué alrededor de la sala algo que pudiese entretenerme mientras el señor elegía con suma concentración un café. Miré con disimulación a la mujer que nos había ubicado, continuaba observando a Harry mientras entregaba los pedidos de otras mesas. Comenzaba a resultarme escalofriante. Me aposté a mi misma que antes de que dejáramos el lugar se las ingeniaría para dejarle su número en alguna servilleta u otro objeto descartable. ¿Iría el a llamarla si lo hacía? en mi opinión, no era una mujer fea, tenía un bonito cabello cobrizo y ojos celestes. Aunque si yo estuviese en el lugar de Harry, difícilmente querría tener contacto con aquella rara.  

Sumergida en mis pensamientos, volví mi vista al frente y ví pasar detrás de Harry una figura conocida. Su cuerpo flacucho se dirigía a una mesa alejada de la nuestra. Ella me dirigió una mirada fugaz y se acomodó los lentes. ¿Qué hacía Beth en el mismo lugar que nosotros? La ví coger su teléfono y, segundos luego, un mensaje vibró en el mío.  

"¿Qué están esperando? ¡¡¡Muestren algo de afecto!!!" 

Sentí la presión sobre mí cuando me dí cuenta de que ella estaría observándonos desde allí. Tenía que ganarme su aprobación, su opinión sí influía en mi trabajo. Si ella consideraba que no estaba a la altura, se lo diría a Elena y entonces jamás conseguiría el contrato con SyCo.  

Miré a Harry esperando que hiciera lo mismo, pero éste estaba ocupado tironeando de su móvil para quitarlo del bolsillo trasero de su pantalón. Por lo visto, a él también le había llegado el mensaje, ví como miraba con amargura la pantalla de su teléfono y luego a su alrededor buscando a la jóven asistente.  

_A tu derecha, casi al fondo -le indiqué con amabilidad fingida.  

Se quedó con la vista en su dirección, probablemente esperando que ella le devolviera la mirada, pero Beth no quitó los ojos de la cartilla. Ambos nos miramos y supimos que debíamos comenzar con la actuación.  

_Pon tu mano sobre la mesa -susurró roncamente, de la mejor forma posible.  

Así lo hice, y él colocó la suya sobre la mía. El contacto de su piel me resultaba entre agradable y un poco extraño, pero de una forma que aún no terminaba de entender. Comenzó a acariciarla con el pulgar y a mirarme de manera profunda, como si de verdad estuviera interesado en mí. Había algo en el modo en que me rozaba, me producía una sensación parecida a la de una descarga eléctrica por todo mi cuerpo, ¿delicadeza, quizás? Le sonreí dulcemente y corrí un mechón de pelo de su frente con la mano que me quedaba libre. Sabía que no eran acciones genuinas, pero no dejaba de ser una situación bastante incómoda. Sus ojos, que por cierto eran increíblemente bonitos, estaban penetrándome de forma intimidante, algo dentro mío me pedía a gritos que apartara la mirada. Pero no podía.  

Over Again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora