Capítulo III (tercera parte)

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_Haré mi pregunta ahora -dijo cuando la camarera estuvo lo suficientemente lejos- ¿cuánto aceptarías por renunciar al contrato? 

Abrí mis ojos de par en par, ¿qué demonios?  

_No voy a aceptar tu dinero -contesté aturdida por la pregunta.  

_Yo que tú lo pensaría dos veces, ya renunciarás de todas formas. 

¿Qué era eso? ¿una amenaza? Qué poco me conocía el señor Styles. Una de las pocas cosas que la gente solía destacar de mí era mi persistencia, no le sería tan fácil quitarme del camino. 

_Me apena que estés tan convencido, te llevarás una sorpresa.  

Tensó la mandíbula, pero luego sus gestos se ablandaron y me lanzó una mirada propia de quien se ha dado cuenta de algo.  

_Creo que tienes razón, no te será necesario renunciar; ya te despedirán por no realizar tu trabajo de forma eficiente. Mira, has quitado tu mano y me miras enfadada.  

Santa m****, tenía razón. Debía hacer a un lado el hecho de que Harry Styles fuera un auténtico idiota y fingir que lo amaba a pesar de ello. Recé por que Beth no hubiese notado la tensión negativa entre nosotros.  

_No podría estar enfadada contigo, amor.

La camarera trajo nuestros pedidos y se alejó hacia el mostrador, pero no sin antes dejar junto a la taza de Harry un papel doblado por la mitad. Ladeé mi cabeza para distinguir qué era, se translucía un número de teléfono en la parte superior. Lo sabía, punto para mí. Él no lo había notado, así que lo cogí disimuladamente y me lo guardé en el bolsillo del pantalón. Me sería útil luego, Styles aún me debía unas cuantas.  

Terminamos nuestros cafés y volvió la mujer a dejar la cuenta. Harry le entregó su tarjeta de crédito -que debía ser especial para gente millonaria o algo por estilo, ya que difería mucho de la de mis padres o el resto de la gente- y ella buscó disimuladamente el papel en la mesa. Por supuesto que no estaba. Su rostro tomó color y le lanzó una discreta sonrisilla a mi guapo acompañante. 

_Oye, espera -dije antes que se fuera.  

La rubia se detuvo y me miró algo nerviosa. Esto se iba a poner bueno.  

_¿Podrías traerme un poco de agua? 

Asintió y volvió rápidamente con lo que le había pedido, y trajo de regreso la tarjeta. Me sorprendió la rapidez con la que se retiró esta vez. Cogí el pequeño vaso y le dí un sorbo.  

_¿Quieres? -se lo extendí a Harry. 

Lo acerqué demasiado a su rostro, justo debajo de su nariz y por sobre el lugar donde yacían sus piernas. Me miró frunciendo el seño y antes de que pudiera negarse, simulé un ataque de tos y solté el vaso sobre él.  

_¡Oh, dios mío! -me llevé las manos a la boca- ¡lo siento!  

Me lanzó una mirada cargada de ira y cogió el vaso de entre sus piernas ahora mojadas. Beth y el resto de las personas que se encontraban allí observaban atentos la situación.  

_No es nada -dijo en un tono forzosamente calmado y lo apoyó sobre la mesa- voy al baño, espera aquí.  

Cogí rápidamente mi celular y el papel de mi bolsillo. Muy bien, era mi turno de fastidiarlo. Agendé el teléfono de la cámarera y le escribí un mensaje.  

"Soy el chico de los rizos, ven ahora al baño y no olvides las llaves. 

P.S: tu sólo sígueme la corriente .xx"  

Over Again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora