Caminaba por la callejuela, escuchando los ecos de mis tacones a cada paso que daba, con mis botas de cuero que llegaban encima de la rodilla. Y atenta a las pisadas sigilosas que me perseguían. Aunque no tenía miedo, pues el hecho de que me siguiera un extraño, fue deliberadamente planeado.
Solo bastó un cruce de miradas llenas de pasión, y con la promesa de algo de acción. Pasar mi mano sugerente por mi pierna, recorrer mi cuerpo, a través de mis pechos, morder mis labios de una forma tan sexy e irresistible; y la presa terminaba mordiendo el anzuelo. A veces los hombres son tan básicos, aunque lleven una eternidad muertos.
Me detuve al llegar a la pequeña plaza común que compartían los edificios envejecidos que la rodeaban. Me calcé los guantes de cuero negro, preparé el arma que usaría; un tubo de plata con punta de daga que en su interior contenía sal, pura y cristalina, es que la sal purifica y destruye lo profano.
Sentí su aliento en mi cuello, cuando me dijo: Si supieras quién soy, no estarías tan calmada. Me voltee rápidamente chocando mi cara contra su pecho, para responder: Yo sé quién eres. Levanté mi cabeza para que viera la seguridad en mis ojos, a la vez que giraba el cilindro de plata para liberar su contenido, dentro de su corazón.
Me lanzó por los aires de un manotazo, para apartarme de él. Giré mi cuerpo en el aire en el momento justo para aterrizar con mis pies, flexionando mis piernas y equilibrando mi cuerpo con mis manos enguantadas. Él retira el tubo de plata de su pecho, me mira para decir: Cazadora, como si lo esperase, lanza una risotada amarga rompiendo el silencio de la noche, antes de que su cuerpo estallara en llamas, como si se hubiese bañado en gasolina y alguien le arrojase un fósforo encendido. Para acabar con su larga y ya maldita vida.
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Retazos (relatos y micro-relatos)
AléatoirePorque no hay nada mejor para ignorar la realidad; que perderse en el mundo de la imaginación. Pero no hay nada más peligroso en la vida, que dar rienda suelta a tu imaginación. Para cuando te das cuenta, ya es demasiado tarde para volver; sin cont...