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La mañana era pesada.

Me levantaba prácticamente dormida, me vestía dormida, me peinaba dormida. Cuando logre abrir los ojos note un ligero rubor en mis huecas mejillas, mi cabello estaba lizo, cayendo sobre mis hombros y parte de mi rostro, ¿Porque me levante temprano? Pensé mirando por la ventana el día nublado y con poca luz. Iba ah dormir de nuevo cuando algo hizo "CLIK" en mi cerebro.

Hoy prometí cazar al conejo.

Un estúpido conejo que se comía los nabos de un lago en e bosque, era del tamaño de un bebe pero sus ojos tan rojos como la sangre, y no es porque estoy acostumbrada a verla, sino que una vez intente cortar una galleta – Asi de tonta era- cuando el cuchillo se resbalo y termino cortando un poco de mi mano, rápido la sangre comenzó a salir: roja como una manzana.

No recuerdo mucho de ese día porque tenia cuatro años.

Bueno, sin el estúpido conejo podría pasar horas y horas comiendo rábanos en el estanque, pero la pregunta es: ¿Como cazare sin armas?

Ese es otro de mis secretos.

Baje las escaleras en puntillas. Mama se encontraba en la cocina sirviendo café, estaba de espalda por lo que fue fácil escabullirme al sótano. El sótano guardaba cuadros de mi padre- que también e vendían mucho- objetos que no logre reconocer entre tanto polvo y oscuridad, y en una esquina, apartada entre la suciedad de telas de arañas, un baúl rojo con el cerrojo roto.

Me acerque a el tratando de no pisar cualquier cosa que haría ruido, lo abrí, hizo el típico ruido de un fantasma- Huuuuuu-, busque a siegas mi objeto favorito, EURECA pensé animada, saque rápido el arco y las tres flechas.

Flashback

El bosque emitía todo tipo de ruidos de distintos animales. Los sinsajos era lo que mas escuchaba, volando sobre mi cabeza como si tuvieran prisa. Estaba parada en un par de hojas, que evidenciaban la llegada del Otoño.

Una luz me segó de repente, frote mis ojos dos veces al sentir el dolor. Visualice con los ojos en lagrimados cuando dos alas batiéndose al compás de viento aparecieron ante mis ojos, un sinsajo.

Rasque mi nariz y la sentí helada. El sinsajo revoloteo como si estuviera bailando, cuando el sol disminuyo el pájaro estaba arriba de un tronco. Di lentos pasos, creyendo que al solo tocarlo despertara en mi cama, mi mano rozo el ala izquierda del ave cuando este repentinamente emitió un dulce silbido.

Mi memoria se aclaro tras escuchar el silbido. Lo había escuchado antes, cuando mama cocinaba, aveces silbaba una melodiosa canción cuando estaba sola. Volví a la realidad cuando el sinsajo salio volando.

Mire aquel tronco. Me acerque a el y puse mi mano, parecía hueco pero demasiado duro para ser real. Tome aliento y comencé a golpear la madera con los nudillos asta que cedió.

Lo que encontré me hizo estremecer:Un arco y cuatro flechas camuflajeadas por el musgo, lo pensé mas de una vez, pero tome valor y los saque de su escondite.

El arco era casi de mi tamaño, la madera estaba tallada a mano (era lo único que aprendí ese día en la escuela) como las flechas sucias, pero afiladas. Examine mas de cerca el arco y lance una carcajada.

Por primera vez en mi vida, pude sentir fuerte.

Fin del Flashback

Metí las flechas y el arco en mi bolso. Tome aire mientras veía a mi madre distraída con los platos, camine en puntillas y la sala me pareció mas ancha de lo normal. Se había convertido en zona enemiga.

– Adonde vas?

Mi corazón se debuto tres veces por segundo. Trague saliva mientras apretaba mi bolso con fuerza, voltee y mi madre se acercaba en paso lento y firme hacia mi, como una pitón al acecho.

Diablos.

– ¿Ru?- dijo ella agachándose a mi lado, su mirada me penetraba la piel y la sangre como una espada.

– Si. Mami?

– ¿Adonde vas?

– Yo-yo estaba...- Invente lo primero que vino a mi mente- Flora me invito hacer la tarea en su casa.

Ella arqueo las cejas.- No se lo cree- pienso.

– ¿En serio?- la mirada se intensifico y el sudor bajo a mi camiseta.

– Claro- dije ocultando mi nerviosismo.

Ella me miro por un par de minutos. Luego vi como sus ojos mostraban calidez, me beso la frente y sonrió.

– Me gusta Flora.

– Ah mi también. Es mi mejor amiga.

– ¿Y yo?- sonríe divertida.

– También. Pero eres mi mami, la mejor del mundo- El típico truco de la "mami" nunca falla.

– Bien- acaricio mis dos trenzas- Pero vuelve antes de la cena.

– Ok.

Volvió a la cocina y salí disparada a la puerta. El calor me golpeo la cara y sonreí, corrí por el denso jardín, atravece a toda velocidad la plaza llena de polvo y llegue a tiempo récord al prado. Acaricie las Primroses del suelo, arranque unas y las puse en mi bolso, la pondré en mi colección mas tarde.Las vallas como siempre estaban electrificadas. Pero a unos pasos de entrar a la zona segura, el maldito conejo apareció en la hierba.

Ese era el maldito roedor, ¿Como lo se? Porque tiene las manchas de aquel conejo (uno negro en su ojo izquierdo y otro café oscuro en su oreja) lo identifican.

No lo pensé dos veces cuando tense el arco, apunte al conejo como si fuera algo normal en mi. Por un momento el espíritu de la chica en llamas se apodero en mi, o tal vez fuera los genes que se materializaron en mi personalidad, como sea, quería ese conejo muerto.

Libero la flecha de un golpe, mi mente y cuerpo están tan segados que no escucho la voz de alguien gritando a mis espaldas. Abrí los ojos poco a poco revelando el ultimo momento de vida del conejo, solo un poco mas, el animal dio un pequeño chillido, salto a la izquierda y la flecha se clavo en la valla...Donde estaba electrificada.

Un chispazo sonó en mis odios tumbándose al suelo. Fue como un relámpago golpeando el suelo, pero conmigo siendo la única que recibió la honda de energía. Mi mundo se volvió oscuro, mis oídos zumbaban y mi pecho subía y bajaba.

Poco a poco la luz entro en mis ojos. Cuando pude ver bien vi a mi madre encima de mi, gritando incoherencias. Tenia un ataque de nervios (otra vez) por mi culpa (otra vez).

Despues Del SinsajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora