03.

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POV. SeHun.

-Fóllame.

Alcancé a escuchar por fin la suave voz que poseía aquel travieso joven.

Como si mi vida dependiera de ello, me abalancé sobre él con desesperación, con intenciones de devorar primeramente sus labios, hasta el punto de marcarlos y dejarlos de un tono rojizo.

Él simplemente rodeó mi nuca, acariciando las hebras de mi cabello de una forma que me estremecía sin quererlo, que me llamaba a él.

Sutilmente, se me ocurrió avanzar paso a paso hasta que aquel desconocido -que había encendido un lujurioso deseo en mí- chocase contra la cama y cayera en esta.
Sin dudarlo, me puse sobre él, queriendo acorralarlo entre el colchón y mi cuerpo, cosa que no pareció molestarle, más bien me miraba expectante.

Fue despojándose de mi camisa y acarició traviesamente mi abdomen. Aprovechando que se encontraba distraído en ello, decidí atacar su lechoso cuello a base de besos húmedos.

En seguida recibí un par de gemidos de su parte, parecía ser una zona sensible para él.

Le obligué a que me recibiera entre sus piernas, pues quería apegar mi entrepierna a la suya, y sin más comencé un lento vaivén, provocándole aún más excitación.

-Por favor... Te necesito dentro, ahora. -Murmuró entre jadeos, mientras que con prisa intentaba deshacerse de mis pantalones.

Por obvias razones no me negué, y le ayudé a retirar mis fastidiosas prendas. En cuanto liberé mi erección saltó en busca de algún estímulo, estando ya completamente dura.

Y con la misma desespera casi arranqué las prendas ajenas, necesitaba ver aquel cuerpo tan provocador desnudo, sólo para mí.

Llevé rápidamente mis labios hacia la intimidad del chico, y mientras mi diestra se encargaba de masturbarle, mis labios repartían besos en la base, en la zona inferior de sus muslos; hasta que finalmente decidí prepararlo con algo de saliva.

Este no tardó en quejarse al tacto, más permaneció a mi merced, dejando que mis dedos se introdujeran en él con paciencia.

Me dediqué a observar cada expresión facial que hacía, observando cómo se mordía una y otra vez aquellos labios tan finos y rojos.
Cómo su pecho subía y bajaba debido a su respiración agitada.

Y cuando menos se lo esperaba, retiré mis falanges para reemplazarlos por mi erecto miembro, decidido al menos a introducir el glande de este.
El más joven se aferró a mis brazos, y enterró las uñas en ellos. Podía imaginar el dolor, pero a ese punto no podía detenerme.

Continué empujando, hasta que toda mi extensión fue acogida en su interior cual guante en una mano.

Se sentía tan jodidamente estrecho, que me fascinaba.

Sin piedad alguna, comencé a enterrarme más a fondo en él, para así ser capaz de empezar un vaivén algo ligero.

-Más, joder... M-Más fuerte. ~

Gimió y suspiró.
Me sentí satisfecho, y tanto como para saciar mi hambre de deseo como la suya, empecé a deslizarme con mayor rapidez entre aquellas paredes que me hacían delirar, arrancándome gruñidos.

Sentía la sangre arrinconarse en mi entrepierna, los latidos de mi corazón estaban fuera de sí, y esas luces neón que nos rodeaban no hacían más que incrementar aquel ambiente de lujuria.

Pasaron los minutos, y ambos nos encontrábamos inundando la habitación de continuos gemidos.

Acarició mis brazos, mi espalda, se aferró a mí como pudo; mientras yo ejercía cada vez estocadas más fuertes.

Hasta que el chico soltó un grito lleno de placer, y sentí esas paredes estrecharse contra mi pene.

Aquello no provocó más que un orgasmo por parte de los dos, al parecer había encontrado su punto G.

Cansado y sudado, me dejé caer a un lado del cuerpo contrario.
Sentí que aquel desconocido me regalaba un par de caricias, junto con un susurro.
No fui capaz de entenderle bien, el alcohol tenía sus efectos y mi sueño también.
Pero supuse que me agradeció, y simplemente se retiró de la habitación.

No fui consciente de nada, hasta que por motivos inexplicables te ves obligado a abrir los ojos e interrumpir tu sueño.

Busqué en los alrededores de la cama mi teléfono, y nada más encenderlo el reloj marcaba las 5 de la mañana.

Mierda.

Me vestí como pude.
Hacía frío, y quería llegar a mi casa en cuanto antes. No iría a pasar toda la noche ahí.

Pero, después de todo, no me arrepentía.

Había saciado cierto deseo sexual.
Y lo mejor de todo, es que estaba decidido a visitar ese club más veces.

Sexual Club. (SeBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora