Desde otra perspectiva
Barry no sabía cómo había llegado ahí. Ni tampoco por qué, de entre todas las prendas del mundo, llevaba
pantalones oscuros, camisa blanca y chaleco de cuero negro... Un momento... ¿Era la ropa de Han Solo? Bueno,
pensó haciendo una mueca, desde luego era algo mucho mejor que el traje rojo que solía llevar cuando salvaba
Central City, algo así como todos los martes. Tenía mucho más estilo.
Espero que Cisco no se entere de que he llegado a pensar eso.
Avanzó por el extraño local, donde estaban pasando el rato todos los metahumanos a los que había dado caza.
Todo aquello era rarísimo. ¿Qué narices estaba ocurriendo? ¿Le habrían golpeado la cabeza? ¿Estaría
enfrentándose a un metahumano que manipulaba la mente o algo por el estilo? ¿O acaso el doctor Wells había
vuelto a realizar un súper experimento que había terminado fallando?
Al final, llegó al fondo de la sala.
Ahí estaba ella.
¡Madre mía, madre mía! Seguramente no debería estar mirando. No mires, Barry, no mires... ¡¿Pero por qué no dejas
de mirar, depravado?!
La respuesta a esa pregunta era sencilla, la verdad: básicamente porque era imposible. Una parte de él, una muy,
muy pequeñita que por algún motivo resistía a la imagen, pensó que seguramente habría una explicación científica
para lo que estaba ocurriendo. Incluso estaba convencido de que la conocía, pero no podía recordarla. De hecho, no
podía ni pensar con claridad en aquel preciso momento.
Porque Caitlin Snow le había robado cualquier atisbo de razón que pudiera tener.
Barry ya sabía que Caitlin era preciosa. Lo había sabido desde el primer momento en que la vio, cuando el dolor
todavía la tenía sumida en tal lace que parecía la reina del hielo. Incluso tal hecho le había golpeado aquella noche
en el que habían terminado en el karaoke, la noche en la que la salvó del vestido malvado.
Definitivamente aquella noche no la iba a salvar de dicho vestido.
Ni de ninguno, en realidad.
Pues Caitlin no llevaba ningún vestido, sino el bikini más absolutamente impresionante que había visto nunca. Lo
único que era más impresionante que el bikini era el cuerpo de Caitlin... y Barry se sonrojó nada más pensar eso.
Debía de ser alguna clase de traición. Eran amigos, colegas, trabajaban juntos, Caitlin era su médico... ¿Cómo podía
pensar esas cosas de ella?
Por si Barry no estaba lo suficientemente apurado, por si ya no supiera donde mirar, Caitlin decidió empezar a bailar
en ese preciso momento. De pronto, Barry se vio hipnotizado por las curvas que trazaba su cuerpo, por la
sensualidad que emitía cada poro de su piel... Estaba tan sumamente hechizado por la danza de Caitlin, que ni
siquiera se percató de que, a su lado, había una especie de híbrido entre Jabba el Hutt y el doctor Wells.
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||FLASHFROST|| SnowBarry||-
RandomEsta Historia es Basada a Mi Ship Favorito Snowbarry, Caitlin Snow y Barry Allen. Esta no es una historia si no son One~Shots Si no sabes lo que son, Son historias Cortas