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Ese momento en el que salgo de mi casa y te veo, te veo ahí, esperando, esperando a que salga, ese momento mágico, ese instante de felicidad infinita, en el que sé que, aunque sea por unos pequeños segundos, piensas en mi, en nosotros. Tiempo, solo tiempo, a lo mejor espero demasiado, si puede que sea eso, espero demasiado. Igual solo sea una ilusión, un espejismo. O tal vez para ti solo sea un juego, una muñeca a la que puedes moldear a tu antojo, con la que puedes jugar una y otra vez cuando te venga en gana. A la que puedes hacer daños, porque no siente nada, pero no, no soy una muñeca. 

Esos pequeños momentos en los que se te cae el mundo a los piesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora