Mi nombre es Edith y esta es la historia de la forma en cómo logré mis metas y de cómo me fui decepcionando de mi misma, la historia de toda mi vida en la secundaria, en todo ese gran momento fue donde decidí ser la persona que soy hoy.
Como acostumbro utilizo palabras demasiado elegantes y con mensajes camuflados pero esta es la excepción porque lo que escribí en estas páginas es mi vida en palabras claras y directas...
Yo estudiaba en uno de los colegios más prestigiosos de la ciudad de Santa Cruz, en el año 2009; para casi todos era el comienzo de otra joda, para otros era estar más cerca de sus sueños de ser un profesional, para mi comenzaba el año escolar perfecto ya que entraba a el primer curso de secundaria, estaba emocionada porque ya era una adolescente.
Llegue al colegio y al mismo instante que toca el timbre de entrada se estaciona una movilidad de lujo justo al frente de la entrada principal de la escuela, de aquel auto baja Pablito que es el chico más popular de todos, con un club de fans enorme locas por él. Era todo lo que una chica pedía: con un porte de grandeza y superioridad era el capitán del equipo de futbol, con unos 1 m70cm de altura calculo más o menos, caminaba campante por todo el patio con su hermosa cabellera castaña que hacían juego con sus ojos marones su rostro blanco como la leche y sus mejillas rosadas, era la combinación perfecta con el viento; siendo su mejor amiga no tenía ninguna oportunidad, teniendo él una relación con la mejor alumna del estúpido colegio, y mucho menos siendo yo la chica marginada por todos.
Bueno si exagere un poco, Pablito si es mi mejor amigo en realidad es como mi hermano y camina con una actitud de liderazgo aunque no sea el capitán del equipo de futbol pero yo imaginaba que muy pronto lo sería , no tiene un club de fans oficial pero si una buena lista de chicas locas por él que se atreven a lo que sea por esta cerca de mi súper amigo, así le digo yo de cariño, tiene su novia que es bastante dedicada en eso del estudio y yo... pues yo no era marginada, todo lo contrario era una de las niñas más populares de toda las escuela, reconocida por mi forma de dar cariño a todos; aun así no deseaba absolutamente nada con Pablito, es mas yo ya tenía mi novio: Yaren, así se llama, que sí era el capitán del equipo de futbol, hasta su nombre era hermoso para mi, y combina con sus cabellos negros como la noche y sus ojos amarillos como los de un tigre, su cuerpo ...uy! Tiene un cuerpo tallado por los dioses con un tono de piel blanca bronceada le daban el toque final para que sea el hombre de mis sueños.
Se supone que teniendo todos los recursos para ser feliz, es obvio que yo era feliz, pues no, no lo era bueno no del todo. El ser la chica sweet del colegio atraía muchos problemas de los cuales no estoy orgullosa pero sí me enseñaron la gravedad de exagerar la joda del colegio.
En ocasiones pensé que todos estaban en mi contra por dejarme hundir en mis problemas, nadie me dijo que la belleza hueca es desechable, tampoco me dijeron que la belleza física desaparece cuando está sometido a hacer actos asquerosos y mucho menos que tendría que ser repugnante para los ojos de todos para darme cuenta de mis malas decisiones.
Me pasaron cosas terribles en todo ese año, siendo tan solo una niñita de 15 años tenía una forma demente de ver las cosas, esto paso porque desde pequeña sabia que la gente mala existía e incluso estuve familiarizada con aquellas personas y por este motivo yo sabía que el mundo es duro porque las personas son malas, andaba de casa en casa buscando diversión y mi novio era muy reservado ya que no le gustaba ni el perreo ni la bebida, solo pensaba en futbol y yo todo lo contrario pensaba solamente en ir a bailar a cualquier lugar.
Hubiese querido ser como él porque la pasión con que practicaba ese deporte era bastante fuerte y ese amor por alcanzar sus sueños era inexplicable y tan fuerte que ni yo ni nadie podrían detener sus esfuerzos por llegar a su meta.
Gabriel García Márquez lo dijo en su libro "memoria de mis putas tristes" esta frase que lo resume todo "el sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor"; esta queridísima frase me abrió los ojos pero no en ese momento.
Tenía mis secretarios designados para cada materia del colegio que me hacían casi todos mis deberes y de las fiestas me encargaba yo, esos ayudantes eran admiradores míos que guardaban en secreto el amor que sentían hacia mí, yo siempre fui cruel con ellos porque cada vez que uno desidia revelarme su gran secreto tenía que mandarlo a la punta de un cuerno y tenía que buscar un reemplazante que no me tomaba mucho tiempo ya que mi lista era larga y eso a mi novio le molestaba mucho, en ese momento no me daba cuenta porque tenía miedo y porque se enojaba por mi comportamiento ya que yo siempre le decía "el que me quiera, que me quiera como soy, que me aguante, y no me reclame de nada porque así se enamoraron de mi y así me quedare" a él eso le molestaba mucho pero no podía hacer nada porque si me intentaba mandar, entonces yo, lo mandaría a buscarse una que le aguante sus estupideces.
Ese año me convertí en alguien insoportable y mucho más superficial de todas, creía que el mundo estaba a mis pies, era el centro de atención ya que conocía del arte del sexo mucho más que todas mis compañeras y me atrevo a decir que mis compañeros, aunque la práctica no la tenía y era "totalmente virgen físicamente" mi mente ya estaba distorsionada por cosas horribles que hasta hoy me confundo si esos recuerdos son verdaderos o son sueños, eso es otro tema.
Yo no sabía que mis amigos se hacían la burla de mi a mis espaldas, los chicos me calificaban con la chica más difícil de conquistar que existía pero una futura perrita súper fácil, las chicas se sentían amenazadas porque me veían como la chica que sería la tentación de sus novios, la opción perfecta para serles infieles; yo no entendían porque decían eso solo que disfrutaba hablar de sexo porque me parecía interesante, me consideraba divertida pero estaba muy lejos de ser una loca, en eso me equivoque porque sin darme cuenta ya tenía la llave y solo faltaba abrir la puerta.
Porque en el momento de tomar una decisión yo era la menos indicada para que me tomen en cuenta en su futuro ya que una cosa es tener novia para divertirte y otra muy diferente es elegir a la madre de tus hijos; aunque esa no era mi propósito para el futuro ni tampoco tenía edad suficiente para preocuparme por eso, deje pasar esos comentarios porque me importaban muy poco.
Se pasó el año escolar sin mucho que opinar sobre eso ya ni me acuerdo de cosas muy malas o cosas muy buenas, yo vivía en un mundo muy perfecto y era obvio que no duraría toda la vida, tal vez si hubiera durado algo mas si no hubiera hecho lo que hice.
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Tu Eres Tu Fortaleza
TeenfikceLA VIDA CAOTICAMENTE DOLOROSA DIVERTIDA Y HERMOSA DE LOS ADOLECENTES