Capítulo 11

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Las palabras hospital, hicieron que las piernas de Leo fallaran y terminará de caer al suelo, de todo lo que había estado pensando, por lo que Ken no contestaba, el que estuviera en el hospital fue lo último que se imaginó.

Por la mañana de ese día, Ken había salido a trabajar como todos los días, pero su auto se averió, así que no tuvo más remedio que ir en transporte público, y al cruzar una de las avenidas, un auto que iban a exceso de velocidad lo atropelló, dejándolo inconsciente.

Entre los números de contactos se encontraba su hermano mayor, quien fue quien les aviso al resto de su familia. Dentro de las pertenecías, que las enfermeras le dieron a la madre de Ken estaba su celular, ella que estaba en la sala de espera, tratando de entre tenerse con algo, lo vio apagado y por eso lo encendió cuando la llamada de Leo entró y ella contestó.

— ¿Con quién hablabas? — preguntó el hermano de Ken a su mamá.

— No me dijo, solo me preguntó por tu hermano, y cuando le dije que estábamos aquí, me colgó después de que le dijera en que hospital.

— Mamá, debiste aclararle lo de Kendy.

— Tienes razón, no pensé en eso, pero no me dio oportunidad.

— Bueno, ya veremos eso después... Ahora vamos a buscar algo de comer, me muero de hambre.

Ambos partieron a la cafetería del hospital para comprar algo de comer, mientras esperaban por Ken.

Miles de pensamientos pasaban por la mente de Leo, pero lo principal era que tenía que llegar a decirle a Ken, si es que se lo permitían, que lo amaba tanto como Ken lo amaba a él. Las lágrimas recorrían su rostro y el solo trataba de limpiarlas. Tenía que ser fuerte, ese pensamiento era el que se repetía mentalmente, mientras conducía hacia el hospital.

Nunca pensó que algo le pudiera pasar a Ken, ni en sus más remotos sueños, ya que daba por hecho que él estaría para siempre con él. Por eso también la culpa lo invadía, si Ken no sobrevivía no se lo iba a perdonar nunca.

Al llegar al hospital, bajó de su auto y fue corriendo hacia la parte dónde dan los informes, preguntó por Lee Jae Hwan, y una enfermera le indicó en que habitación se encontraba. Caminó por el largo pasillo, repitiéndose mentalmente todo lo que tendría que decir, al llegar al número de habitación, entró en ella, lo reconoció en seguida.

Ken estaba totalmente vendado por todo su cuerpo, apenas sus ojos eran visibles, tenía un yeso en el brazo izquierdo que reposaba sobre una almohada; estaba dormido cuando Leo se colocó a su lado, tomó su mano derecha y aunque quiso contener nuevamente las lágrimas, no lo logró y comenzó a llorar amargamente.

— Lo siento Ken, perdóname ¿sí? Sé que nuestra relación no es la ideal, pero... Que te digo...— hizo una pausa y continuó — Te digo esto, en verdad me sorprendió que me dijeras que me amabas, y no dije nada en ese momento, porque no me dejaste hacerlo, aunque he de admitir que también me encontraba algo confundido... Pero lo que no te dije en ese momento, te lo digo ahora... Te amo, te amo como nunca he amada a nadie en mi vida y te prometo que, si te recuperas, voy hacerte muy feliz... Tienes que prometerme que no vas a dejarme ¿Sí? Tienes que luchar, no puedes dejarme.

Entonces Leo escuchó que Ken le hablaba desde atrás.

— Claro que te prometo que no voy a dejarte. Crees que te dejaría ir tan fácilmente.

Leo volteó extrañado y se dio cuenta que el verdadero Ken se encontraba en la cama de la esquina contraria de la habitación, con solo un collarín y algunos raspones en su rostro, se giró nuevamente para ver a la persona con la que había estado hablando y solo agregó un, recupérate, antes de dar media vuelta y acercarse a donde estaba Ken.

La culpa la tiene Cupido [KEO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora