Capítulo 7

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Mientras tanto en casa de la familia de Ken.

— Pero que gusto más grande me han dado, queridos hijos — dijo con lágrimas en los ojos la madre de Ken.

— ¡Ay! Mamá, si no es para tanto — le contestó Ken mientras la abrazaba.

— Como que no es para tanto, si a ti casi no te veo... — dijo ella, haciendo un puchero con sus abultados labios — y apenas y me hablas.

— Lo siento, ya sabes cómo es el trabajo.

— Pues más te vale que me hables más seguido ¿eh?

— Sí, de acuerdo, lo haré — le respondió Ken volviendo a abrazar a su mamá.

Todo se volvió risas por las conversaciones de viejas anécdotas, mientras degustaban los platillos que su madre había preparado para todos. Más tarde, mientras el papá de Ken jugaba una partida de ajedrez con el hermano mayor de este, su madre lo llamó aparte para hablar con él.

— Kenny bebé — le dijo ella con cariño.

— Mamá, no me digas así, me haces sentir como un niño.

— Pero si para mí siempre vas a ser mi niño, no me importa la edad que tengas.

— Está bien... — dijo él abrazándola nuevamente — ¿para que querías hablarme a solas?

— Para que me digas, ¿Cómo se llama?

— ¿Cómo se llama quién? — dijo él con sorpresa.

— Pues la persona que ha hecho que tengas ese brillo tan especial en los ojos.

— No te entiendo.

— No te hagas. Te conozco, porque soy tu madre, y sé perfectamente que te gusta alguien.

— ¿Pero co...? — dijo él ruborizándose — Está bien, sí, hay alguien.

— Lo sabía, mi instinto maternal nunca me ha fallado. Además del hecho, que no dejabas de ver el teléfono.

Ken le habló de Leo sin decirle claro que era un hombre, solo le contó que hacía un tiempo que se conocían, pero que realmente le interesaba, y que se sentía feliz por haberlo encontrado; y ella por supuesto se alegró mucho, ya que en la vida amorosa de Ken solo había existido otra persona, pero por azares del destino no pudieron estar juntos, y cuando Ken perdió el contacto con ella sufrió mucho. Esa era una de las razones por la cual, no se interesaba sentimentalmente con nadie, ya que no quería ser lastimado nuevamente.

Esa misma noche, cuando Ken ya iba a acostarse, recibió un pequeño mensaje de Leo, donde le decía que le deseaba buenas noches, Ken en cambio le respondió que lo extrañaba mucho y que pronto regresaría para estar con él.

A la mañana siguiente en el desayuno, nuevamente las pláticas de anécdotas no se hicieron esperar, incluso el papá de Ken se le veía contento de tener a todos sus muchachos en casa, se sentía orgulloso de cada uno ellos.

— Por cierto, Kenny a qué no sabes, ¿quién está de regreso en Corea? — dijo de repente su mamá.

— ¿Quién? — preguntó Ken mientras se llevaba una cucharada de arroz a la boca.

— Pues quien va a hacer, JJ — Ken casi se atragantó por la sorpresa, esa era una noticia que no esperaba.

— Y ¿cómo lo sabes? — dijo después de un momento.

— Pues, es que el mes pasado me encontré a su madre en un evento del centro comercial, y ahí me dijo que JJ tenía dos meses de haber regresado de Estados Unidos.

La culpa la tiene Cupido [KEO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora