—Gakushuu, mira a la cámara.— Se escuchó la voz de la madre emocionada y dulce. Completamente diferente al tono frío y enfadado que había utilizado en el anterior vídeo.
Pero para desgracia de ella y como era de esperarse, el niño no le hizo ni el más mínimo caso. Como mucho alzó la cabeza para escucharle, pero no le miró. Una expresión de incomodidad cruzaba su cara mientras volvía a bajar la cabeza y se enfrascaba en lo que estaba haciendo.
Completamente diferente a los vídeos anteriores, el vídeo estaba siendo grabado de noche, con el salón de la casa iluminado, más decorado de lo habitual y un pequeño tumulto y voces de desconocidos detrás de la cámara. Aunque con ver la fecha que se marcaba en una de las esquinas del vídeo, podía adivinarse el por qué ese ambiente tan cambiado y algo festivo.
1 de Enero de 2001. El primer cumpleaños de Gakushuu, además de año nuevo.
Cumpleaños que al parecer los padres había querido celebrar en su casa, con algunos familiares. Algunos mejor recibidos que otros.
Tal vez por ese otro motivo, Gakushuu se encontraba aún despierto, ignorando que estaba sobrepasando su hora de ir a dormir y sentado completamente solo en el suelo del salón con algunos juguetes y otras cosas para entretenerse. Con el montón de gente que había allí, a la que el bebé no conocía del todo bien, que hacían algo de ruido y le habían estado tratando como a un mono de feria el cuál pasarse de mano en mano durante toda la tarde, era normal que el niño no estuviera ni feliz ni animado.
Por lo que en ese momento su madre solo pudo suspirar de exasperación. No le gustaba ver a su hijo tendido en el suelo, con sueño y dibujando con ceras lo que parecía ser un oso panda deforme de color rojo, pero no podía hacer nada, tanto su familia como la de Gakuhou había querido asistir al cumpleaños del pequeño y los padres no podían negárselo a nadie.
Gakuhou mucho menos.
—Solo te digo que deberías utilizar tus talentos para otras cosas más provechosas.— Se escuchó una voz grave acercándose a dónde estaban la madre y el hijo, seguido de unos pasos y la voz de Gakuhou algo seria.
—¿Cosas cómo cuáles? ¿Trabajar en tu empresa?
Cuando la mujer enfocó en el vídeo a Gakuhou y el hombre mayor y canoso que parecía ser el padre de este, ninguno se dio cuenta de ello, pues parecían demasiado enfrascados en su discusión. Detrás de ellos se podían ver a los demás familiares hablando en la cocina y ajenos a la conversación que se estaba llevando a cabo.
—Mi empresa es de renombre, lo sabes. Algún día tendrás que ocupar mi lugar.— Dijo el abuelo de Gakushuu con seriedad y una expresión severa.— Ahora eres padre y marido, no pretenderás mantener a tu familia trabajando en una escuela o invirtiendo en bolsa ¿Verdad?
—Quiero ser profesor.
Fue la simple y llana respuesta que dio Gakuhou.
—¿Profesor? ¿Y de qué te servirá eso?— Replicó el otro hombre al instante.— Desperdicias tus cualidades y talentos al querer utilizarlos solo para enseñar a sumar a un puñado de críos.
—Es más que eso. Se trata de educarles y formarles para el futuro, no solo de enseñar a sumar.
—¿Cómo vas a guiar a las siguientes generaciones si ni siquiera le has enseñado a tu hijo cómo dibujar bien? ¿Estás viendo lo que está haciendo en ese folio? Es un panda rojo, ni siquiera se sabe con exactitud si eso es un panda.
—Gakushuu tiene un año.
—Cuando tú tenías un año ya sabías de qué color eran los pandas, al menos.
