Capítulo 10

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—Papá.

La voz impaciente e infantil de Gakushuu resonaba en el salón, siendo grabada en el vídeo y llamando la atención de su madre, que en ese momento volvía a tener la cámara en su mano.

Al contrario que en otros vídeos, ella estaba callada, mirando la escena con atención y grabando sin intención de decir nada. El salón estaba iluminado por los rayos de sol que se filtraban por las cortinas, los juguetes de Gakushuu estaban tirados por el suelo y la mesa, la cuál en vídeos anteriores había estado limpia y sin nada encima, ahora estaba llena de documentos, carpetas, lápices y bolis, dando a entender que alguien había estado trabajando en este.

Ese alguien sin duda había sido Gakuhou, que para sorpresa de cualquiera, en ese momento estaba tumbado en el sofá, dándole la espalda al mundo y aparentemente durmiendo. Nadie se imaginaría jamás esa escena en su cabeza, la de un Gakuhou echándose una siesta, pero al parecer había estado trabajando demasiado en lo que fueran esos documentos, haciendo que se quedara irremediablemente dormido en el sofá.

Cosa que Gakushuu no podía permitir.

—¡Papi!— Volvió a exclamar el niño con impaciencia.

Justo al lado del sofá y poniéndose de puntillas, Gakushuu intentaba llamar la atención del adulto mientras le reclamaba e intentaba tocar su espalda con una de sus manitas, cosa que no era posible. Al parecer desde que aprendió a andar, tanto el padre como la madre habían estado de acuerdo en poner unos muebles más altos, al menos para evitar que su hijo se subiera a ellos con la misma facilidad con la que lo hacía cuando solo sabía gatear.

Así que como resultado Gakushuu estaba dando saltitos, agarrándose al borde del sofá e intentando subirse a este como podía. Pero sin ningún resultado, cosa que parecía frustrarle muchísimo.

La madre suspiró con pesadez ante todo esto, pero en ningún momento pareció querer ir a ayudar a su hijo a subir al sofá o a despertar a su marido para decirle que el pequeño reclamaba su atención, más bien daba la impresión de que quería quedarse en la entrada del salón grabando aquello, razón por la que no se movió.

—Joo ¡Papá!

El niño siguió quejándose, pero el otro no se movió de su sitio. Gakushuu se enfadaba más a medida que pasaban los segundos, frunciendo más el ceño y empezando a sonrojarse por el esfuerzo y la ira.

Finalmente, en lo que pareció ser una pérdida de paciencia y un arranque de ira, Gakushuu dio un salto más grande que los demás, se agarró mucho más fuerte al borde del sofá y finalmente consiguió apoyar un pie en este. Para su desgracia, a pesar de que había puesto un pie, no tenía la fuerza suficiente como para alzarse a sí mismo y subirse por completo al mueble, por lo que se quedó medio colgando durante unos segundos y después de un quejido, sus pies y sus brazos temblando y un suspiro apenado de la madre tras la cámara, Gakushuu soltó su agarre y se cayó al suelo, haciendo que en el vídeo sonara un golpe sordo y un quejido del bebé.

Pasaron unos segundos en los que Gakushuu se quedó en el suelo, mirando hacia el techo con una expresión seria y asimilando que se había caído del sofá. Y finalmente cuando pareció aceptarlo, se arrodilló tan dignamente como pudo e intentó aguantarse unas pequeñas lágrimas mientras se sobaba la cabeza.

La madre pareció enternecerse hacia esa imagen, ya que había sido testigo del cómo su hijo se había dado uno de los porrazos más grandes de su corta vida. Por un momento pareció que iba a dar un paso para ayudarle, pero el brusco movimiento que hubo en el sofá le distrajo, haciendo que se quedara quieta y mirara con atención.

Gakuhou se había dado la vuelta, abriendo los ojos y mirando a su hijo que estaba justo a su lado, en el suelo y medio sollozando por la caída. Al parecer o había estado despierto todo el tiempo o Gakushuu y su alboroto lo había hecho despertar, pero eso no importó mucho. Menos cuando el hombre suspiró al ver cómo Gakushuu alzaba la cabeza para mirarle.

—¡Papá!— Exclamó el niño con alegría. De un momento a otro parecía que su dolor se había disipado.

—Anda, ven aquí.— Dijo Gakuhou suspirando con pesadez.

Extendiendo sus brazos con rapidez, Gakuhou cogió a Gakushuu de los hombros y lo levantó sin ningún esfuerzo para subirlo al sofá con él. En el proceso, se dio la vuelta de nuevo mientras Gakushuu yacía en sus brazos riendo, quedando finalmente los dos tumbados en el sofá y cerrando los ojos para seguir durmiendo. Gakuhou no dijo nada, solo pareció indiferente ante el hecho de estar abrazando a su hijo como un peluche mientras dormía, mientras que Gakushuu, al ver lo que su padre hacía, no opuso ninguna resistencia y decidió echarse una siesta con él, feliz de que al fin pudiera pasar tiempo con él y de que le hubiera prestado algo con atención.

Durante unos segundos la cámara siguió grabando, mostrando como padre e hijo se dejaban llevar por el sueño y se quedaban allí dormidos, entre los brazos y la comodidad del otro.

Se escuchó un quejido de resignación.

—Bueno.— Murmuró la mujer bajando la cámara y alejándose del salón para dejar dormir a los otros dos.— Creo que podré usar esto como material de chantaje dentro de unos años.

Eso decía, pero más quisiera.

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